Visto lo sucedido con la perspectiva que da el tiempo, lo que nos sucedió allí aquel día resulta entretenido y en ocasiones hasta gracioso. Puedo entenderlo porque a mí me pasa lo mismo, pero lo cierto es que en vivo y en directo las pasamos canutas. Espero que la lectura de esta entrega les anime a adquirir el libro. Si así fuera les basta con clicar en la imagen de la publicación que se encuentra en la columna a la derecha del texto, exactamente donde dice "Compra Legionario en Bosnia 1993, aquí" el enlace los llevará hasta la página que les permitirá comprarlo en Amazon.
"...Lentamente la columna salió de
Mostar y tomó la carretera que nos llevaría a Jablanica, lugar en el que se
suponía recogeríamos los doscientos refugiados croatas para llevarlos hasta
Mostar. A la cabeza del convoy iba el Nissan del comandante de Estado Mayor que
dirigía la “operación”, así al menos la llamaba él. Corrigió a través de la
radio que le habíamos prestado, la velocidad del convoy que le parecía se movía
demasiado lentamente y mandó acortar las
distancias de seguridad entre vehículos.
No es que fuera cómodo soportar
su continua utilización de la radio, hay gente que como coja un micro no puede evitar saturar
las frecuencias pero tampoco valía la pena sufrir demasiado por ello. Cuando
todavía no habíamos llegado a Potoci el ANPRC77 que utilizaba tan profusamente
el comandante empezó a dar problemas, se le escuchaba con dificultad, tenía
interferencias y se cortaba el audio muy frecuentemente. Miré a Guerra, que se
encogió de hombros, no sabíamos que pasaba, pero rogué al cielo para que los
fallos que se iban encadenando cada vez
con más frecuencia, fuera una de esas cosas transitorias que a veces
ocurren con las transmisiones y que tal como vienen, se van.
Pero no llevábamos ni nueve
kilómetros recorridos cuando la frecuencia quedó muda, a menos de cincuenta
metros vi cómo se encendían las luces de freno del Nissan y avisé a Morales
para que estuviera atento. El vehículo se detuvo, el comandante descendió y me
hizo señales con los brazos para que me detuviera, definitivamente se había
quedado sin transmisiones. Maldije mi suerte, las cosas ya iban mal y ahora con
lo de la maldita radio seguro que el humor de mi jefe accidental no iba a
mejorar lo más mínimo.
Detuvimos el BMR y como él seguía
al pie de su Nissan mirando hacia el blindado con cara de pocos amigos, decidí
bajar y ver qué era lo que sucedía. Le dije al 1º Guerra que se quedara en el
blindado y que me mandara a un legionario. Rápidamente me acerqué al Nissan.
― A la orden mi comandante ¿qué
es lo que sucede?
― Que la radio que me has dado no
funciona, me ha dado problemas desde el principio y por fin se ha parado, ni
emite, ni recibe.
Oí como el soldado que conducía
el Nissan decía ― Seguro que la pila se
ha agotado ―
Es lo que pasa con los soldados
que tratan con los mandos - sean conductores, operadores de radio,
administrativos o cualquier otra cosa que les haga convivir próximos a los
jefes - al final no saben cuál es su
lugar, cuando deben abrir la boca y cuando
deben guardar silencio. Lo miré, tenía cara de listo. Seguro que era el más
inteligente de su clase, igual era el más espabilado de su unidad y muy
probablemente fuera el más listo del Nissan, pero no tenía ni puñetera idea de
lo que estaba hablando.
― Mi comandante, llevaba usted
una pila nueva de paquete. Ese 77 funcionaba perfectamente, vamos a ver qué es
lo que le puede haber pasado.
Miré a mí derecha― Ascanio, si el
conductor puede, que baje el 77 del
Nissan
Lo he dicho hace un momento,
tenía cara de listo y lo era, me entendió a la perfección y en unos segundos
estaba pie a tierra y bajaba la emisora por la puerta del pasajero.
Comprobé la frecuencia y la
conexión del microteléfono, por ahí no había problemas, pero el aparato estaba
muerto, no se oía ni ruido de fondo.
Se me estaba ocurriendo una cosa,
pero no me la quería creer― Mi comandante
¿Cuándo ha fallado el 77, le ha quitado usted la antena?
― No ni siquiera se la habíamos
puesto, enlazaba perfectamente sin ella. Algo le ha pasado, seguramente estaba
averiado.
Metí la mano en la bolsa de
respeto y saqué la base de antena.
― Mi comandante, me dice usted
que no le han puesto la antena y esto ―
le enseñe la base ― ¿tampoco se lo han puesto?
