La empanada nacional
A veces uno se detiene, respira
profundamente, mira a su alrededor y advierte que es muy cierto aquello de que
los árboles no dejan ver el bosque. Viene esta, me parece que no llega a
reflexión, pero podría llamarla así, a cuenta de que hoy he reparado que - víctima,
como todos los españoles, de una legislatura en la que la oposición se dedicó simple
y llanamente a hacer campaña electoral, a la que hay que sumar la que
reglamentariamente apechugamos a cuenta de las elecciones del 20D
y la que nos toca soportar con paciencia franciscana desde el día posterior a esas elecciones hasta el 25J machacándonos con otra campaña
interminable - nos tienen absolutamente
intoxicados e incapaces ya de saber dónde tenemos la mano derecha, lo que al
menos en mi caso resulta un fenómeno incomprensible.
No encuentro otra explicación
cuando uno, que no aprende ni a palos, sigue estudiando las cifras que nos
ofrecen al por mayor, los medios de comunicación y los partidos políticos y topa
de frente con que el 32,4% de los votantes todavía no tienen decidido a quién van
a votar. Y uno no puede por menos que preguntarse, qué diablos necesitan ese 32,4%
de ciudadanos, que tras casi cinco años de campaña, encuestas, declaraciones,
ruedas de prensa, tertulias y entrevistas, todavía no saben quién quieren que
gobierne España.
A lo peor a cuenta de esa duda existencial vamos a precisar de
tres o cuatro elecciones más para poder conformar un gobierno digno de tal
nombre. Y no crean que exagero, sólo hay que estudiar lo que sucedió en aquella
Italia que tornó en ingobernable a cuenta de un parlamento que “gozaba” de las
excelsas ventajas del pluripartidismo.
Comprendo que haya mucho
conciudadano al que lo tengan loco perdido con la inundación de datos y
opiniones, pero a mí que me gustan las cosas claras, tengo que decir que
estamos sufriendo una empanada mental de un calibre tal, que sólo puede
anunciar desastre.
Como ya he dicho un 32,4%
de la parroquia sigue sin saber por dónde le da el aire, pero hay cifras que
ponen los pelos de punta, el 3,7% de los votantes de Podemos, vuelven a casa
por Navidad el 26J y votarán al PP. Qué hacía esa gente votando a Podemos, es
un misterio que me río yo de lo de la
cuadratura del círculo.
Pero si uno lee, que a lo peor
ahí está el problema, se entera que sólo uno de cada diez votantes de Unidos
Podemos se considera socialdemócrata y cuando empiezas a tranquilizarte y a recobrar la fe en la sabiduría electoral de los votantes españoles, como una
pedrada en un ojo te encuentras con una cifra que pone los pelos de punta, el
32% de los simpatizantes de Unidos Podemos se consideran centristas y
claro uno torna a la desesperanza, porque saber qué coño se le ha perdido a un
centrista en una coalición electoral formada por leninistas, pasados por el
socialismo bolivariano y comunistas, me parece tan difícil de comprender como lo
del principio de incertidumbre.
¡Con lo sencillas que están las
cosas! salvo milagro en Ferraz sólo pueden acceder a gobernar este país Rajoy o
Iglesias, en principio no hay más candidatos que puedan aspirar a conformar un
gobierno, ni Pedro Sánchez ni Albert Rivera tienen posibilidades de alcanzar
una investidura, han quedado para partidos bisagras, por mucho que les duela a
los de la zurda progresista del PSOE.
Por tanto si uno utiliza el
sentido común y entiende que la democracia se inventó para que gobernaran los
que tuvieran más votos y no para castigar a Rajoy, demostrar que uno es muy
digno votando a partidos residuales, intentar ganar la Guerra Civil o demostrar
que uno odia la corrupción, como si ésta no atañera a PSOE, PP, IU, Podemos y
también a C,s, se lo han dejado botando o si prefieren el billar, se las han colocado
cómo se las ponían a Fernando VII.
Hay que elegir entre Mariano Rajoy
o Pablo Iglesias y eso sí que es muy español, tan español es, que debiera ser
obligatorio en España que todos los niños y niñas llevarán de segundo nombre
Maniqueo, eso lo entendemos perfectamente desde siempre. ¿Qué así volvemos al bipartidismo? No
teman, el populismo si no toca poder se desvanece y no lo ha hecho ya porque los
zoquetes del PSOE les dio el aire que necesitaban, cuando pactó con ellos en
alcaldías, diputaciones y CC.AA.
Así que, háganme caso, que no les
coman el coco, hay que elegir entre el PP y Podemos, entre Rajoy y Pablo
Iglesias, no me dirán que no es más sencillo ¿aunque da un poco de cosa verdad?
Claro, es lo que se le llama sentido de la responsabilidad y pesa..
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