En una pandemia, veinticuatro horas pueden ser una eternidad

No sé a qué vienen las risas

Me parece inaceptable que el presidente de una nación que está haciendo frente a una pandemia que amenaza gravemente a la salud de sus ciudadanos, anuncie una comparecencia en la que todo el mundo da por hecho que va a comunicar  que pone en marcha el Estado de Alarma y que el tipo se presente con cara de funeral y más de cuarenta y cinco minutos de retraso.

Dicen que la puntualidad es la cortesía de los príncipes, pero sean príncipes o socialistas está claro que por respeto a las ciudadanía el presidente debió ser puntual o al menos justificar su retraso. Ya ha demostrado en innumerables ocasiones que no es muy amigo de la cortesía y debe sufrir un problema patológico de impuntualidad, porque a lo largo del desarrollo de esta crisis su especialidad ha sido llegar tarde o lo que es mucho peor, no estar.

El ciudadano Sánchez desapareció 14 días y el pasado lunes volvió o lo arrastraron, vaya uno a saber, para que diera la cara ante la opinión pública. Asistió a una reunión de la comisión de seguimiento de la crisis y  soltó un discurso de compromiso. El jueves, volvió a dar una rueda de prensa en la que dijo prácticamente lo mismo que el lunes y el viernes anuncia urbi et orbi que va a convocar al Consejo de Ministros para que aprueben la declaración del Estado de Alarma durante quince días. Así que si no somos demasiado pesimistas, podemos estimar que el Estado de Alarma se pondrá en marcha de manera efectiva el próximo lunes. 

No parece que Sánchez domine el manejo de los tiempos, porque lo de hoy podría haberlo hecho el pasado lunes, para que el martes el Consejo de Ministros aprobara la declaración del Estado de Alarma, pero no fue así, tres comparecencias y todavía tenemos que esperar a que las decisiones cristalicen y se puedan aplicar. Una semana perdida miserablemente, en un momento en el que cada minuto es crucial.

Vivimos tiempos de urgencias, no exagero, las noticias son verdaderamente desoladoras y contradicen frontalmente el discurso del socialista. Esta mañana Ignacio Aguado portavoz del grupo parlamentario de Ciudadanos en la Asamblea de Madrid, lanzaba un mensaje desesperado en los Desayunos de la 1, decía que “necesitamos urgentemente material de protección para los sanitarios”. Y continuaba “Estamos en una situación de emergencia y necesitamos que ese material llegue a la Comunidad de Madrid". 

Frente a la parsimonia del gobierno social-comunista la urgencia terrible que impone la realidad. Me parece gravísimo, resulta que la sanidad pública de Madrid, una de las zonas de alto riesgo en España, está falta de medios. Cabría preguntarse dónde está esa fabulosa cooperación gobierno Pedro Sánchez-Consejerías autonómicas de Sanidad de la que presume, porque si Aguado pide ayuda en TV1 es porque la situación se acerca al colapso y los de Moncloa no les han hecho ni puñetero caso.

Hoy por hoy  la expansión de la epidemia sigue sin control. Un estudio de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres indica que las medidas aplicadas en España en las dos últimas semanas  han demostrado ser inútiles para frenar al coronavirus.  Hoy por hoy Estados Unidos y España serían los dos países en los que el virus se está extendiendo más rápidamente. De acuerdo con el modelo matemático que emplea la citada escuela, la evolución de la epidemia depende del llamado número reproductivo R, siendo R el número de personas que infecta cada enfermo. Cómo cada uno de nuestros enfermos contagia a tres individuos sanos el número reproductivo que nos corresponde es el 3 y para que la epidemia remita y se extinga deberíamos conseguir que R estuviera por debajo de 1. 

No hace falta ser uno de esos “expertos” tras los que esconde su responsabilidad el gobierno para ver que estamos muy lejos de conseguir un resultado así, en realidad creo que estamos peleando para que el R3, no llegue a valores superiores.

