Me encontraba en un jardín sentado en un
banco, Pedro Sánchez se me acercó, tenía muy mala cara y las canas que le
habían teñido para su comparecencia televisada resultaban muy visibles. Me
saludó, se sentó y me dijo que estaba desesperado, peleaba por mantener su
imagen y nada salía bien. Bajó el tono y me dijo que estaba empezando a pensar que la amistad
y cercanía de Iván Redondo y Pablo Iglesias tenían algo que ver con sus
fracasos en la comunicación.
Todavía no me explico, dijo,
cómo pudo suceder que en el Congreso de los Diputados, presuma en vivo y en directo
de lo que dice un informe de la Universidad de Oxford sobre mi actuación en la lucha contra la
pandemia y resulte que al parecer, un becario no se lo leyó completo o no tenía
demasiado dominio del inglés y me colocó en el discurso una cita sacada de contexto de un informe que me ponía a mí y a mi gobierno a la altura del betún. Los populares al día siguiente me pusieron
a caer de un burro y además con
recochineo. Que me paso el día pidiendo unidad y lealtad pero nadie me hace
caso.
Estoy nervioso y enfadado, continuó explicándose, todo
el mundo me da la paliza para que tenga cuidado con las expresiones de mi cara. No tienen la menor delicadeza, soy el Presidente del Gobierno y no un
actor y pongo la cara que me da la gana, que si ellos tuvieran que aguantar lo
que yo aguanto ya veríamos que jeta ponían. Puede usted creer que una ministra
podemita se atrevió a decirme, que cada vez que me hacen una pregunta
que no me gusta, pongo una cara de malo de película que echa para atrás y como le contesté, pues anda que tú, la que montaste con el monólogo cómico de los ERTES y la tipa lleva una semana que no me habla.
Lo de las ruedas de prensa me lo
complicó de mala manera el facherío en general y Pablo Casado en particular,
que tiene cara de niño bueno pero es una auténtica víbora. No paró hasta conseguir
que el rollito que me había montado Miguel Ángel Oliver, que tenía a los
periodistas más tiesos que una vela y totalmente entregados a la tarea de mi
personal lucimiento, se acabó. Así no puedo trabajar, acostumbrado a que
las preguntas se hicieran con antelación lo que me permitía llevar las
respuestas escritas, lo de ahora es insufrible, cualquier periodista se puede
descolgar con alguna pregunta incómoda, por mucho que diga García Oliver que
esté tranquilo que está todo atado y bien atado. Esto es un sin vivir.
Para que le cuento el follón que
montaron los del Departamento de Imagen y Comunicación que cobran más que yo.
Decidieron poner más gente en las ruedas de prensa para acompañar al pobre
Fernando Simón y pese a que ya les advertí que ojito con colocar a militares,
guardias civiles y policías nacionales en la alineación, dijeron que tranquilo,
que quedaban muy bien en pantalla con las medallas y los uniformes y su
presencia le daba a la rueda de prensa un apariencia de seriedad estupenda y
con una sonrisita irónica me dijeron, no se preocupe señor presidente que van
convenientemente aleccionados, esa gente es muy disciplinada y como soy buena
gente y me fío de todo el mundo, me dejé convencer. Ya sabrá usted la que han
liado, primero fue el de la Policía Nacional con lo de los tres meses, que a
Miguel Ángel Oliver casi le da un infarto en directo y hace un par de días el
general de la Guardia Civil la lio a base de bien.
Y ya en plan confidencia me
comentó que el sobrado de Iván Redondo le soltó como quién no quiere la cosa:
Presidente es que tienes boca de cabra, cada vez que hablas sube el
pan. Me quedé boquiabierto sin poder contestarle como se merecía, estoy
seguro de que esas cosas se las mete en la cabeza Pablo Iglesias, que está loco
por pillar mi poltrona.
Todo son críticas, como si no
se dieran cuenta que yo ya no doy abasto, el otro día sin ir más lejos,
cuando le comentaba a Redondo lo difícil que resultaba contestar a las
preguntas hechas en directo, me suelta el tío que mejor así, porque antes se notaba
un montón que leías las respuestas a las preguntas que se suponía te hacían en
ese momento y el cachondeo era mayúsculo.
Amigo mío aunque soy un hombre de buen
carácter y no se me caliente fácilmente la boca, fue tal el rebote que pillé,
que le dije. Mira Iván si de impedir cachondeos se trata, mejor te compras un
pegamento para el peluquín, porque las ministras se parten la caja y
hacen apuestas sobre si se te va a caer o no, que siempre lo llevas medio torcido. Y el tío se ofendió y quería dimitir; lo saqué
de las garras de los peperos, en la Moncloa lo tratan como un rey y así me lo
paga. Hay noches que no duermo pensando en que el podemita le está comiendo la
oreja a Iván con muy malas intenciones.
Aquí todo el mundo se queja y no respetan la responsabilidad de mi cargo, ahí está Fernando Simón que
desde que volvió de la cuarentena no es el mismo. Creo que fue ayer que afirmó que utilizar lo que dicen en rueda de prensa para criticarles "no es algo
decente". Tienen la piel muy fina, no se dan cuenta que ellos tienen que dar
la cara, precisamente para que las críticas se dividan, lo mismo pasa con
Salvador Illa que me parece que ya ha querido dimitir tres o cuatro veces, no entiende que siendo Ministro de Sanidad le toca dar la cara y si se la
parten, le va en el sueldo y si echa de menos a Iceta como dice, que se compre
un mono, que dicen que entretienen una barbaridad.
Estaba muy sorprendido, no entendía que estaba sucediendo y lo cierto es que tenía muchas ganas de comentarle en vivo y en directo cuatro
cositas a Pedro Sánchez que no es santo de mi devoción; pero si les digo la
verdad me dio un poco de pena, pero cómo me pregunto a qué había ido a verlo le
dije. Señor Presidente tengo dos noticias para usted, una muy mala y otra peor ¿Cuál es la
que quiere escuchar primero?
Me miró fijamente, agachó la cabeza y me dijo que le daba igual.
Decidí darle la primera noticia. Presidente los del CMA han publicado un
tracking en el que en el apartado Seguimiento de la Respuesta global al
liderazgo en la crisis COVID-19, colocan a España en el puesto 95.
¡Qué cabrones! se sobresaltó
Pedro Sánchez, no serán británicos los del CMA, porque después de lo de la
Universidad de Oxford es que los temo, le tranquilicé y le informé que eran
australianos, lo que no pareció consolarle demasiado. Me miró y me dijo, vale
esta es la noticia peor dime ahora la muy mala, tuve que sacarle del error,
Presidente la noticia peor es que el tracking se llevó a cabo sobre 95
naciones, somos los últimos de la fila y no es por lo del conjunto musical.
Se levantó, hizo un ruido raro
como si se ahogara, me miró de soslayo, metió las manos en los bolsillos, se
fue y no hubo nada.
Dicen, los que dicen saber de
estas cosas, que a veces los sueños nos anticipan la realidad. Vaya uno a saber.
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