Conforme pasan los días y nos
acercamos a la fecha en la que los socialistas, si no deciden apoyar a Rajoy en su
investidura, tendrán que tomar la senda que les lleve al desastre electoral, está claro que el PSOE víctima de su
esquizofrenia endógena, es absolutamente incapaz de tomar una decisión, más
allá de esa tontería de las once ausencias programadas, “abstención técnica” le
llaman algunos; aunque lo más decente sería apellidar a esa propuesta como lo
que es, es decir una chapuza vergonzosa indigna de un partido serio de implantación nacional.
En la gestora cunde el desánimo, hasta en Andalucía parece que importantes agrupaciones locales, como
pueden ser las de Dos Hermanas o Alcalá
de Guadaira exigen la convocatoria de un Congreso exprés y mantener el no a
Mariano Rajoy. Y si ni siquiera Susana Díaz es dueña de su territorio, es que las
cosas pintan mal tirando a peor.
Javier Fernández se dedica a explicar a quién
quiere escucharle - aunque los oyentes escasean - que hay que buscar una solución, porque el PSOE no
puede permitirse ir a unas terceras elecciones.
Muchos eran de la opinión que el
PSOE sabiendo lo que se juega, no iba a arriesgarse,
entendían que finalmente se impondría la razón y ante
el evidente fracaso electoral optarían por una abstención, no técnica, ni táctica,
se abstendrían en defensa propia y por salvar los muebles.
Naturalmente Ferraz lanzaría el mensaje de que el PSOE llevado de su sentido de estado y
acendrado patriotismo se abstenía por sacar a España del atolladero, que conviene
no olvidar, organizaron los hijos de Ferraz y que sacrificaban sus legítimos intereses por beneficiar al interés general de la
nación.
Parece que la razón y el
socialismo se llevan fatal al menos por ahora. La militancia del PSOE está en
su inmensa mayoría, por continuar manteniendo el “No, es no”; entre sus
votantes parece que empieza a permear el mensaje de la Gestora sobre el mal
menor, un 56% de los votantes socialistas opinan que al PSOE le conviene
abstenerse para evitar otro desastre electoral, pero si se les
pregunta que preferirían ellos a título personal, surge potente la
esquizofrenia, un 47% de los votantes socialistas considera que lo más
importante sería evitar unas nuevas elecciones, frente a un 49% que opina que
lo prioritario es bloquear un gobierno de Mariano Rajoy.
Y no será porque las cifras de
las encuestas sobre intención de voto, den alguna esperanza a los socialistas, la
verdad es que el panorama es para echarse a temblar. En esas elecciones el PP obtendría un 37,8%
de los votos en litigio, el PSOE se tendría que conformar con un triste 18%,
mientras que los de UP subirían hasta un 22%, con lo que el sorpasso está
garantizado en votos y en escaños y los de C,s seguirían palmando como es costumbre, con un paupérrimo
11,6%.
Claro que los que dicen entender
de estas cosas ya están vendiendo parches de esos que sirven para colocarlos
antes que la herida y explican que estas cifras se deberían al aumento de la
abstención, pero sea por la abstención, el anticiclón de las Azores o por el
retraso en desencadenamiento de la berrea, lo que está más que claro,
cristalino, es que el batacazo del PSOE sería impresionante.
Así que ahí tienen a las “cabezas
pensantes” del PSOE vendiendo la inaceptable “abstención técnica” la de las
once ausencias. Como es el caso del Fred Astaire del socialismo catalán, que tras revalidar su título anda explicando entre allongés, battement tendus y sautés,
que mantener el “No, es no” es positivo para los socialistas porque les permite
“ser coherentes con su posición política y eso es bueno”; pero que la “abstención técnica” les
permitiría “mantener la coherencia y evitar agravar la crisis interna”, aunque
entiende que cualquier solución debe ser consultada con la militancia.
Parece difícil si aplicamos el
sentido común, cuestión que parece resulta absolutamente imposible a los
dirigentes socialistas, aceptar que un “Sí, pero no” tan descarnado y clamoroso
pueda ser aceptado como solución válida para un asunto tan difícil.
Tengo por seguro
que lo de los “once de la fama” no es más que una maniobra tendente a
justificar al PSOE, que afirmaría que ellos habrían cumplido con su obligación y si
la propuesta no fuera aceptada por el PP, como sería lo lógico y sobre todo lo
más prudente, las terminales mediáticas de la izquierda se lanzarían de
inmediato a culpar a Mariano Rajoy de ir a terceras elecciones buscando su
beneficio e ignorando el interés general de los españoles, porque así de
cínicos son los zurdos y hacen bien, porque sus infumables mensajes son
aceptados mansamente por muchos y así vamos como vamos.
Así que ya saben, pasteleo
infecto y defensa de los intereses partidistas por encima de cualquier otra
cuestión.
Esa es la verdad, cuenten lo que cuenten desde Ferraz.
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