Efectivamente amigos míos, sufrimos un problema que a todos atañe. A los de derechas, a los de izquierdas, a los populistas, a los progresistas y a los que no saben, no contestan. Todos
sufrimos un problema, fundamental diría yo, que nos está llevando por
la calle de la amargura, directos a la ruina.
Algún lector dirá que, si sólo
tuviéramos un problema, él firmaba de inmediato su conformidad, pero se
equivocaría. Estamos muy preocupados por el paro, la inmigración irregular, la
fractura social, el terrorismo yihadista, las pensiones, los impuestos, la
inseguridad ciudadana…; pero lo cierto y verdad es que todos esos problemas, que
ya sufríamos, están creciendo exponencialmente a cuenta de una situación difícil
de aceptar.
En España el PSOE ganó contra
pronóstico una moción de censura y Pedro Sánchez, su líder, se vio de hoz y coz,
presidente de un gobierno que de acuerdo con lo que el propio Sánchez aseguraba
iba a ser transitorio. Decía el censurante que en cuando tuviera oportunidad,
disolvería Cortes y convocaría elecciones. Lo que Sánchez afirmaba era lo
natural, con 84 diputados y sin pacto parlamentario alguno, que se supiera, el
PSOE no podía gobernar. Así que tocaba convocar elecciones a la mayor brevedad.
Por desgracia ya sabemos que la
afirmación del socialista era otra de sus mentiras. Una vez instalado en La
Moncloa, le faltó tiempo para anunciar que pretendía agotar la legislatura y su otra afirmación de que no había pactado con nadie el apoyo a la censura, resultó otro cuento infumable. Esa afirmación simplemente perseguía evitar disensiones
internas en el PSOE a cuenta de los apoyos a la moción. Había pactos
y todos hemos visto como se están cumpliendo.
Ese es el problema que realmente
sufrimos, tenemos un gobierno débil, apoyado solamente por 84 diputados,
incapaz de gobernar en aras del interés general. Un gobierno que necesita día a
día comprar los votos de quiénes le apoyaron en la moción, para obtener su
apoyo en el Congreso y lo hace malbaratando los activos de España y los
españoles.
Cualquier político honesto que se
encontrara en tal situación convocaría inmediatamente elecciones y dejaría que
las urnas hablaran; eso es lo que haría cualquiera que dejara de lado el
interés partidista para defender el interés general y el de la Nación. No es el
caso de Pedro Sánchez que cegado por su ambición pretende seguir en el machito
a cualquier precio y lo hace porque ese precio lo vamos a pagar todos los
contribuyentes.
Ha convertido a su gobierno en un
comité de campaña electoral que lo único que pretende es conseguir votos de
cara a las próximas elecciones generales. Eliminado Rajoy, al que jamás
pudieron derrotar en las urnas, preparan su asalto al poder, intentando por
todos los medios conseguir que Sánchez, que no ha ganado jamás unas elecciones,
mejore sus expectativas electorales.
A estas fechas Sánchez necesita,
como el aire que respira, del apoyo de Podemos para aprobar los presupuestos de
2019. Los podemitas ya le han apretado las tuercas de tal manera que, si el
PSOE finalmente aceptara la propuesta fiscal que pretenden imponer
los populistas, a
usted y a mí los impuestos anuales nos costarían 1000 euros más que lo que
hasta ahora pagábamos.
Una cifra importante para las economías familiares que recortaría
la demanda interna de manera muy importante, con las consecuencias que son
fáciles de suponer. Sin olvidar las negativas consecuencias que acarrearían las
subidas de impuestos a la lucha por crear empleo y los daños irreversibles a
nuestro tejido productivo.
Ahora estamos como aquél
individuo que fue a caer de la sartén a las brasas, vivimos inmersos en un problema muy
grave que se tornará en pavoroso porque Sánchez ha topado con un problema
añadido. Así que estábamos quemándonos en la sartén y vamos de cabeza a las brasas.
Veamos. El líder socialista tenía
la idea de “dulcificar” las exigencias podemitas a través de su relación personal
con Pablo Iglesias, pero éste se encuentra por ahora retirado de la política. Ha tenido la desgracia de que sus gemelos estén muy delicados de salud y
en un acto, que le honra como padre, ha advertido a los suyos que no cuenten con
él hasta que sus hijos estén mejor.
Esta situación ha partido por el eje a
Sánchez, que ahora tiene que dialogar o pastelear -si soy preciso- sobre la
aprobación del techo de gasto, primer paso para encarar la creación de un
presupuesto y lo tiene que hacer con gente con la que no tiene la menor afinidad. Ausente Pablo,
tiene que discutir con Rafa Mayoral y con Ione Belarra, que le están resultando
mucho más correosos e impermeables que el ausente Iglesias y que no ceden ni un
milímetro: Primero será el techo de gasto y luego los presupuestos, pero con la
reforma fiscal que proponen, como exigencia ineludible.
Están los del PNV, los
bilduetarras y los secesionistas catalanes muy atentos a la jugada, porque saben que cuanto
más aumenten las dificultades del gobierno socialista para aprobar el
presupuesto de 2019, más podrán exigir a Pedro Sánchez. Así que cuidado con ese
referéndum para aprobar un nuevo Estatut, prometido a Torra, que lo que podría surgir
de ese contubernio seguro que resultará gravísimo para la unidad de España. No
es una situación nueva, supongo que muchos recordaremos la que lio ZP cuando
afirmó: Voy a aceptar cualquier cosa que salga del Parlament.
Estamos, como decía, ante un
pavoroso problema porque Sánchez está obligado a seguir los dictados de
aquellos que pueden apoyarle en el Congreso, entre los que se cuentan los
enemigos reconocidos de la nación española.
Sabe que no puede seguir gobernando
a base de decretazos para evitar los votos en contra de sus presuntos amigos.
El propio Sánchez demuestra que él es el primero que sabe que este gobierno no
se sostiene, cuando se ha apresurado a colocar a todos sus amigotes, con unos
sueldazos que pagamos todos.
Este es el problema que sufrimos,
tenemos un gobierno que no gobierna, presidido por un individuo que sabe que la
única salida decente a la actual situación pasa necesariamente por la
convocatoria de unas elecciones, que no va a convocar, porque sabe que las
pierde y aquí estamos todos, una vez más, mirando para los celajes esperando a
que, otro socialista y ya van tres, vuelva a llevarnos a la ruina y luego ya votaremos
otra vez al PP para que nos saque de la bancarrota a la que nos lleva sin
remisión el insolvente Pedro Sánchez.
Y esto sucede cuando Sánchez
lleva sólo tres meses en la poltrona, no quiero ni imaginar lo que pueda
sucedernos si consigue agotar la legislatura
¿Aprenderemos alguna vez de
nuestros errores? Mucho me temo que no.
"¿Aprenderemos alguna vez de nuestros errores? Mucho me temo que no."
ResponderEliminarDice el refrán popular que "el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra". En Estepaís no es que tropecemos con ella, es que la hemos tomado como balón y jugamos con ella al fútbol.
Fútbol esencialmente "aéreo" (Nos encanta rematar de cabeza)
Su análisis, como siempre totalmente acertado, lo comparto en su totalidad.
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