La salida imposible que busca el PSOE
El PSOE se enfrenta a un problema
interno de difícil solución, hay gente que
se alegra de ello y yo diría que se equivocan, pues los socialistas han tenido
la habilidad de trasladar su problema al resto de los españoles. Lleva el
partido socialista intentando cerrar la fractura que los separa utilizando al
resto de la nación como rehén de esa organización política, a la que hasta ahora
sólo han preocupado sus intereses partidistas. Están convencidos,
o al menos eso sostienen, que no tienen responsabilidad
alguna en favorecer el interés general de la nación.
Durante casi un año, parece que
la cosa les ha funcionado, todo el mundo ha estado aguardando a que los de
Ferraz solucionaran la particular trapisonda que les montó su secretario general,
que incapaz de ganar las elecciones, se agarró al cargo como pudo y pretendió
ganar tiempo y cuando éste se le acababa sin remisión, optó por intentar
ningunear a su Comité Federal, que definitivamente y en defensa propia lo puso
de patitas en la calle.
Pero en este mundo traidor lo que
pasó ayer es historia y deberíamos centrarnos en lo que sucede hoy en Ferraz.
Se enfrentan los socialistas a un problema sin solución, porque no quieren que
gobierne Rajoy, el cuerpo les pide negarse a la abstención, aunque no quieren
ir a unas terceras elecciones, en las que muy probablemente volverían a
conseguir un resultado histórico pero por lo malo. Así que por resumir, quieren
darse el gustazo de decirle “No, es no” a Rajoy, pero no están dispuestos a pagar
el precio de ir a otras elecciones.
Javier Fernández está predicando entre
los suyos la vieja teoría del mal menor, permitir la investidura de Mariano
Rajoy. Presenta dos alternativas, la primera sería la abstención táctica, es
decir el PSOE se abstiene porque siendo malo para ellos, peor sería tener que
ir a unas elecciones en las que las iban a pasar negras, pero negras de verdad; pero
esa solución no se acepta de buen grado ni por los miembros de su
Comité Federal y si hablamos de la militancia para qué les cuento. Así que D.
Javier, poniéndose el parche antes que
la herida ofrece una solución
vergonzante, propone lo que él creo ha llamado “abstención técnica”, es decir se
buscan once diputados socialistas que se abstengan, el PSOE como partido se
llama andana y aquí se acabó el
problema.
Ese es el compromiso que tiene el
PSOE con España, propone que se abstengan esos once diputados y mantendrán que
con esa vergonzosa propuesta habrán cumplido con la parte que les corresponde en
la solución al problema. Cuando lo cierto y verdad es que lo que habrán hecho,
habrá sido retrasar la solución de un problema, que se agrava a cada día que
pasa, hasta junio del 2017, fecha en la que habría que ir a elecciones.
Una cosa es la investidura de un
candidato y otra muy distinta es que de esa investidura nazca un gobierno con
capacidad para gobernar. Llevamos desde el 20D, oyendo a tirios y troyanos explicarnos
la urgente necesidad que tiene España de contar con un gobierno y no creo que
haya nadie que piense que con este sucio apaño se esté buscando un gobierno
viable, sino todo lo contrario.
Suponiendo que al PSOE le viniera
a ver la Virgen esta noche y milagrosamente se mostraran dispuestos a investir
a Rajoy e incluso a firmar acuerdos previos a esa investidura que permitieran
un mínimo nivel de gobernabilidad, el PP se la estaría jugando y con los de la
gaviota, el resto de los españoles. Porque a nadie se le puede olvidar la
facilidad con la que el PSOE falta a su palabra, incumple compromisos, engaña y
miente. Jamás podré olvidar a Zapatero firmando el Pacto contra el Terrorismo
con una mano y con la otra llamando a Patxi López para que iniciara las
conversaciones con ETA ¡¡estando en la oposición!!, que fructificarían –
ustedes sabrán perdonarme, es una manera de hablar – en aquel repugnante “Proceso
de paz”.
Pactar con el PSOE tiene el mismo
peligro que jugar a la ruleta rusa o torear a un Miura de siete hierbas, de
noche y sin luna. Ítem más, pactar con Fernández no ofrece garantía alguna,
porque de aquí a tres días o tres meses, vaya uno a saber quién mandará en ese
PSOE, que en cuanto haya un cambio se considerará justificado para romper con cualquier
compromiso adquirido.
Me temo que al igual que Pedro
Sánchez, Javier Fernández está intentando desesperadamente ganar tiempo, lo malo
es que ese tiempo que intenta ganar, no es
para desarrollar un plan preconcebido, está ganando tiempo por ver si ocurre un
milagro. Incluso pudiera ser que tuviera a las once víctimas que se abstendrían,
pero por no saber, no sabe siquiera si tendrá la autoridad bastante como para poner en marcha esa paupérrima "solución".
Lo dice convencido “Tengo la
sensación de que me entienden más fuera que dentro" y lo malo es que lleva
razón. El PSOE es incapaz de solucionar un problema, del que no ha entendido
siquiera el enunciado, lo que le impide intentar plantear una solución. Llevan
muchísimo tiempo equivocándose de manera contumaz en cuestiones básicas y eso al final se paga.
No entendieron que su enemigo
político era Podemos, a su derecha estaba simplemente el adversario. En las
zonas en las que el nacionalismo tiene una implantación importante, los
socialistas se han empeñado en mimetizar su mensaje con los antaño
nacionalistas y hogaño secesionistas y los votantes les han abandonado en masa,
Galicia, País Vasco, Cataluña... Siguen empeñados en implementar la política económica
que nos llevó a la ruina, no se puede aumentar el gasto público y subir
impuestos, nuestra economía no lo iba a soportar y ya por último, no son capaces
de aceptar que en Europa no confían en el PSOE. Tras el
papelón que ha protagonizado Pedro Sánchez, los socialistas europeos, no se fían un pelo y se hacen cruces
ante el “No, es no”.
No tienen una solución e intentan
buscar una salida que no solucionaría el problema, investir a Rajoy para que no
pueda gobernar, sólo puede terminar de rematarnos. Así que teniendo presente lo
de que más vale una vez colorado que cien amarillo, mi voto es que vayamos a
terceras elecciones y que cada palo aguante su vela.
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