El de Estado Mayor se estaba
empezando a cabrear, supongo que pensaba que lo estaba interrogando
gratuitamente y eso de que un teniente hiciera preguntas incómodas no debía
venir reflejado en su particular manual. Respondió tajante.
― Ya te he dicho que no, tal como
me lo diste lo puse en marcha y no he tocado nada más, empezó a dar problemas
enseguida y al final se ha parado.
Respiré dos o tres veces antes de
continuar, le eché una mirada mortal de necesidad a Ascanio, que en silencio se
estaba gozando la charla y al que se le
escapaba una sonrisita de cachondeo que no podía permitir. Cuando Ascanio
volvió a poner la cara de póquer que el manual señala, debe adoptar cualquier
subordinado que accidentalmente es testigo de una charla entre dos superiores, uno de los cuales se va a
llevar un corte monumental, le dije a mi comandante con toda la calma que pude
recabar.
― Mi comandante ha quemado usted
el 77.
― ¿Qué dices?, ¡cómo va a ser
eso! ― exclamó ya con mala leche declarada.
― Mire usted mi comandante, si
usted pone el 77 en marcha sin la base de antena y lo utiliza, se quema el
aparato. No me pregunte cómo funciona el mecanismo, pero siempre hay que poner
la base de la antena, roscarla sin forzar hasta el tope y tras ello puede usted
hablar lo que quiera. Porque el extremo de la rosca hace contacto con una pieza
del interior, creo que esférica, que asegura que no suceda lo que ha pasado.
Me miró con expresión de cálculo, creo que
pensaba que lo estaba engañando ― Es la primera vez que escucho eso que me
estás contando.
Yo estaba muy cabreado, el
comandante se había cargado mi 77 al que cuidábamos con mimo exquisito porque
sabíamos que si lo teníamos que utilizar, sería porque las circunstancias nos
habrían obligado a echar pie a tierra y en un momento de apuro es fundamental
tener enlace. Ahora le tendría que dar otro 77 y ya la sección se queda lista
de papeles, sin transmisiones con un único ANPRC operativo y encima el jubiloso
padre de la criatura me miraba como si le estuviera intentando colar una
milonga.
Sin que pudiera remediarlo,
aunque tampoco es que me empeñara demasiado en poner remedio, se me calentó la
boca y le espeté ― Claro mi comandante, cuando explicaron eso en la Academia
usted debía estar de cuartelero de wáteres ― me arrepentí en cuanto solté la
frase. Se hizo un silencio absoluto, todos los presentes, el listillo del
conductor, Ascanio, el comandante y yo mismo estábamos francamente incómodos.
Como el asunto ya no tenía
solución, me dediqué a hacer lo que debía hacer. Le ordené a Ascanio que se
acercara hasta el 1º Arienza y le pidiera su ANPRC77; mientras se lo decía
percibí un movimiento en la carretera y cuando me volví, vi al cabo Cisneros
que venía al trote con el 77 en la mano y una sonrisa de oreja a oreja. Me
asombró la capacidad que tenían mis cabos 1º para anticiparse a mis órdenes.
Tenía que poner aquello en
marcha, ya tendría tiempo después para asombrarme todo lo que quisiera. Le
di a Ascanio el 77 que había cantado las diez de últimas
hacía unos minutos y le ordené que se fuera al blindado y se quedara allá.
Llegó Cisneros, coloqué la base de antena al 77 lo puse en marcha y comprobé su
funcionamiento. El Mercurio me dijo que se me oía alto y claro, comprobé que
llevaba una pila de repuesto nueva de paquete, como todas las que teníamos en
la sección – algún día explicaré cómo las conseguíamos - y
tal como estaba se lo di al conductor del comandante, que se apresuró a
quitármelo de las manos.
El comandante me miró fijamente
en silencio, pero entendí perfectamente el mensaje que me estaba mandando. Cuando esto acabe, te vas a enterar de lo
que vale un peine, legionario de los
cojones. Fue eso o algo así, que ya saben ustedes que con la telepatía, si
no lo tienes muy entrenado, cuesta trabajo entenderse; pero palmo arriba, palmo
abajo, eso es lo que pensaba el comandante. Se subió al Nissan y como yo que ya
lo tenía todo perdido y me daba igual ocho que ochenta, me quedé inmóvil,
mirándole esperando a que me dijera algo, que al fin y a la postre era lo menos
que podía hacer. Me dijo silabeando lentamente ― Vámonos.