El gobierno de Sánchez ya ha sido advertido que tiene ocho días para evitar el aislamiento internacional de España, situación que dejaría lista de papeles a nuestra industria turística. Tiene ese plazo para conseguir frenar la expansión de la epidemia, cuestión que me parece imposible, porque lo cierto es que los datos que maneja nuestro gobierno advierten que muy probablemente España llegará a la misma situación en la que Italia declaró a todo el país en cuarentena. En su comparecencia Sánchez ha reconocido que espera 10.000 infectados para la semana que viene, lo ha soltado de pasada, pero lo ha dicho.

Los que prefieren el consuelo a la verdad dirán que son exageraciones, pero si nos interesamos por saber, en lugar de jugar a echar balones fuera, tal y como está haciendo la izquierda de este país, encontramos un dato que creo deja las cosas muy claras, nada menos que sesenta y dos países han impuesto ya restricciones de entrada a sus respectivos territorios a los ciudadanos españoles. Desde fuera se nos percibe como un peligro y eso no lo arreglan los "expertos" de Sánchez.

Los italianos se han quejado de la falta de solidaridad de Europa, deberían reconocer que su actitud ante la epidemia fue muy irresponsable y qué decir de la actitud de nuestro gobierno que se ha empeñado desde el comienzo del problema en tranquilizar a la ciudadanía, sin tomar las medidas que la urgencia de la situación exigía.

Europa está molesta con los italianos y…con nosotros. Vamos a pagar la atroz imprudencia de que el gobierno alentara y permitiera las marchas del 8M, en contra del criterio científico expresado por expertos, que los de la CE también los tienen, de la agencia europea que se ocupa de estos asuntos.

Un panorama desolador que requiere la aplicación de medidas muy contundentes para evitar llegar a esta situación pero cómo nos entretuvieron con sus discursos buenistas, aquí no va a pasar nada, eso es como un catarro fuerte, los niños no se infectan, sólo se mueren los viejos, aquí nos tienen esperando lo peor, sin que el Gobierno sea capaz de darse prisa ni siquiera para proclamar el Estado de Alarma, porque da la impresión que no saben lo que tienen que hacer.

Y si repasamos muy por encima la situación económica, si todavía les quedan lágrimas vayan preparándolas. Pedro Sánchez explicó que tenía un Plan de Choque para frenar las consecuencias económicas y laborales que va a producir la epidemia en nuestro país. Por mucho bombo que le hayan dado, la mayoría de las medidas se limitan a conceder adelantos a CCAA y empresas para que sean ellas las que asuman el impacto de la crisis. Lo dije ayer, el gobierno no tiene el dinero que va a hacer falta para crear estímulos fiscales eficaces. Habló Sánchez de 18.000 millones de euros, pero el 90% de esa cantidad debe ser reintegrada al Tesoro antes de fin de año.

Creo que alguien ha definido muy bien la situación, que resulta gravísima para PYMES y autónomos, alguien decía hoy en Facebook: Los funcionarios no irán trabajar y van a cobrar el 100%; los autónomos no vamos a poder trabajar y vamos a pagar el 100%. 

Eso va a ser así y si las cosas siguen al ritmo cansino que marca el gobierno, vamos a enfrentarnos con 1.000.000 de parados, mientras Pedro Sánchez sigue buscando explicaciones inexistentes para justificar su incapacidad para gobernar España y de paso buscar a quien poder acusar de esta terrible situación.

Decía en el título que en una pandemia, veinticuatro horas pueden ser una eternidad y resulta que este tipo sin despeinarse, escondiendo su responsabilidad en la ciencia y los expertos, ha conseguido que llevemos un mes de retraso en la lucha contra la pandemia.

De cárcel.


NOTA: Éste escrito se publica también en el digital El Diestro. Aquí les dejo el enlace a ese medio, que merece la pena leer.

https://www.eldiestro.es/



Comentarios

  1. Así,
    Les ha dado tiempo a muchos madrileños a salir de Madrid, a Levante, Murcia, Andalucía y Galicia, lugares donde el puto virus no estaba muy extendido, a que vengan a tocarnos los COJONES.

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