Todos sabemos que nombrarle Venezuela a los podemitas viene a ser como mentarles la madre, basta mencionar el
país caribeño y el podemita de
turno, sólo o en compañía de otros, te monta la mundial. Una reacción poco
congruente y difícil de justificar, porque pocos, por no decir ninguno de los españoles, ignora la íntima relación que Iglesias, Errejón, Monedero
y muchos de los que hoy mandan en Podemos sostuvieron con el régimen del gorila
rojo - al que no le guste que el eche azúcar – y con su heredero Maduro. Relaciones de admiración, cariño mutuo, profesionales y políticas que les
proporcionaron unas ganancias muy considerables, eso sin contar el dinero que vino de las
Américas venezolanas y terminó en aquella fundación que daba cobijo a los
hoy dirigentes podemitas y de la que nunca más se supo.
Pero lo que delata su profunda
raíz venezolana es su amor por los culebrones y por la facilidad que tienen para
montarte una telenovela de 537.216 capítulos - con sus buenos y sus malos, rubias peligrosas y morenas agresivas, huidos,
liquidados, traidores, insultos y peleas - a cuenta de la organización de un
simple congreso, que eso es y no otra cosa lo del Vistalegre II, que a cada día
que pasa ofrece más carnaza a sus adversarios y sobre todo temas para llenar
las páginas y las pantallas de los medios de comunicación.
No me digan que exagero, que
puestos a hablar de congresos difíciles de organizar, ahí tienen ustedes el del
PSOE que también se las trae, pero en cuanto a escabechinas internas,
decapitaciones políticas y declaraciones cargadas de mala leche no tiene ni
punto de comparación con la batalla que amenaza convertirse en guerra civil
del Vistalegre II de Podemos, que demuestra que donde se encuentran más a gusto los populistas es en la algarada, el insulto y la amenaza, aunque haya que hacerlo contra sus
propios correligionarios.
Que tiene que ser eso y no otra
cosa, porque si alguien se toma la molestia de averiguar qué es lo que tiene
tan encabronadas a las huestes podemitas en relación con su congreso nacional,
resulta que no existen diferencias apreciables en lo que hace referencia a la
organización de Podemos como partido, que en eso, quizás sea porque les importe
una higa lo de la organización, no
existen diferencias apreciables.
Sobre el liderazgo, si uno atiende a las declaraciones de los interesados en el asunto, aunque ya se sabe que
fiar de palabra de político tiene sus riesgos, no es el problema, porque no se
discute el liderazgo de Pablo Iglesias, aunque los mal pensados digan y con
razón, que ahora mismo no es el momento, pero que en Podemos ya hay mucho cargo orgánico y
público que le tiene muchísimas ganas a Iglesias y a su corte de paniaguados
entre los que destacan con luz propia Irene Montero, Pablo Echenique, Rafa Mayoral,
Juanma del Olmo y Juan Carlos Monedero, que aunque éste último esté algo
apartado, parece que se aburre y si hace falta se apunta a un bombardeo y hoy por hoy está con Iglesias repartiendo leña a los errejonistas.
En realidad difieren únicamente
en la táctica y la estrategia a utilizar para hacerse con el poder y me dirá
alguno, es que eso es lo que precisamente se discute en todos los Congresos y
no seré yo quien discuta esa afirmación, pero me parece que no me he explicado
bien. Los podemitas no discuten, al menos en teoría, los medios para hacerse con los
resortes del poder en Podemos, sino la estrategia a seguir para hacerse con el
poder en España, que es cosa bien distinta.
Iglesias y Errejón difieren en
esa lucha en casi todo, desde cómo quieren hacerse visibles a la opinión
pública como partido relevante y merecedor de ser votado por un amplio espectro
de ciudadanos y ese es un aspecto no menor, porque marca el devenir de la
organización y su éxito o fracaso.
Iglesias entiende que lo de estar en las instituciones está bien, pero
que el trabajo de oposición hay que hacerlo en la calle. Una política de gestos
y algaradas que los tenga todo el día en las primeras de la prensa de papel, abriendo
noticiarios televisivos y copando tertulias como en sus mejores tiempos. Iglesias
quiere tejer una alianza con los elementos -okupas, izquierda radical, antisistemas varios - que en España se dedican "profesionalmente" a lo de las
manifestaciones para alcanzar lo que él llama el “poder popular” y al trabajo
parlamentario que lo vayan peinando.
Por el contrario Errejón entiende
que el papel de la oposición se basa en el trabajo parlamentario y en ese
sentido Podemos debe llevar a cabo una labor en el Congreso de los Diputados
que demuestre urbi et orbi que los podemitas son muy capaces de cambiar las
cosas y de llevar a cabo una oposición como todo el mundo entiende el concepto,
es decir a través del trabajo legislativo y el del control al gobierno y los
pactos que en ese ámbito se puedan conseguir.
En otro orden de cosas, Iglesias
considera como enemigos naturales de su organización a PP, PSOE y C,s, mientras Errejón
pretende apostar por una política de acuerdos con la izquierda parlamentaria que convenza a muchísimos ex
votantes del PSOE, que hoy se quedan en casa, en lugar de votar a Podemos. Propugna
una política de mano tendida en lugar de la pelea que propone Iglesias, con la
que piensa podrá hacerse con esos votos que el PSOE ha ido perdiendo en su
particular podemización.
Y ya por finalizar en lo que se
refiere a objetivos, tampoco concuerdan, Iglesias se propone acabar con el gobierno del
PP y ya de paso cargarse “…un modelo
político identificado con el régimen del 78 y sus partidos asociados”,
mientras Errejón supongo que guarda ese ataque al régimen del 78 para más
tarde, cuando sea prudente descararse y mientras tanto se propone presentar a Podemos
como un partido que pretende gobernar, dentro de las normas que marca nuestra
democracia parlamentaria.
Supongo que ganará Iglesias, pero
si en el Vistalegre II permiten votar por separado las propuestas políticas y
las listas que las propugnan, igual Errejón le da un susto a Pablo, como
sucediera en Madrid, donde Maestre le ganó a Espinar la votación sobre los
documentos políticos. Por eso que me parece votarán conjuntamente listas y
documentos, lo que no dejaría de ser una cacicada, nada raro en Podemos, si consideramos que en España estamos muy acostumbrados a la
figura del cacique y en Venezuela también y no me refiero a los caciques indígenas, me refiero a los
politicastros chavistas, que el virus caciquil, por desgracia, forma parte
importante de la herencia española en la América hispana.
Mientras llega el día del congreso, seguiremos
con los enfrentamientos, las cartas de amor y también de desamor, las filtraciones, las caídas y
liquidaciones políticas de los errejonistas, que a los de Podemos les va más
una bronca que a un tonto una gorra a cuadros.
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