En el PSOE andan preocupados para
qué nos vamos a engañar, se han esforzado en quitar de en
medio a su Secretario General, “para evitarle el desgaste” según la versión
oficial, aunque me parece que les convenía atemperar los nervios y
la mejor manera para tener calma, analizar la situación y tomar las
medidas oportunas, era que Pedro Sánchez estuviera callado.
Pero a pesar del esfuerzo, Pedro Sánchez ha hablado a través de filtraciones o por boca de
sus palmeros y así no hay manera de hacer las cosas. Puedo comprender que el
PSOE se oponga en su conjunto a apoyar con sus votos la investidura de Rajoy,
pero también tengo muy claro que el partido socialista no puede bloquear el
gobierno del PP, porque de ir a otras elecciones, el resultado que obtendrían
sería muchísimo peor que el que han cosechado el 26J.
Tendrán que abstenerse
parcialmente para asegurar la investidura de Rajoy, pero si con esa maniobra persiguen conseguir un gobierno débil que sea incapaz de gobernar, se equivocan. Es
muy cierto que las urnas han mandado al PSOE a la oposición, pero si realmente
quieren recobrar el peso específico que en España ha tenido su partido a lo largo de la democracia, necesitan una
legislatura que les permitiría renovarse, solucionar los problemas internos que
les acosan y buscar un secretario general de garantía.
Una legislatura larga les
permitiría acometer su “reconstrucción”, a la vez que posibilitaría el
debilitamiento de los de Podemos; cuatro
años en la oposición serían largos para el PSOE, pero resultarán eternos para los
populistas, que sin tocar poder se las van a ver y desear para llegar a las
siguientes elecciones con capacidad para disputarlas.
El PSOE tiene problemas muy
serios a nivel nacional y en Andalucía, Extremadura,
Castilla La Mancha, Galicia, Asturias, Aragón y Cataluña. Problemas de etiología
diversa que urge resolver; gracias a Pedro Sánchez se ha creado una fractura
entre la militancia y el aparato del partido que a cada día que pasa aumenta y
eso en Ferraz no lo pueden permitir, como tampoco pueden correr el riesgo de
convocar un Congreso deprisa y corriendo y volver a cometer un error en la
elección de su secretario general.
Deberían ir a la oposición, pero
con unos acuerdos firmados con el PP que garantizaran el apoyo conjunto a la
solución de los problemas que no admiten espera, entre los que se encuentran,
por hablar de algo que le guste a Pedro Sánchez, la reforma de la Constitución
y además la reforma de la Ley Electoral, Pensiones, Educación, Empleo, que
necesitan para su solución de unas mayorías parlamentarias que sólo PP y PSOE juntos pueden
garantizar.
En la oposición sí, para
controlar el proceso de cambios acordado entre los dos partidos y prestando
el apoyo parlamentario necesario para solucionar los “asuntos de estado”, lo
que le devolvería la imagen de partido serio, dispuesto a poner en marcha los
resortes necesarios para servir al interés general de los españoles, dispuesto
a sacrificarse. A su
izquierda los populistas seguirían en esa oposición trufada de ocurrencias y
gestos que se iría agotando en la inanidad de su proyecto.
Claro que en el PSOE hay mucho
totorota (1) con galones, que siguen empeñados en apostar por aquello del “no,
es no”. Ahí está, sin ir más lejos, Óscar López, ese genio del análisis
político, experto en la “Antropología y sus efectos en la política de pactos”
que afirma que en España no puede haber un pacto de gran coalición, porque no
lo ha habido nunca. Un argumento cuya paupérrima categoría intelectual
sorprende, aunque venga de D. Óscar, que por lo visto no se ha enterado que en
este mundo traidor las cosas cambian muy rápido y que hay que evolucionar ante
los cambios o mejor tenerlos previstos, si uno sabe de qué van las cosas.
Dice López: Nunca ha habido en
España un pacto como el que propone Rajoy y por tanto eso convierte en
imposible la propuesta. No es necesario ir a Harvard para saber que “a grandes
males, grandes remedios” y conociendo el pensamiento, la paráfrasis está
servida “a nuevos males, nuevos remedios”. En todo caso le convendría a Óscar López dar
un repaso a sus conocimientos de
Historia Europea Contemporánea, que de tenerlos, cosa que dudo, los tiene muy
oxidados.
Como entiendo que tampoco hay que
pedirle peras al olmo, lo suyo sería que un coleguita le ponga un vídeo de una
película yanqui, en la que salgan marines y así se evita el rollo de leer
tratados de Historia y extraer las deducciones correspondientes. En cuanto vea
y oiga a Clint Eastwood explicando a sus reclutas lo de “nos adaptamos y
vencemos” puede que entienda que el escenario político ha cambiado muchísimo y
que las recetas antiguas no sirven, pero igual una que no se haya probado
nunca, da con la solución.
Hay quienes aportan otro recurso
para solucionar los problemas del partido socialista. Dicen las malas lenguas
que alguien muy próximo a Pedro Sánchez, tras analizar en profundidad la evolución
del PP y su presidente Mariano Rajoy, del que se han pasado los últimos cuatro
años, explicando a los españoles que es un vago que lo único que hace es leer
el “Marca” y que a pesar de ello les ha dado dos repasos monumentales, ha
decidido suscribir a su secretario general a la publicación deportiva, por si
lo del Marca sea la solución y no el problema, que nunca se sabe.
Así igual aciertan.
(1) Academia Canaria de la Lengua
totorota.
1. adj. Dicho de
una persona, atontado, abobado. U. t. c. s.
2. f. Cabeza de
las personas. Hay que usar esa totorota: piensa un poco antes de responder.
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