El gobierno socialista chaquetea en Barcelona el 17A

17 de agosto de 2008 Plaza de Cataluña

El pasado viernes se celebró en la barcelonesa Plaza de Cataluña un acto que presuntamente homenajeaba a las víctimas del terrible atentado islamista que sufrió la ciudad de Barcelona el 17 de agosto del pasado año. Un acto que tenía un repugnante antecedente, al menos para los que tenemos memoria. ¿Histórica?, no Dª María, gracias a Dios memoria a secas. 

Decía que el acto tenía un repugnante antecedente en aquella manifestación que circuló por el Paseo de Gracia de Barcelona el 26 de agosto de 2017, en la que en lugar de recordar a las 16 víctimas, a los más de 100 heridos y a sus familias, los independentistas catalanes montaron una emboscada al rey de España que tuvo que soportar insultos, abucheos y todo lo que les dio la gana a los independentistas que demostraron al mundo dos cosas. 

En primer lugar que aquello de que “Barcelona era el archivo de la cortesía”, que decía mi ilustre tocayo D. Miguel de Cervantes, desgraciadamente había pasado a la historia y de paso dejaron claro que a aquellos sectarios, la muerte de unos pacíficos ciudadanos en un brutal atentado islamista, se la traía al pairo, les importaba un rábano. Lo único que les interesaba era airear su fanatismo más cerril insultando a D. Felipe VI y a todos los políticos constitucionalistas que lograron identificar, creyendo que así sacaban ventaja mediática para su deleznable causa.

Los antecedentes son muy importantes, así que el acto del viernes pasado nació tocado del ala. Como los del PSOE llevan presumiendo toda la vida de su capacidad para el diálogo, aunque en estos días esa supuesta capacidad,  se reduce a abrir la bolsa de todos los españoles y pagar las monedas de plata que Torra le exige al huésped  de La Moncloa y ponerse firmes y ceder a todas las peticiones de los independentistas sobre asuntos tales como el traslado de los presos a prisiones de Cataluña dependientes de la Generalidad, devolver el control de la Hacienda a los independentistas y un largo etcétera de cesiones vergonzosas.

Decía que a cuenta del diálogo se organizó una comisión en la que participó el gobierno de Pedro Sánchez, el de la Generalidad y el Ayuntamiento de Barcelona con el fin de consensuar el modelo del acto. Teniendo presente la calidad ética de los participantes quedaba más que claro cristalino que el acto sería aprobado sólo si el gobierno socialista se rendía y accedía a todas las pretensiones de los podemitas de Colau y los independentistas de Torra.

Y así fue y que quede claro que no sufrieron demasiado para tragar con todo lo que les pusieron por delante. Está muy bien lo de dialogar y negociar, pero hay cosas que son innegociables y por ahí empezó a romperse el acto y su finalidad. 

De todos es sabido que la bandera de España no es precisamente santo de la devoción de Sánchez y su entorno más próximo, por lo tanto, poco o nada les costó acceder a que el acto no estuviera presidido por las banderas de España, la catalana y la europea, que son las banderas que deben presidir los actos oficiales en Cataluña, pero en aras del diálogo, banderas fuera. 

Luego está lo de la pancarta anónima contra el rey de España. No puedo creer que Pedro Sánchez, no fuera capaz de evitar su presencia, cuando todos, él incluido, sabemos que la idea nace de donde nace. Si Sánchez no es capaz de imponerse a un Torra al que le va a perdonar la deuda de 4.500 millones de euros, sólo puede ser porque ya haya utilizado ese dinero para pagar los votos independentistas que le permitieron acceder a la presidencia del gobierno, ¿por la gatera? vale, pero de menos nos hizo el Señor.

Lo de la no utilización del castellano en el acto estaba cantado. Ahí volvieron los socialistas a traicionar a todos los españoles porque el argumento que se utiliza para intentar justificar el arrinconamiento de nuestro idioma es falso de toda falsedad. Dicen los que se excusan, que se utilizó el catalán que es un idioma oficial, lo que no es cierto, el catalán es lengua cooficial y sólo en Cataluña, por lo tanto, excusas de mal pagador.

Pero lo más repugnante, lo que me parece absolutamente nauseabundo, es el acuerdo por el que se eliminaba el adjetivo de islamista cuando se referían al atentado. ¿Fue un atentado? Pues sí, pero si se quiere ser preciso habrá que reconocer que fue un atentado islamista, con su Imán, su mezquita, sus Coranes, sus explosivos, sus terroristas marroquíes y todo lo que hiciera falta.  

Son unos cobardes, los independentistas se pasan el día afirmando que no tienen miedo, si les preguntamos a los podemitas dirían lo mismo y he de suponer que tampoco aceptarían tener canguelo los del gobierno socialista. Miedo no tendrán, pero por si las moscas se cubren y eliminan un dato que explica lo que sucedió.

Fueron islamistas los que se conjuraron, organizaron y ejecutaron el sangriento atentado, que por tanto es islamista por mucho que lo intenten ocultar todos los amantes de la progresía, la zurda dialogante a quien Dios confunda, la equidistancia y la manipulación semántica de la realidad.

Y por cerrar, recordar a todos que las víctimas no murieron tal y como se insistió hasta la náusea durante el acto, fueron asesinados y masacrados por unos malnacidos, que lo que son las cosas, se declaraban islamistas.

La gente de la derecha se siente molesta y protesta, me pregunto dónde están los socialistas, que los hay, que aman a su bandera y creen en la indisoluble unidad de España.

¿Van a permanecer silentes a cuenta de su ideología? ¿Van a poner por delante de la unidad de la patria y del respeto a su bandera, su apoyo a Pedro Sánchez? 


Pedro Sánchez borra la bandera y el escudo de España en el tuit en catalán
Un presidente del Gobierno del Reino de España que es capaz de lanzar dos tuits sobre el acto y el atentado, con una imagen de Las Ramblas de Barcelona, uno en castellano y otro en catalán en el que Sánchez se apresuró a borrar la bandera de España y su escudo que sí figuraban en el que estaba escrito en castellano. Supongo que habrá quien diga que eso se hace por aquello del diálogo, pero no creo que nadie se trague semejante milonga.

Y para aquellos que no se dan por aludidos por estas cosas, para aquellos que nos dicen a los que protestamos que estamos politizando el acto, les voy a recordar una frase de Víctor Hugo, que he leído en una publicación de mi amiga María Isabel que me hace el favor de su lectura y que reza:

“Entre el gobierno que hace el mal y el pueblo que lo consiente, hay cierta solidaridad vergonzosa”


Reflexionen sobre ello.

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