Desde que comenzó el
calvario que supone la epidemia del coronavirus en España, tuve por cierto
que las cosas nos iban a ir bastante mal. Hubo un hecho que me puso sobre
aviso. Teniendo presente la gravedad e importancia del problema y
considerando el narcisismo atroz que sufre nuestro presidente, me llamó la
atención que de inmediato y de manera voluntaria echara un paso atrás y
desapareciera huyendo de cualquier tipo de protagonismo.
Ni unas declaraciones,
ni una rueda de prensa, nada de nada; eso me decía claramente que
Sánchez, al que supongo perfectamente informado sobre la realidad del
problema, entendía que la cosa iba a ir muy mal y como es un cobarde incapaz
de hacer frente a situaciones difíciles hizo mutis por el foro y a quien Dios
se la dé, San Pedro se la bendiga.
No exagero cuando
llamo cobarde a Pedro Sánchez, me parece que todos recordaremos algunas de
sus actuaciones que lo definen como un hombre incapaz de hacer frente a
situaciones difíciles en las que tenga tratar de cerca con ciudadanos sin la
coraza que le proporciona el prestigio de su cargo, lo de tratar con el "populacho" le molesta profundamente.
Recuerden cuando lo de
las inundaciones de Levante, Murcia y Andalucía, tardó en acudir, de hecho
Casado giró una visita por la zona y habló con los ciudadanos antes que él; así que llegó tarde, empujado por la necesidad de justificarse pero lo que
hizo fue para darse una vuelta en helicóptero para ver las zonas dañadas desde el aire y no
quiso tener trato alguno con los damnificados. Lo mismo sucedió cuando los incendios forestales en Gran Canaria, fue tarde,
se montó en el helicóptero, se dio una vuelta y ya en el aeropuerto se hizo las fotos que tanto le
gustan. Esa conducta demuestra que Sánchez teme el contacto con la gente de a
pie, sobre todo cuando esas personas viven la tensión producida por los desastres
que han sufrido, lo que ayuda a que se expresen con una "libertad" que teme el
narciso socialista.
Habrá quien diga que
fabulo, pero lo cierto es que ante una crisis que anunciaba problemas humanos
que es incapaz de manejar, la reacción del gobierno fue blindar a Sánchez y
crear esa comisión para que la dirigiera el ministro de
Sanidad. Salvador Illa iba a tener el protagonismo mediático, los focos lo
iluminarían a diario, pero si la situación se salía de madre, los platos rotos los iba a pagar Illa y no Sánchez.
La desaparición del
presidente se vendió como algo positivo. Quién mejor, decían, que el ministro de
Sanidad para hacer frente a una crisis tan importante para la salud pública y
naturalmente lo de la comisión era lo correcto, estábamos en
manos de expertos y eso estaba muy bien.
Sé que la gente es
buena y que todos tememos a la epidemia, así que para bien o para mal
tendemos a buscar consuelo y así es bastante sencillo colocarnos el muerto,
que es lo que está haciendo este gobierno social-comunista con total
impunidad.
Vamos a ver cómo están
las cosas. Illa se encuentra al frente de esa comisión y
supongo que pensaría con razón que si él se estaba comiendo el marrón porque su jefe
había hecho fú como los gatos, podía imitarlo sin que nadie pudiera oponerse. Dicho y hecho, la responsabilidad de la gestión de la infección y
las medidas a adoptar, no las lleva el ministerio de Sanidad, lo hacen las
diecisiete consejerías de Sanidad de las correspondientes Comunidades
Autónomas.
Así que asistimos a un ejercicio funambulista en el que la responsabilidad natural
del presidente del gobierno ante una crisis nacional, la asume un ministro y
éste decide que mucho mejor que él, será que se coman el muerto los
consejeros autonómicos de Sanidad. Eso sí, él va a llevar a cabo una labor
ímproba de coordinación, porque si el problema se soluciona, los laureles no
se los van a llevar los consejeros autonómicos ¡faltaría más!, se los llevará él y...naturalmente Pedro
Sánchez que a toro pasado recobrará su papel protagónico ante los medios de
comunicación y la opinión pública.
Debo confesar que
durante algún tiempo me pareció muy bien el trabajo de comunicación de D. Fernando
Simón, ya saben ese señor con el pelo escarolado y cara de pena que nos
explica como van las cosas con el virus, me parecía que lo hacía bien, hasta
que un periodista le preguntó qué opinaba sobre la oportunidad de celebrar la
manifestación del 8M y ahí se me cayó Simón, que chaqueteó una cosa mala
y murmuró con esa sonrisa tan suya que él no iba a decirle a nadie cómo
debían expresar sus opiniones y sólo fue capaz de aconsejar que las personas
que tuvieran síntomas no fueran a la manifestación. Creo que en ese momento Fernando Simón perdió toda su credibilidad, fue incapaz de decir lo que tenía que decir.
Ítem más, escuchaba
hoy (09MAR20) a mi paisano el ministro en unas declaraciones en una radio. No
quisiera que pensaran que le falto al respeto a D. salvador, pero su actitud
me ha recordado a la de una anguila en un cesto. Resbaladizo, escurridizo, frío. Soltó un discurso buenista, contestando sólo a lo que le convenía y repitió lo que todos ya conocemos. Se escudará en que no conviene asustar a la
ciudadanía, pero creo que los ciudadanos merecemos saber a qué nos
arriesgamos y cuáles son las medidas que está tomando el gobierno de España
para intentar frenar los contagios, pero medidas concretas, no me valen esas
explicaciones en alto politiqués que nada dicen en concreto.
Supongo que el
gobierno habrá detectado el desgaste de las figuras de Illa y Simón y ha
movido ficha, puede ser por eso o quizás hayan influido las declaraciones de Casado en las que exigía que Sánchez hiciera frente a sus responsabilidades. Y sea por una cosa o la otra, el presidente Sánchez ha decidido hacerse visible, ha
presidido la reunión de esa comisión y después nos ha explicado que el
gobierno va a poner en marcha un plan
de choque contra el coronavirus, plan de choque que aplicarán cuando tengan
"bien definidas las medidas" plazo temporal inconcreto que pudiera estar
comprendido entre mañana mismo y el día del juicio final por la tarde .
A pesar
de manifestar que llevan dos semanas trabajando en ese plan no ha sido capaz
de explicar ninguna medida concreta y nos ha dicho que seamos buenos y
cumplamos con lo que nos dicen, como hacen las personas mayores y que sigamos
al pie de la letra lo que nos recomienden las Comunidades Autónomas. Porque
ya saben ustedes y si no lo saben, Pedro Sánchez se lo recuerda gratis et amore, que la
responsabilidad en lo concreto sigue estando en manos de las diecisiete
comunidades autónomas.
Se lo decía en el
título, lo del coronavirus a Pedro Sánchez ni le ocupa, ni le preocupa. Qué
Dios nos coja confesados.
NOTA: Éste escrito se publica también en el digital El Diestro. Aquí les dejo el enlace a ese medio, que merece la pena leer.
https://www.eldiestro.es/
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