119.199 contagiados, 11198 fallecidos y 30.153 recuperados
El día 30 de enero del presente
año la Organización Mundial de la Salud lanzaba una alerta de emergencia
internacional con motivo de la expansión del nuevo coronavirus que advertía de
la gravedad del problema.
Aquí nadie se dio por aludido, supongo que pensarían
que China quedaba muy lejos. Salvador Illa siguió a lo suyo; llegaron más avisos, en los días 3 y 11 de febrero la OMS instó a los gobiernos de la
CE a que adquirieran el equipamiento necesario para hacer frente al
coronavirus.
El día 12 de febrero la CE pedía a los estados miembros que hicieran acopio de recursos y
materiales sanitarios para evitar el desabastecimiento. Salvador Illa, nuestro
flamante ministro de Sanidad, se puso flamenco y contestó que "España
tiene suficiente suministro y equipos personales de emergencia en este
momento" y para que no cupiera duda alguna, añadía "Tenemos un
Sistema Nacional de Salud muy potente, robusto, con grandes profesionales y
estamos preparados para hacer frente a la situación".
El 13 de febrero se celebra
una reunión de ministros de Sanidad de la UE, una de las conclusiones a las que llegaron advertía que había que estar atentos y "vigilar el riesgo de
desabastecimiento de medicamentos y equipos importados de China" y nuestro
ministro se llamó otra vez andana y aquí no hubo nada. Es más, instalado Illa
en la soberbia que supongo copió de Pedro Sánchez, ese mismo día afirmó que
"España tiene suficiente suministro de equipos personales de emergencia en
este momento y se está trabajando para seguir asegurando existencias en caso de
una ampliación del brote".
Faltó a la verdad entonces y mintió a cuenta de la
manifestación del 8M y aunque recibieron instrucciones de la CE para que no
permitieran reuniones multitudinarias y conociendo el aumento
exponencial de contagios en Madrid la permitieron y nuestro ministro de Sanidad afirmó que
España "está actuando de acuerdo a los criterios y recomendaciones
internacionales, con una máxima coordinación con las instituciones europeas, la
OMS y las Comunidades Autónomas".
Todos sabemos que era mentira, Illa y Pedro Sánchez se pasaron por el
mismísimo arco del triunfo, las alertas, las advertencias y las conclusiones de
la Organización Mundial de la Salud y de la CE, porque les interesó más llevar
a cabo la manifestación, que ocuparse de la salud de los españoles.
El gobierno que desde el minuto
uno sabía lo que sucedía a través de las autoridades sanitarias mundiales y
europeas y porque había que estar ciego para no ver lo que sucedía en Italia,
no hizo nada para “hacer acopio de recursos y materiales sanitarios" -tal y
como le advirtió la Comunidad Europea el día 12 de febrero- hasta el 10 de
marzo, casi un mes más tarde, cuando comenzó a repartir material sanitario a
las CC.AA.
Pero la epidemia se descontrola y
Sánchez tiene que declarar el Estado de Alarma y a raíz de esta decisión la
compra de material sanitario y equipos pasa a ser competencia exclusiva del
ministerio de Sanidad y se centraliza la gestión en un organismo, el Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa), que
hasta entonces se ocupaba, bastante mal por cierto, de las compras de material sanitario para Ceuta y
Melilla.
Comienza el desastre, la epidemia crece incontrolada, las CC. AA no
pueden comprar material y el ministerio de Sanidad no da una, porque Ingesa, que
no sabe hacer compras importantes, se refugia en el cumplimiento exacto de la
norma administrativa y lo hace en un mercado que está roto y cuya volatilidad
hace muy difícil cerrar operaciones.
Sus responsables se niegan a pagar por
adelantado o exigen que lo que se compre sea "lo más barato que esté en el
mercado" como si la adquisición de material sanitario en China se pudiera
hacer tal y como se hace en un concurso público. El gobierno tiene que levantar
la prohibición de manera tácita que no expresa y así estamos ahora.
Pedro Sánchez y su gente mienten
cuando se escudan en que nadie podía prever lo que iba a suceder, porque otros escucharon
los avisos de la OMS y de la CE, que ellos ignoraron y procedieron a llevar a cabo las compras del
material que les iba a hacer falta.
Resulta inadmisible que Sánchez ignorara los reiterados avisos que recibió,
que cerrara los ojos a lo que sucedía en otros países, que ignorara inexplicablemente
lo que estaba sucediendo en Italia y cuando le pilla el toro,
decide ir a un mercado en el que la oferta es muy inferior a la demanda, porque
es verdad que todos quieren comprar, pero unos compiten con los almacenes llenos
y nosotros sin reservas, con la gente muriendo a puñados en las UCI,s
colapsadas, obligando a los médicos a hacer el papel de Dios y decidir quien
vive y quien muere, con más 10.000 trabajadores sanitarios contagiados por
falta de protección elemental, llegando al mercado tarde, mal y encima buscando
gangas.
Y pasan las cosas que pasan con
los test rápidos, que lo que ha sucedido con esas compras debiera llevar a más
de uno y más de dos a la cárcel, las mascarillas están caducadas, las batas
resulta que son chubasqueros, la aduana china retiene material por falta de
documentación y/o porque los envases no son los que debieran ser, Francia se apropia de un cargamento de mascarillas o Turquía se queda con los respiradores que compraron en China Navarra y Castilla La Mancha y la inefable ministra de Asuntos Exteriores se limita a encogerse de hombros ante el robo.
Fue la ministra de Exteriores la
que dijo que uno va a buscar gangas y
luego lo que compras no son gangas y para redondear la estupidez quiso
justificar al gobierno añadiendo que ellos no sabían muy bien como funcionaba
el mercado chino, cómo si en la embajada de España en China no hubiera un
agregado comercial o quizás fuera que la ministra ignorara -en este gobierno todo
es posible – la existencia de la Cámara Oficial de Comercio de España en China,
que a lo peor, de pescar truchas saben poco, pero del mercado chino saben cómo
el que más.
No pueden justificar su retraso
en las compras y cuando el 13 de marzo, llega nuestro gobierno al mercado, hay
gente que está comprando desde enero, llegan tarde, llegan mal, pasan cosas muy
raras -el intermediario de confianza por ejemplo- y pretender pagar como aquí
pagan las instituciones, en lugar de entender que a China hay que ir a comprar
con los billetes por delante.
Vivo en Fuerteventura, dependemos
del Gobierno de Canarias, que esperaba que Madrid mandara los test,
que no llegaban. En Fuerteventura el presidente del Cabildo Insular Blas
Acosta, del PSC por cierto, un enano, presupuestariamente hablando, en comparación
con los gobiernos de España y Canarias, se puso a trabajar, hizo uso de sus
contactos y de la habilidad de su equipo y se ha traído de Alemania 50.000 test
PCR, test de los buenos, de los que utilizan en Alemania y se los han traído en
un vuelo especial en un santiamén.
Para que vean que hay gente que se
enfrenta a los problemas y los soluciona, Blas Cabrera, mientras que otros, como el
presidente del gobierno canario o Pedro Sánchez, esperan que alguien o algo se los
solucione.
Resulta curioso que los tres sean socialistas, lo digo
por los que me acusan de tener una obsesión contra el PSOE. No es el caso, unos
saben lo que hacen y otros son un desastre que tenemos que sufrir, mientras
mueren más de 800 españoles a cada día que pasa.
Han sido los últimos en comprar y se han
traído lo más barato ¡que podría salir mal!
|
Comentarios
Publicar un comentario