Vivimos momentos muy complicados, por mucho que las terminales socialistas y comunistas se empeñen
en negarlo, la ciudadanía está muy preocupada. Hay serios motivos
para ello, si damos un repaso a la situación nos topamos de frente con el
desarrollo del coronavirus, un problema muy grave, por mucha vaselina
dialéctica que utilice este gobierno social comunista para tranquilizarnos.
Por
si fuera poco, ocultas tras las noticias
sobre el Covid-19, a diario nos llegan malas noticias que tienen que ver con el
paro, la destrucción de empleo, las correcciones que la UE hace a este gobierno
sobre la derogación de la reforma laboral del PP o sobre su política fiscal y
ya para qué les cuento si le echamos un vistazo al problema que tenemos con los
independentistas catalanes.
Los de Torra se han venido arriba y aunque hayan cobrado por
adelantado el precio de su apoyo a la moción de censura y a la investidura de
Pedro Sánchez, siguen exigiendo más dinero, que dejan de percibir el resto de
las comunidades autónomas y afirman que
sólo van a negociar en esa mesa, que humilla al conjunto de la nación española,
la aceptación del referéndum independentista y la libertad de los presos del
“proces”.
Así que enfrentamos una situación
en la que nos jugamos, me temo que a cara o cruz, la salud pública de España, el futuro de nuestros
ciudadanos, a los que el paro y la falta de oportunidades amenaza gravemente; sumemos a ello la cada vez más visible quiebra del sistema
de pensiones públicas, el fracaso de la Universidad y de la Educación Secundaria y mientras tanto los del gobierno entretenidos en montar
manifestaciones y en contarnos una serie de milongas que dan vergüenza, cuando
no miedo.
Y alguno dirá que eso lo digo yo,
que como soy de derechas (no se engañen, diría fascista y/o machista) estoy en
contra de las salvíficas medidas progresistas que este gobierno va a imponer
para recuperar las libertades que la ultraderecha ha robado a los ciudadanos de
este país y detener de una vez por todas al fascismo.
Creo que cualquier persona que
sea capaz de razonar, tendrá que estar de acuerdo que estamos metidos de hoz y
coz en una situación que pinta mal, tirando a peor. Eso por no decir que
vivimos una realidad que, de no remediarse de inmediato, nos lleva de cabeza al
desastre más absoluto.
Pero es que además y para que como
los del Dante dejemos atrás toda esperanza, estos problemas debe solucionarlos
el gobierno de Pedro Sánchez, un gobierno que avergüenza a la inmensa mayoría
de españoles y no porque yo lo diga – ya saben, fascista y machista – sino porque
lo dicen ellos. Sus innumerables ministros y sus vicepresidentes varios se
pelean como perros y se desacreditan y descalifican a través de los medios y
las redes sociales, mientras que su presidente permanece en un clamoroso
silencio.
El vicepresidente Iglesias pide
la cabeza de la vicepresidenta Calvo, por unas cuestiones que me parece tienen
que ver con la emigración; la ministra de Trabajo se echa su particular cuarto
a espadas con el asunto del coronavirus y aparece en una intervención pública,
que da vergüenza ajena y presenta sin encomendarse ni a Dios ni al diablo una
especie de manual por el que deben regirse obligatoriamente las empresas y los
trabajadores para hacer frente al virus. Moncloa la desautoriza de inmediato y
le recuerda que lo del virus lo lleva Sanidad, mientras que el
vicepresidente Iglesias alaba las medidas tomadas sin consultar a Sanidad, sindicatos, trabajadores y empresarios, porque para Iglesias las ministras podemitas van a
su aire y eso no admite crítica.
Y esto sucede pocos días después
de la monumental agarrada de la vicepresidente Calvo y el ministro de Justicia,
con la flamante ministra de Igualdad Irene Montero, otra que cree que existen esas varitas mágicas que convierten a los ignorantes en expertos jurídicos y que se
presentó en el Consejo de Ministros con un engendro bajo el brazo que pretendía que fuera la Ley del Sí es Sí y como Juan Carlos Campo,
ministro de Justicia y Carmen Calvo se negaron a aceptar el texto que
resultaba absolutamente infumable, allá que se fue el vicepresidente Iglesias y
acusó a través de los medios al ministro de Justicia de “machista frustrado” y
volvió a pedir a Sánchez el cese de Carmen Calvo y ya de paso nos recordó a
todos las diferencias que seguía manteniendo con la vicepresidenta y el ministro de Interior a cuenta de asuntos
relacionados con la inmigración.
