Carmen Calvo se columpia y sin darse cuenta dice la verdad
Nadie y mucho menos Carmen Calvo
esperaba gran cosa de la sesión de control al Gobierno que se llevó a cabo el día de ayer en
el Congreso de los Diputados. Otro día en la oficina, pasen
días, caigan panes. La oposición iba a hacer unas preguntas de las que no espera
contestación y como todos los miércoles aprovecharían la ocasión para
desahogarse y darle toda la cera posible al Gobierno.
Como a la vuelta lo venden tinto,
los portavoces del Ejecutivo estarían dispuestos a contestar lo que mejor les
pareciera, porque el reglamento es tan laxo que se pueden escapar por un millón de agujeros y aprovechando la ventaja que da estar en el poder, devolverían el
repaso a la oposición a ser posible corregido y aumentado. Lo vemos todos los
miércoles y salvo rarísimas excepciones poco o muy poco se saca en limpio de
esas sesiones en las que se supone se controla la acción del Ejecutivo, pero habrá
que reconocer que salvo el personal lucimiento de algunos portavoces que
dominan mejor que la gran mayoría, las técnicas de comunicación parlamentaria, cuyas
intervenciones acabarán en los medios de comunicación o en las RRSS, nadie
espera gran cosa.
Así que para la mayoría de los
diputados que acuden de oyentes a la sesión, porque no les queda otro remedio, resultan unas
sesiones monótonas y aburridas, aunque a veces la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, como decía la letra de
una canción, que advertía también que quien a hierro mata, a hierro termina y
eso es lo que le sucedió a Carmen Calvo que ayer no sé si le traicionó el
subconsciente o simplemente cuando tomó la palabra, su atención estaba
dividida entre la contestación que le daba al portavoz de VOX, mientras interiormente se acordaba hasta la quinta
generación de los progenitores de Espinosa de los Monteros, que simplemente le había preguntado “si el Gobierno piensa
hacer algo por restituir la credibilidad de las instituciones del Estado”.
Puedo asegurarles porque lo sé, que los intervinientes saben lo que les van a preguntar, aunque naturalmente desconozcan
el exordio que a veces antecede a la pregunta concreta, conocen la pregunta y llevan por escrito la respuesta que les ha
preparado su equipo de asesores, pero lo cierto es que a Dª Carmen Calvo, doctora
en derecho, profesora universitaria en Derecho Constitucional, Vicepresidenta
primera, ministra de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria
Democrática del Gobierno de España, le están dando muy mala vida entre Espinosa
de los Monteros y Cayetana Álvarez de Toledo, que todos los miércoles sin falta
la ponen a escurrir y si digo lo que pienso, pese a su evidente veteranía la
vice lo pasa bastante mal, porque siempre ha sido una mujer con mucho carácter
que aguanta muy mal las críticas y en esto de la esgrima parlamentaría hay que
tener la mente muy fría, el ingenio rápido y desde luego la lengua muy
afilada y una cosa es que montes el numerito y afectes indignación, que eso
entra en el oficio y otra muy distinta es permitir que los adversarios te
saquen de tus casillas y te cabreen de verdad.
Y eso es lo que le está pasando
miércoles tras miércoles a Carmen Calvo que a pesar de su oficio, se enciende y eso es tan malo
que hoy cuando comenzó su intervención se notaba claramente que estaba muy molesta con Espinosa y con una cara que denotaba su profundo cabreo soltó “No hay que restituir
lo que no ha existido”.
Está claro que no quería decir
eso, salvo que alguien le hubiera organizado un viaje a Damasco y cuál Saulo
redivivo, hubiera caído del caballo, visto la luz y abjurado de sus errores, supongo que lo que
pretendía decir es que “no se puede restituir lo que no se ha perdido nunca” o
algo así, pero dijo lo que dijo y aunque la Batet es más del gobierno que Pedro
Sánchez, eso queda reflejado en las actas para siempre jamás.
Se equivocó, quien tiene boca se
equivoca, sólo se equivocan los que hacen cosas y si ustedes saben alguna frase más de
esas que se utilizan cuando alguien mete la pata hasta el corvejón, añádanla al
texto. Pero no nos engañemos, resulta inadmisible que Dª Carmen Calvo con los trienios que lleva
en política, se deje llevar por sus instintos primarios y no sea capaz de
dominar su carácter, porque la pregunta es obligada ¿si no es capaz de gobernarse
a sí misma, cómo puede pretender gobernar a los 47 millones de españoles?
Ha dejado claro que no está a
la altura de las circunstancias, es cierto que el estilo parlamentario ha
cambiado y hoy es mucho más duro y directo que en otras épocas, pero quede
claro que en el Congreso jamás se han hecho prisioneros, así que no vale echarle
la culpa al estilo de Espinosa de los Monteros o al de Álvarez de Toledo,
porque teniendo en la bancada socialista a Lastra y en el banco azul a Iglesias
y a Montero, está claro que el “estilo directo” se da por ambas partes y aquí toca eso de que a
quién Dios se la dé, San Pedro se la bendiga.
Ahora bien lo que me ha resultado
absolutamente ridículo ha sido la reacción de la bancada socialista, primero
fueron unos segundos de silencio estupefacto y después una cerrada ovación, a
la que por cierto no colaboró Pedro Sánchez, que creo que fue el único que tuvo
la dignidad de no aplaudir una equivocación tan rotunda. Hoy los diputados de
la zurda han demostrado que son simples muñecos que aplauden cuando les dicen que lo hagan,
independientemente de si están aplaudiendo una intervención de mérito o una inmensa cagada como la de la Vicepresidenta y perdonen ustedes la manera de señalar.
Vamos a ver lo que da de sí la
próxima sesión de control al Gobierno, que supongo levantará muchas
expectativas. El posible choque entre la de Cabra y Cayetana puede hacer saltar
chispas, estaremos atentos a la pantalla.
Hay que reconocer que la vida a veces es muy injusta, porque para una vez que Carmen Calvo dice una verdad como un templo
en el Salón de Plenos del Congreso, resulta que lo hace por error.
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