Soraya goes to Barcelona
Me van a perdonar por el título
que no es otra cosa que una paráfrasis del nombre de un grupo musical británico
de cierta relevancia en los 80, que se llamaba Frankie Goes to Hollywood.
Según contaba Holly Johnson, uno de los dos vocalistas del grupo, el nombre
nació a cuenta del titular de una página del The New Yorker, cuyo texto era el
que adoptaron como nombre y que estaba acompañado por una fotografía de Frank
Sinatra.
No sé cómo, porque esto de las
ocurrencias tiene unos mecanismos extraños, pero mientras pensaba en qué iba a
escribir para ustedes, se me pasó por la cabeza el dichoso nombrecito y lo
cierto es que como tenga una ocurrencia, no soy capaz de resistirme a ella y va
de cabeza al folio correspondiente. Así que insisto, ustedes sabrán perdonar,
aunque es muy cierto que Soraya Sáenz de Santamaría, la poderosa vicepresidenta
del gobierno de España ha ido a Barcelona con la sana intención de establecerse
en la zona de manera cuasi permanente.
Un viaje y una decisión que han
producido gran expectativa y una variedad de reacciones que señalan que
para bien o para mal, el viaje y su protagonista son percibidos como importantes
en el devenir del panorama político español y si nos circunscribimos a lo que
mucha gente llama “el problema catalán”, para qué les cuento. Así
que Soraya - me van a permitir que a
partir de este momento la llame así o la vicepresidenta, porque con esto de los
apellidos compuestos, da cierta pereza nombrarla por su nombre y apellidos - ha
establecido sus reales en la Delegación del Gobierno en Cataluña, dispuesta a
dar la batalla a los independentistas, hacer visible la presencia del Estado en
Cataluña, demostrar por la vía de los hechos la cercanía del gobierno de
Mariano Rajoy para con los catalanes y callar a tantas y tantas bocas que llevan
desde hace muchísimo tiempo acusando al PP en general y a Rajoy en particular
de hacer caso omiso a lo que sucede en Cataluña y negarse al diálogo con los
independentistas.
La vicepresidenta por ahora se ha reunido
con Arrimadas de C,s y Miquel Iceta del PSC y ha ofrecido diálogo a los responsables de la Generalitat. Ante la presencia de la vicepresidenta en Barcelona y su oferta de diálogo, Puigdemont ipso facto ha
decidido convocar una reunión del "Pacto Nacional por el Derecho a
Decidir", una plataforma secesionista que no había tenido actividad alguna
desde el 6 de marzo de 2015, para el próximo día 23, un día después de que teóricamente
el Parlament apruebe los presupuestos de 2017, mientras Junqueras aprovechaba
la generosa hospitalidad de los medios afines para advertir – amenazar, a decir
verdad – que el referéndum que planean organizar para el mes de septiembre, podría
adelantarse si el gobierno de Rajoy "precipita
decisiones en contra de las instituciones de Cataluña". El problema radica
en que lo que entiende Junqueras como agresiones contra las instituciones
catalanas, no son otra cosa que el resultado de las decisiones que tome el
Poder Judicial contra la presidenta del Parlament y contra el diputado Homs del
PDEcat, que así es como se llama ahora la extinta CiU.
Me parece muy difícil dialogar
con gentes que confunden la aplicación de la ley con ataques a las
instituciones catalanas, pero en realidad entiendo que el viaje de Soraya y lo
que vaya a hacer en Cataluña tiene realmente una finalidad pedagógica. Soraya pondrá
de relieve ante muchos catalanes, que poco o nada se puede
dialogar con los secesionistas, porque si es cierto que dos no se pelean si uno
no quiere, también los es que dos no dialogan si uno no quiere hacerlo. Esa es
una de las finalidades de la “Operación Soraya goes to Barcelona”, poner de
relieve ante propios y extraños la cerrazón de los responsables de la Generalitat.
Es muy posible que en ese trabajo
de razonamiento y pedagogía encuentre un terreno más abonado de lo que muchos
creen. La última encuesta del CIS pone de relieve unas cifras que sorprenderán
a muchos que se pasan la vida hablando de los catalanes y Cataluña sin tener ni
puñetera idea de lo que hablan, porque si malos son los separatistas, peores
son los “separadores”, gentes que dicen defender a España y que cada vez que
hablan consiguen incrementar las filas de catalanes que se sienten injustamente
tratados y rechazados y por lo tanto más cercanos a las tesis secesionistas.
Decía que hay cifras que ponen
cierta luz sobre el pavoroso asunto de la secesión. La encuesta del CIS señala que el
63% de los votantes de Convergència no apoya la autodeterminación, mientras los
votantes de ERC sí apoyan masivamente la independencia. Ahí, en ese 63% de votantes
convergentes hay mucha gente dispuesta a escuchar los argumentos que sin duda
expondrá Soraya.
Y por otro parte, la estancia semipermanente
de la vicepresidenta en Cataluña, persigue otra finalidad, entiendo que el
gobierno se va a cargar de razones para poder demostrar que ha hecho todo lo posible por dialogar y que ha resultado imposible. No
creo que entre los progres españoles haya mucha gente que sinceramente pueda negar que la
predisposición al diálogo con el gobierno central, de los responsables de la Generalitat, es nula y a los hechos relatados me remito y podría añadir un par de
cientos más.
Rajoy quiere acabar con ese falaz
argumento que esgrime el PSOE sobre Cataluña, desde Ferraz siempre se ha acusado
al PP de ser una fábrica de independentistas, no quieren reconocer que la
deriva secesionista recibió un apoyo
extraordinario de ZP y del PSOE. Siguen en las mismas, daba grima leer ayer en
el El País un artículo en el que entre
otras muchas lindezas se aseveraba que el principal interesado en que no se
resuelva el problema catalán es Mariano Rajoy, porque le conviene evitar el
papel que tuvieron los nacionalistas cuando los constitucionalistas podían
pactar con ellos. Dicen en El País: “…En
definitiva, si Mariano Rajoy sigue siendo presidente del Gobierno, no se debe
tanto a la irrupción de Podemos y Ciudadanos como a la crisis territorial. Es
por ello que no deberíamos ser excesivamente optimistas sobre cómo puede evolucionar
el conflicto catalán durante la próxima legislatura. El PP, en su condición de
partido gobernante y de primera fuerza parlamentaria, es quien dispone de gran
parte de los resortes necesarios para la resolución del “problema catalán”. Sin
embargo, es también el PP quien más réditos electorales está obteniendo de la crisis
nacionalista en Cataluña…”
Así que bienvenida sea la “Operación
Soraya”, puede hacer una labor muy clarificadora en el seno de la sociedad
catalana, que no es tan proclive a la secesión como se vende y además les cerrará
la boca a los socialistas, como ha confirmado el inefable Iceta que ha dicho “Se
aprecia un decidido cambio de actitud”.
Veremos, al fin y al cabo en política también se hace camino al andar.
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