Fernando Simón nos engañó y debe pagarlo
Lamento comunicarles que, por el momento, no me es posible seguir ofreciéndoles el Audio Blog.
Fernando Simón el portavoz del
Ministerio de Sanidad contra la pandemia del Covid-19 y director del Centro de
Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias,
ocultó deliberadamente datos sobre el desarrollo de la pandemia en España,
porque el gobierno había decidido que debían ser confidenciales. Que en un
momento de una gravedad tan importante el “experto” que todos los días salía a
los medios para lanzar mensajes tranquilizadores a la opinión pública, nos mintiera a boca llena es de una gravedad que excede por sus consecuencias al ámbito de lo
profesional o lo ético, para pasar directamente al ámbito de lo penal.
Que conociendo como conocía perfectamente
la gravedad de la epidemia y la altísima capacidad del virus para contagiar,
guardara silencio porque al gobierno no le convenía que se supiera, toda vez
que si se reconocía el altísimo riesgo de contagio, lo de la manifestación
feminista se venía abajo, es de una gravedad monstruosa. Y ahora sabemos que el
Gobierno no prohibió ningún acto, siendo conocedor del peligro en el que ponía a
los ciudadanos, para poder autorizar la funesta manifestación del 8 M.
Sabemos que nos engañó porque tenemos conocimiento del contenido de unas reuniones con
los representantes de la Iglesia Evangélica a los que el Ministerio de Sanidad
les ponía pegas para la celebración de un Congreso Evangélico en la Caja Mágica
de Madrid, al que calculaban que asistirían unas 8.000 personas. Como sea que no
entendían cuál era el motivo que aconsejaba que a ellos se les prohibiera lo
que a otros se les permitía y ante los daños morales y materiales que les iba a ocasionar la
suspensión del evento, se reunieron dos veces con representantes del gobierno,
la primera vez con Salvador Illa y Fernando Simón y en la segunda ocasión
sólo con Simón.
Y en esa segunda reunión, cuando
preguntaron al que les decía que había que suspender el acto, qué problemas
tenían ellos que no tuvieran los demás, Fernando Simón les habló de la gravedad
de la situación y del altísimo peligro de contagio que podría ocasionar la
asistencia a un acto multitudinario. De hecho les puso al día del desarrollo de
la epidemia en Italia, China y Corea y cuando los evangelistas que debían estar
flipando, insistieron que todo eso que les explicaba estaba muy bien pero que
ellos estaban en España, Simón les explicó al detalle la realidad de la situación
de la epidemia en España y para justificarse dijo: “Esta información no ha
saltado a la opinión pública porque son datos confidenciales. Pero a vosotros
os queremos exponer la situación que tenemos ahora para que tengáis claro que
ese congreso no se puede celebrar”.
Así que en un momento de una
gravedad que conocía perfectamente el gobierno y mucho más el propio Simón, que
para eso es epidemiólogo, de común acuerdo decidieron engañar a los ciudadanos explicándonos que
no había riesgo grave en nuestro país. Cuando los ciudadanos deberíamos haber conocido exactamente cuál era la situación, para poder protegernos del contagio, prefirieron
engañarnos y permitir que la gente se enfrentara a un riesgo que desconocía y en
ese desconocimiento está justificado el crecimiento exponencial de la epidemia
en España.
Estos desgraciados sabían que era lo que se nos venía encima cuando nos explicaron que lo del coronavirus era como una
gripe común o que se podía ir a la maldita manifestación con total
tranquilidad, que eso lo dijo Simón, cuando afirmó que si su hijo le preguntaba
le diría que fuera tranquilo. Y cuando nos explicaban que
nadie sabía lo que iba a pasar con la epidemia, mentían porque sí sabían lo que podía suceder y por eso hicieron lo imposible por impedir el acto de la Iglesia Evangélica.
Y alguno dirá, que yo sepa ese acto no se
prohibió, se desconvocó por parte de la organización, lo que no es exactamente
cierto, porque Simón que con esa cara de bueno que tiene, cuando le conviene, exhibe unos modos propios de un matón, les explicó que no les iban a
prohibir el Congreso. Les dijo, desde el Ministerio de Sanidad os recomendaremos la suspensión – y ahora viene lo del estilo mafioso – “pero una recomendación del Ministerio
de Sanidad en estos términos tiene carácter imperativo”.
Y sabiendo como sabemos lo que
sucedió en esa reunión, ya no nos valen más excusas. Porque el cuento de los
cientos de misas que se celebraron el 8 M, los partidos de fútbol, el Congreso
de VOX, el acto de Vistalegre, todo eso debiera haber sido suspendido y no se
hizo para crear una coartada que les permitiera celebrar la manifestación feminista.
Así que más les vale a los social comunistas dejar de alegar que todo el mundo
hizo actos y nada más se les echa en cara su manifestación, porque resulta que
la Delegación del Gobierno en Madrid que tenía que saber el riesgo al que
exponía a la población, como lo sabía el Ministerio de Sanidad y Fernando
Simón, colaboró con Pedro Sánchez y no suspendió ninguno de los actos a pesar
de que ponían en riesgo grave la salud de los asistentes a los mismos.
Lo de la reunión con Simón, está
recogido en el Informe de la Guardia Civil y los pastores evangélicos han
declarado lo que aquí recojo, pero la puntilla a los social comunistas se la ha
puesto el informe del médico forense en el que se afirma de manera taxativa que: El Gobierno "era consciente del peligro" del 8M: "Se veía
venir" y para rematar afirma que el 25 de febrero ya "había un alto
índice de sospecha de que el país iba hacia una hecatombe sanitaria y se sabía
cuáles eran las medidas que había que adoptar para evitarlo".
Ítem más, el forense
que debió recordar el falaz empeño de Pedro Sánchez por presentar la
epidemia como un fenómeno simétrico, dice en su informe "La existencia o no de
una pandemia no depende sólo de lo que suceda en un país, pues se trata de un
fenómeno mundial, pero cada gobierno tiene su responsabilidad en ello en
función de cómo gestione el comienzo y la evolución de la misma su autoridad
sanitaria".
No sé cómo se atreve la Fiscalía a
solicitar, en un escrito sin firma, el archivo de la Instrucción sobre el 8 M,
porque si la Fiscalía no encuentra materia penal en el ocultamiento, por parte
de la Delegación de Gobierno, de un peligro que ha ocasionado la muerte y la enfermedad de
muchos compatriotas, es para que se lo hagan mirar.
Quizás un día no muy lejano Pedro Sánchez nos
diga, metido de hoz y coz en la nueva normalidad, "Salga el sol por
Antequera y póngase por donde quiera" pero por mucho que insista en ello, el sol seguirá saliendo por el este y con este terrible asunto sucede lo mismo.
Hay
verdades que no se pueden ocultar, porque además de las declaraciones de los
pastores evangelistas, está la documentación que prueba qué es lo que sabía el gobierno
sobre la epidemia y en qué fecha y esos documentos prueban que nos mintieron y
con su mentiras propiciaron los contagios y la muerte de muchos y eso amigos
míos tienen que pagarlo.
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