Decía no sé quién pero estoy de
acuerdo con él, que la vida no acostumbra a dar alegrías completas. Ya saben aquello
de que cuando una puerta se cierra, otra se abre; pero visto desde el punto de
vista negativo, cuando una puerta se abre, otra se cierra automáticamente, así es la vida.
Pudiera ser el caso de Albert
Rivera que tras el 2OD parecía se había hecho el amo de la situación y era el director del circo de tres pistas en
el que se convirtió el escenario post electoral entre los aplausos
de sus votantes. Claro está que entre la militancia de los partidos abundan
aquellos que confunden sus deseos con la realidad y no hay ejercicio más sencillo
de llevar a cabo que retorcer lo que sucede para que a uno le cuadren sus
particulares expectativas.
In illo témpore Albert Rivera era
el elegido, estaba en una operación que podía llevarle a la presidencia del
gobierno. Le sobraban los patrocinios, el poder empresarial, financiero y
mediático le apoyaba entusiasmado, por fin aparecía una figura capaz de liderar
el centro derecha español. Unan ustedes a eso la antipatía que esos poderes sentían por Mariano Rajoy, al que nunca han considerado uno de los suyos y del que
siempre han sospechado que no les tiene el respeto que ellos creen merecer y el resultado suponía que todo iba fantásticamente bien para el líder de C,s.
La
realidad se encargó de demostrar que no había para tanto. Tras las elecciones del 20D Albert Rivera se
soltó el pelo y creyó que era el líder natural que iba a salvar a España y no
un producto de la mercadotecnia y vino lo del pacto con el PSOE, el veto a
Rajoy, el intento de pacto con los de Podemos y el 26J.
En aquella aciaga noche electoral, se impuso la realidad y sufrió un correctivo que no supo aceptar, le
pudo el infantilismo y en lugar de cuantificar las pérdidas y anunciar el
análisis correspondiente, se largó un mitin infumable en el que culpó a la ley
electoral de su desgracia, lo que resultaba una evidente estupidez, porque reconociendo
que la ley electoral es manifiestamente mejorable, habrá que considerar que seis
meses antes, con esa misma ley, había conseguido 400.000 votos y 8 diputados más. Ofreció excusas de mal pagador, siendo incapaz de hacer frente a su derrota personal.
Personal porque Ciudadanos se ha
empeñado en ser un partido personalista, una apuesta arriesgada basada en la
imagen de su líder. Ahora las cosas le van mal, no es que lo diga yo, lo dicen los que lo
auparon cuando empezó, lo dicen los intelectuales que conformaron la ideología
de su partido, eso es malo, pero siéndolo no es lo peor, desde el 27J, día en el que volvió al mantra
de “Rajoy no”, perdió el apoyo de ese poder financiero, empresarial y mediático
que lo había apoyado y que necesita la estabilidad que sólo podía darle Mariano
Rajoy.
En una reunión discreta llevada a
cabo para analizar la situación, algunos de los representantes de esos poderes expresaron su
indignación por el veto a Rajoy: “Insistir en que Rajoy no es digno, es un
insulto a sus votantes”, no aceptan la postura de Rivera que calificaron
de “pataleta infantil”. Entienden que necesitamos un gobierno estable y exigen
que Rivera se baje del burro y admita el diálogo con el vencedor de las elecciones.
Dice exactamente lo mismo un núcleo importante de su propio partido, que
cree que Rivera se equivoca en su negativa a permitir un gobierno de Rajoy.
Opinan que si quiere reformar España, debe negociar con Rajoy esas
reformas y ponerlas en marcha desde el gobierno. Temen y razón no les falta,
que de ir a otras elecciones Ciudadanos se convierta en una fuerza política
residual.
Sin embargo sorprende lo bien
que le van las cosas a Ciudadanos en el aspecto financiero. Están tan bien de
dinero, que no han querido solicitar una de las subvenciones que el Ministerio
de Asuntos Exteriores concede a las
Fundaciones de los partidos políticos y que les hubiera proporcionado más de 100.000 euros. Será que les sobra el dinero o a lo peor no quieren que se husmee en sus
cuentas.
Me alegro por ellos; las penas con pan son menos y hacer frente al fracaso electoral, empeñado
hasta las cejas como el resto de los partidos, debe ser un trago muy amargo. No
sé yo si Rivera habrá ido a la mili, supongo que no, si lo hubiera hecho sabría
que no es prudente llamar la atención o sobresalir. Sorprende la falta de
interés por las subvenciones en Ciudadanos, a mí, a usted y a la vecina del
tercero primera, lo malo será si llama la atención de la Agencia Tributaria, a la que los casos raros le acostumbran a interesar.
Lo que es la vida, a Albert Rivera
le sobra la pasta, pero sus apoyos se baten en retirada ordenadamente. Mal asunto
para los naranjitos.
Mi opinión personal es que el señor Albert Rivera iba muy bien como líder de Ciudadanos hasta que metió la pata hasta el fondo.
ResponderEliminarLo de la Ley electoral fue también en las elecciones del 20 de diciembre del pasado año y habrá que cambiarla a la mayor brevedad posible.
Lo que no es de recibo para mi es que el señor Albert Rivera se metiera antes de las elecciones con el señor Mariano Rajoy, a no querer pactar con el PP pero sin el señor Rajoy.
A veces los políticos cometen grandes fallos imperdonables. Hay un dicho que dice que con Boca Cerrada estarías mejor.
Señor don. Albert Rivera, ha perdido usted la oportunidad de su vida. El Tren no pasa dos veces por el mismo sitio. Que le sirva esto de lección para las próximas elecciones, después de las elecciones pacte usted con quien quiera y como quiera.