Me confieso incapaz de comprender al Gobierno
El gobierno de la Nación ha
anunciado en múltiples ocasiones que estaba intentando solucionar la falta de
elementos imprescindibles para combatir el coronavirus y para dotar al personal
sanitario de elementos de protección ante el contagio. Elementos que cualquier
gobierno digno de tal nombre debería haber adquirido a primeros de febrero;
pero fuera porque entonces estaban muy ocupados en sus cositas o porque, a
pesar de las advertencias de los organismos internaciones competentes,
decidieran en su inmensa sabiduría que lo del Covid 19 era algo que no les concernía, nadie hizo nada y lo que son las cosas ahora han llegado las prisas.
Pedro Sánchez en una comparecencia muy didáctica, se tomó el trabajo de informarnos de la situación del mercado y se
permitió afirmar que no teníamos ni idea de cómo estaba el negocio y
al menos en mi caso tenía mucha razón, francamente no tengo ni idea a cuanto
se cotiza un respirador o cómo se negocia la compra del material de protección
para los sanitarios y los test de detección del coronavirus; pero reconociendo
humildemente mi abismal ignorancia al respecto, no creo que ésta sea elemento de
preocupación para mis conciudadanos. Lo que sí es de preocupar es que de las
declaraciones de Pedro Sánchez se percibía con claridad que
él tampoco tenía ni idea y eso, amigos míos, sí que asusta.
Como de costumbre las
declaraciones del Presidente siguieron la línea evanescente de comunicación
que emplea el gobierno que parece incapaz de hablar de cifras concretas y mucho menos de plazos. Hoy, por sorpresa, nos desayunábamos con una noticia que, a pesar de haberme
creado una buena coraza de protección para los disparates de este gobierno, me ha producido
muchísima inquietud.
Los españoles nos enterábamos que España había solicitado a la OTAN, apoyo para combatir a la epidemia que
está arrasándonos. La noticia decía que la Alianza Atlántica informaba
que había recibido una solicitud de las Fuerzas Armadas españolas a través del Centro de
Coordinación de Respuesta de Desastres, con una lista de necesidades que
incluían los elementos más imprescindibles en estos momentos. España habría
solicitado 1,5 millones de mascarillas quirúrgicas, 150.000 trajes de
protección y hasta 450.000 respiradores.
Decía el gobierno español, que “Para evitar el contagio del virus entre
las unidades de las Fuerzas Armadas y la ciudadanía española pedimos a nuestros
socios internacionales que faciliten su ayuda al Ministerio de Defensa de
España en el suministro de ayuda humanitaria”. Conviene aclarar que la OTAN
no da ni los buenos días, se ha limitado a trasladar la petición
española a los países
miembros a ver que pueden apañar en una derrama urgente para ayudarnos.
Francamente si para combatir el
coronavirus tenemos que pedir ayuda a una organización militar para que el
resto de los países europeos nos manden ayuda, me parece que la imagen que da el gobierno es para echarse a
llorar. Si pides es porque los demás tienen y a mí como ciudadano se me
ocurre preguntar, oiga usted acláreme porque ellos están equipados y nosotros no.
Me
produce una vergüenza absoluta que nuestro gobierno nos coloque en el mismo
trance que aquella cigarra que se pasó el verano cantando, mientras la hormiga
trabajaba. Ese es tristemente nuestro papel, de hecho el portavoz de la Alianza
Atlántica, que ha estado circunspecto, ha manifestado que jamás habían recibido
una petición igual, me imagino el careto del tío, salvo una que hizo Ucrania cuando
el conflicto que mantuvo con Rusia.
Hasta aquí el papelón en el que
nos han colocado estos irresponsables que ya de paso se han escudado tras los
militares para reconocerse desbordados; pero como esto es como una montaña
rusa, esta misma mañana tras enterarnos del rollo de la OTAN, Salvador Illa daba una rueda de prensa para anunciar
un acuerdo entre el Gobierno español y China. No vayan a pensar que el
acuerdo es entre gobiernos, dicen China por si cuela, pero el acuerdo al que
han llegado lo tienen con los representantes de ese mercado agresivo del que nos hablaba
Sánchez la semana pasada. Illa ha manifestado que se han gastado 432 millones
de euros y parece ser que han comprado, entre otras cosas, 550 millones de mascarillas y 5,5
millones de test rápidos.
Cuando le han preguntado por los
respiradores, el ministro de Sanidad ha afirmado que han logrado (sic) comprar
950 respiradores, que debe ser que no tenían suficiente pasta, porque lo de 950
es un número extraño que no parece tener mucho sentido y nos ha explicado, casi
sonriente, que los respiradores se distribuirán entre abril y junio, o sea a lo largo de tres meses, que ante nuestra situación parece un plazo a todas luces excesivo.
Ha añadido que las compras
llegarán “escalonadas” y que se repartirán semanalmente y aquí viene lo
importante, el ministro ha informado que todo está pagado. Así que por fin Pedro Sánchez y sus mariachis han resuelto el misterio de cómo funciona
este mercado. Tal y como yo lo explicaba aquí hace unos pocos días: Quieres
material, paga por delante y así se acaba lo del mercado agresivo y cambiante
que nos explicaba Sánchez en su momento.
Pero, siempre hay un pero, si lo
de la compra que anunciaba Illa es cierto, si es verdad que las compras van a
llegar puntualmente semana a semana, si los 432 millones se han pagado a
tocateja, me puede explicar alguno de ustedes a qué venía montar el circo con la Organización del Atlántico Norte, que nos ha dejado a los
pies de los caballos ante nuestros socios de la OTAN y de la Comunidad Europea.
Hay cosas que un gobierno debe cuidar y entre ellas está sin duda el prestigio internacional de España que los
social-comunistas se están encargando de liquidar.
¿Qué si me creo lo que ha contado
Salvador Illa? Si soy sincero, no demasiado, hay cosas que no cuadran ni a
martillazos. Cuando pedimos respiradores a la OTAN, supongo que de gañote,
necesitamos 450.000 unidades, pero si se trata de pagar a tocateja, nos bastan
950, difícil de justificar, a no ser que los social-comunistas pretendan
hacerles el toco mocho a los de la Alianza Atlántica.
Están jugando con fuego, tras 47.610 infectados y 3.434 muertos y por desgracia, lo que te rondaré morena, me parece que a los españoles se nos está empezando a acabar la paciencia y el día que los ciudadanos pasemos del modo “acojone” al modo “cabreo descomunal”, entonces será el llorar y crujir de dientes y no habrá vuelta atrás.
Mucho cuidado, que todo tiene un
límite.
NOTA: Éste escrito se publica también en el digital El Diestro. Aquí les dejo el enlace a ese medio, que merece la pena leer.
https://www.eldiestro.es/
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