Para que todas las críticas no recaigan
sobre ministras podemitas, para que no me acusen de machista, aunque barrunto
que alguno se me va a descolgar con lo de homófobo, aquí tenemos a Marlasca que tiene que ser un
cachondo de mucho cuidado que por un lado recomienda a los
policías que se protejan con mascarillas, elemento protector que su ministerio se ha
negado a proporcionar a sus funcionarios, pese a que éstos lo han demandado más
de una y más de dos veces. Todo un ejemplo de coherencia.
Y me parece y creo que a
muchísimos ciudadanos también, sean de derechas o de izquierdas, que nos enfrentamos a
una situación gravísima, en muy malas condiciones desde el punto de vista
laboral y financiero, con una política fiscal - por la que ya nos ha multado
Europa - que cada vez nos asfixia más y con un problema gravísimo de sanidad
pública y todo eso nos lo tiene que solucionar una pandilla de individuos que
no hacen otra cosa que presentar ocurrencias como si fueran inventos
prodigiosos, un gobierno social comunista que demuestra todos los días que no sabe
lo que tiene entre manos y que además se pelean y lo hacen en
público, lo que evidencia su aterradora incapacidad.
Y como éramos pocos, parió la
abuela y resulta que el dichoso Covid 19 ha comenzado a frenar la recaudación
fiscal y aumentar el gasto. De hecho los organismos internacionales ya han
advertido de ese peligro y recomiendan a los gobiernos que preparen estímulos
fiscales para solucionar el problema.
Y habrá gobiernos que lo hagan,
pero qué va a hacer Sánchez cuando su propuesta fiscal es justamente la
contraria. Económica, fiscal y laboralmente tenemos un problema muy serio, si
el impacto del virus se produce sólo durante el primer trimestre las cosas podrían
tener arreglo, pero si los contagios, las muertes, etc. siguen produciéndose
hasta el verano, no nos salva ni la caridad, el impacto económico será brutal.
Ya he dicho y me reitero que los miembros de este gobierno son
muy malos, no saben lo que tienen entre manos, muchos ministros están huérfanos de la formación que les sería exigible y además pierden su tiempo, credibilidad y prestigio peleándose públicamente, demostrando que en España no hay un gobierno, porque para nuestra desgracia
hay dos y los dos son muy malos.
Es por lo que propongo que a
partir de esta fecha además de encomendarnos a Santa Rita de Casia – Patrona de
los imposibles - para que nos ayude a solucionar nuestros problemas, los
Consejos de Ministros se celebren en la casa de Tócame Roque - sita en la calle
del Barquillo nº 10 de Madrid, que fue una legendaria vivienda madrileña,
populosa, destartalada y jaranera, tal y como dice la Wikipedia - lugar que me parece
más apropiado para ello que la Moncloa, si tenemos en cuenta la formación, modales e
idiosincrasia de estos ministros y su presidente.
Que así sea.
NOTA: Éste escrito fue publicado en el digital El Diestro. Aquí les dejo el enlace a ese medio, que merece la pena leer.
https://www.eldiestro.es/
Con este magnifico articulo, nos dejas de frente y sin protección, ante un Gobierno de chicha y nabo. Sus formas, acciones, arreglos, discursos, peleas nos hace pensar que estamos en el patio de un colegio de críos pequeños peleando por un bocata que alguien robo. Son lo peor de lo peor, no tienen formación para nada, todo les viene grande no, grandísimo. Soluciones no tienen ni capacidad de buscarlas. Se enfrentan entre ellos y lo hacen delante del pueblo, o sea , que se ponen en evidencia por idiotas e ignorantes. El momento es duro para nosotros, solo que a ellos esto no les afecta. Tenemos a los presos en la calle,cobrando sus votos a precio de oro, el paro subiendo como la espuma, las empresas cerrando...… y el gobierno haciendo experimentos para terminar de joder la marrana. tu lo expones muy bien pues yo tengo tal indignación, que todo se atropella y al final no digo nada. Gracias Miguel, recuperar tus artículos me da vida.
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