Nos pusimos en marcha, el 1º
Guerra que sabía lo que había ocurrido porque al cabrito de Ascanio le había
faltado tiempo para contar el asuntillo del cuartelero de wáteres, me miraba
con su mejor cara de comprensión solidaria, sabía que me la había buscado. No
iba a comentar nada con él ya habría tiempo, ahora mismo no tenía ganas de
hablar con nadie. Seguimos carretera arriba sin que hubiera novedad, el 77 del
1º Arienza con la base de antena puesta funcionaba perfectamente, lo que
permitía al comandante llevar un férreo control radiofónico de la columna,
quizás no tan férreo porque los cinco autobuses del HVO no tenían radio y
además, como buenos croatas, iban a su puto aire.
Ya estábamos a unos diez
kilómetros de Jablanica cuando llegamos el puente que permitía pasar de la
ribera este a la oeste. Llegabas a la entrada del puente y hacías un giro de
casi noventa grados a la izquierda, cruzabas el río, y cuando llegabas al otro
lado volvías a girar a la derecha casi en ángulo recto para seguir la carretera
que corría entonces entre el río al este y la vía del tren que transcurría
paralela a la carretera, pero a unos siete metros de altura sobre el nivel del
asfalto.
Era un lugar peligroso porque la
Armija tenía en un saliente de la ribera este una serie de fortificaciones que
les permitían enfilar de flanco con fuego de armas automáticas y contracarro la
recta de la carretera que tenía unos seiscientos metros de largo, por otra
parte en la vía del tren aprovechando la existencia de un túnel, tenían
instalado un cañón antiaéreo de 20 mm que utilizaban para tiro terrestre y que
tenía una enfilada perfecta sobre la maldita recta, en la que, justo a su
finalización, tenían colocada la caseta del puesto de control.
Había que tener la precaución de
pasar el check point de uno en uno y no entrar en el puente hasta que el
vehículo precedente no hubiera cruzado completamente el control. Era el
procedimiento establecido y aunque fuera lento te garantizaba no quedarte
bloqueado en la recta de la carretera en una situación nada deseable, con un
río a tu derecha y el talud de la montaña a tu izquierda quedabas, expuesto a
fuego de enfilada y de flanco, en una situación muy vulnerable.
El comandante hizo alto ante tres
armijas que se encontraban en la entrada al puente. Conversó con ellos y por
radio ordenó de frente. Mis acciones estaban muy bajas, pero por radio le
sugerí que me dejara pasar en primer lugar y que cuando yo hubiera superado la
caseta al final del check point y sólo entonces que fueran pasando los demás de
uno en uno.
Me mandó callar y ordenó de
frente. Disciplinados, fuimos de frente a la emboscada más clara que jamás le
han montado a nadie..."
Pero eso ya se lo cuento el próximo domingo si a ustedes les parece bien.
Cuando se conoce algo de transceptores. Transmisor receptor de Frecuencias. Una de las cosas básicas es que nunca e puede utilizar sin antena.El motivo es que al no tenerla si se presiona el PTT. el boton de transmisión, la potencia de salida de la radiación, sin antena no sale, se forma una cantidad de ROE, que son las ONDAS ESTACIONARIAS, que al no salir al exterior hacen que el Equipo de caliente tanto, que se queman los transistores de salida. Pero eso es de primero de Curso. Sin conocimientos mínimos, nadie debe de ser usuario de esos aparatos. A veces la vida de muchos depende de uno de ellos. Saber lo mínimo es saber que frecuencia de emisión tienen, (Hay una escala imaginaria desde la Tierra hasta la Ionosfera) Y en transmisiones Militares se suele utilizar, la Onda corta de HF* que llega más alcance) y en caso de haber perdido la antena improvisar una con un alambre y para ello hay una pequeña operación matemática, que es : La velocidad de la Luz, partido por la frecuencia menos un dos %. serian por ejemplo: 300.000 x 32,5500 megaherzios, / 98 (100-2 = Longitud de largo de onda. O se puede transmitir con Longitud de Onda completa, ó con 5/8 de Onda ó con un cuarto de Onda. Siempre siempre medir Las ROE, que son eso, las Ondas Estacionarias. Y Para acabar si no se tienen esos conocimentos, No deben de ser usuario de ningún tipo de Transceptor, comunmente conocido también como Emisora. Que tambien hay solo receptores, pero esos solo reciben no tienen boton de PTT y no transmite nada de nada. Hay tranceptores de mano portatiles y de sobre mesa o de coche. Pero Eso será para otro día. Saludos Cordiales. (73, buscar el códico "Q"). QRZ, QRT.Es interesante.
ResponderEliminarDeje un largo comentario, y no veo nada de nada. Espero que no se haya perdido. 73
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