No hay que ir a Venezuela. Están aquí, en Gracia, Chamartín, La Viña…
Con la que tienen armada los
populistas en Venezuela y Grecia, resulta común leer comentarios que advierten de lo que nos puede suceder si los de Podemos, ahora Unidos
Podemos, llegaran a gobernar en España. Es muy cierto que en esos dos países
podemos ver el resultado de aplicar las ideas de Iglesias y compañía; pero también es cierto que
a fuerza de repetir el argumento, éste pierde fuerza y además la gente tiene la
mala costumbre de juzgar lo que ocurre lejos de su casa con cierta, no diré
benevolencia, pero si lenidad.
El cerebro humano se defiende relacionando
dos conceptos que nada tienen que ver, distancia y seguridad. Lo de Venezuela
es horrible, pero esto no es Venezuela y desde luego griegos tampoco somos, lo
que parece tranquiliza a muchos, que creen que la distancia al desastre da
seguridad, lo que no es cierto.
¿Qué usted cree que Podemos es lo
mejor que le puede pasar a España y está hasta el gorro de que le hablen de
Maduro y Tsipras? Pues aquí tiene usted, como quien dice a la vuelta de la
esquina, a Ada Colau, Carmena o el alcalde de Cádiz, tres ejemplos que le pondrán
de relieve cómo gobierna esta gente. Tres botones de muestra que no dejan duda
alguna de lo que nos espera si los podemitas tuvieran la ocasión de gobernar
España.
En Barcelona Ada Colau, que en
cuanto tomó el poder colocó a novios, amigos y familia cobrando unos sueldos
astronómicos, tiene a la Ciudad Condal hecha unos zorros, con el comercio pidiendo
agua por señas, las empresas diciendo hasta nunca y la seguridad ciudadana convertida en un
concepto discutible y discutido. La Colau pasó de disfrazarse de heroína de
pastel a alcaldesa y, la democracia es buena pero las urnas no hacen milagros,
no enseñan a administrar unos presupuestos mil millonarios a unas gentes que
jamás supieron cómo llegar a final de mes y así nos luce el pelo.
La anti desahucios, tuvo que desahuciar
a unos okupas en el barrio de Gracia que montaron la mundial. Los Mossos
recibieron órdenes de defenderse y no practicar detenciones, pero llevan los okupas tres
días incendiando literalmente el barrio y la alcaldesa se ha quitado
de en medio. Dice la Colau que lo mejor sería que las asociaciones de vecinos
del barrio de Gracia mediaran en el conflicto. Resulta que los okupas no
quieren “interlocutar” con la Administración y claro si no quieren “interlocutar”
– el palabro da medida de la formación intelectual de la alcaldesa - con ella,
pues tal día hizo un año y lo que toca es que sean los vecinos lo que arreglen
el desaguisado.
Todo un ejemplo de la eficacia, sentido de la responsabilidad y rigor
de los populistas en el gobierno municipal, la alcaldesa en plan unamuniano ha
exclamado “qué interlocuten ellos” y se ha fumado un puro o a lo peor un trócolo, para
calmar los nervios.
¿Y en Madrid? Encantados. La
alcaldesa que montó una Cabalgata de los Reyes Magos que recordaba a la del
Orgullo Gay, se ha inventado un nuevo concepto “el urbanismo de la gente” y se
ha cargado entre otras la Operación Chamartín, que había aprobado el ayuntamiento madrileño
en la pasada legislatura. Los vecinos que estaban medio callados ocupados en
encontrar a alguien que les explicara el “conceto” que diría Pepiño Blanco, han
roto en fieras cabreadas, cuando el Ministerio de Fomento ha publicado la misiva
que mandó a Carmena explicándole que la alcaldada de Chamartín le iba a costar
al bolsillo del vecino de Madrid 700 millones de euros que ya se había gastado
ese ministerio y que iban a reclamar por vía judicial.
La alcaldesa todavía no ha dicho
nada, porque descansaba tras echar de Madrid a un chino que decía que quería
invertir una pasta gansa y que pinchó en hueso porque para estas cosas Carmena
es muy suya y alguien le oyó decir ¡A mi edad y me vienen con cuentos chinos! Wang Jianlin, el
multimillonario chino que vio con estupor como le cerraban las puertas a una inversión
que garantizaba 150.000 puestos de trabajo, simple y llanamente porque los de
Carmena no estaban dispuestos a aceptar algo que hubiera hecho Botella, se fue
de este país jurando en arameo antiguo.
Mientras, Madrid está llena de
basura, con una circulación caótica, la fiscalidad municipal al alza, la seguridad ciudadana a niveles de Chicago
años veinte y todos felices y contentos, porque resulta una gozada que por fin
gobierne esta gente nueva que, como en Barcelona, lo primero que hicieron fue
subirse los sueldos y colocar a familiares,
amigos, novios y amantes en la administración pública, que hay concejala de
Madrid que tiene a papá y mamá cobrando de los bolsillos del contribuyente y
eso es una ventaja notable para vivir mejor… Vivir mejor ellos, claro que han
dejado a la “casta” en pañales.
De Cádiz para qué vamos a hablar,
tiene el alcalde a los municipales que se lo quieren comer por los pies; a
los municipales, a la oposición y a casi todo el mundo porque el resumen de su actuación lo deja claro el
titular de un periódico. “Polémicas inexistentes, proyectos paralizados,
ciudadanos esperando a Kichi para pedirle ayuda, fin de la publicidad
institucional en los paneles LED, acusaciones de enchufismo… etc., etc."
Así que olvídense de Maduro o
Tsipras, los tenemos aquí, bien cerca, observen lo que sucede, apliquen eso de "cuando las palabras contradicen a los hechos, me quedo con los hechos” y
sabrán qué les espera con Pablo Iglesias gobernando. Y que no se excusen con
que en el gobierno sería otra cosa, que la que iba para ministra de Justicia,
lo ha tenido que dejar, porque el Supremo la va a “empapelar” y el “prestigioso”
militar futuro ministro de Defensa se ha declarado pacifista y
antimilitarista, así que los aspirantes a ministros, son iguales que el resto de populistas.
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