Sé que lo de poner motes está muy
feo, pero francamente me importa un pito.
Llamé una vez a Pedro Sánchez, “Pedro I
El Mendicante” y los hechos me demuestran que el mote le viene al pelo, al
menos hasta que le sea de aplicación el de Pedro I “El Breve”, cuando sus
barones ajusten con él las cuentas que llevan tiempo pendientes.
Resulta difícil comprender como
un individuo tan prepotente pueda pasarse la vida, solicitando genuflexo favores
a todo el mundo. Empezó con aquella visita al Comisario de Economía de la UE,
Pierre Moscovici, con la intención de que éste rebajara las exigencias europeas
sobre el déficit español, para así cuadrar las cifras de su programa electoral,
Moscovici, socialista él, le dio un no rotundo.
Luego
fue la visita a Bruselas para pedirle a Alexis Tsipras, líder de Syrizas, que
convenciera a Pablo Iglesias para que lo apoyara en su afán por ser presidente, otro no.
Hubo otras, pero por hablar de las más notorias, recordemos aquella comida secreta
con el líder de ERC, Oriol Junqueras, al que suplicó inútilmente el voto de sus
diputados en Madrid, con la infame promesa de que tras ser presidente ya
hablarían de lo de la independencia de Cataluña.
De los ruegos, miradas tiernas,
sonrisas insinuantes, caídas de ojos, guiños varios y súplicas apasionadas que
dirigió a Pablo Iglesias durante los pasados meses, para qué vamos a hablar. Creímos que tras su fracaso, no volveríamos a ver a Pedro arrastrarse
ante nadie pero nos equivocamos, le quedaba Ada Colau, con la que
mantuvo una entrevista recientemente, aunque Ferraz negara su celebración.
Ayer el “El Confidencial Digital” titulaba la
noticia: “Los socialistas entrarán en el
gobierno de Ada Colau” y con su acostumbrada claridad subtitulaba para que
no cupiera duda alguna “Pedro Sánchez
autoriza la alianza en el Ayuntamiento de Barcelona para debilitar a Pablo
Iglesias. El PSC da por seguras las carteras de Empleo y Cultura”. La
noticia de El Confidencial deja dos cosas bien claras, en primer lugar que la
reunión entre Colau y Sánchez existió y la otra es que si algún optimista, como es mi caso, pensaba que ya no vería a Pedro Sánchez rogando apoyo a
cualquiera que se le pusiera a tiro, estaba equivocado.
A mucho votante del PSOE la
noticia se le habrá atragantado, se trata de entrar en el gobierno de Ada
Colau, que como todo el mundo sabe, menos Sánchez, es partidaria de llevar a
cabo el dichoso referéndum secesionista, sumen ustedes que la alcaldesa de Barcelona está
apoyada por el grupo filo batasuno de la CUP y ya me contarán ustedes para qué
diablos sirven las dichosas líneas rojas.
No es que lo diga yo, lo dijo la
propia Colau, que refiriéndose a la independencia de Cataluña, manifestó en la
SER, "Este gobierno municipal
siempre estará al lado de lo que democráticamente decidan los vecinos de la
ciudad y el pueblo de Cataluña, sea en estas elecciones, en un referéndum, o en
cualquier cita democrática que se plantee".
Decía hace bien poco que los
partidos modulan los mensajes, ni Ciudadanos ni el PSOE quieren hablar de
pactos postelectorales, porque no les conviene, pero Sánchez busca en la periferia pactos que le protejan del acuerdo entre IU y Podemos. Tampoco hablan de vetos porque a Albert Rivera le consta que tanto si veta al
PP, como si se presenta con ese veto light de “con el PP sí, pero sin Rajoy”, va
a perder votos a mansalva.
Lo de Ciudadanos me sorprende, resulta que hay
quien sostiene que si un ciudadano vota a Rivera, lo hace a sabiendas de que
con su voto Albert puede apoyar al PSOE, al PP o al que le convenga y esa suerte
de ruleta rusa o de voluntad de transformar el voto a un partido y a un programa
electoral, en un cheque en blanco a favor del líder carismático de inmarcesible figura, es
lo mejor de lo mejor.
Cada uno con su afán, Pedro Sánchez
que se las ve venir, sabe que en política
uno más uno, no suman siempre dos, pero pueden sumar tres. Tras el pacto
IU-Podemos busca el apoyo de En Comú Podem, para después de las elecciones. Lo
mismo hace Iglesias con Bildu en Navarra, dice Iglesias que él no pactaría con
esa gente, pero los podemitas navarros dicen que sí, así que será sí. Y la
Colau en Cataluña, dispuesta a competir con ERC, necesita apoyos a su
izquierda, la CUP y a su derecha, el PSOE.
De lo del paro, la deuda, el
déficit, la sanidad, el PIB, la educación y esas cosas, nada de nada. Será que
no les preocupan.
La "basura" ha llegado también a la Política. Es mucho más fácil usar frivolidades que gobernar.
ResponderEliminarEs más que claro que la ultimas cosas no les interesan a estos trepa, prefiero "lo malo conocido que lo menos bueno por conocer", los pactos son de cobardes, que usan la credulidad que han dado sus votantes para hacer lo que les da la gana a ellos.
ResponderEliminarC.l Francisco José.