El particular y humillante viaje a Canosa de Pedro Sánchez
Pedro Sánchez el inefable narciso
socialista está llevando a cabo una serie de viajes que irremisiblemente me
recuerdan al que tuvo que llevar a cabo el emperador Enrique IV del Sacro
Imperio Romano Germánico. Un humillante viaje que me van a permitir que les
cuente, porque muchos de mis lectores no habrán estudiado Historia en el
bachillerato y por lo tanto ignoran el suceso y su significado.
En enero de
1077, el emperador que había sido
excomulgado por el Papa Gregorio VII a cuenta de unos problemas políticos, decidió emprender un viaje que le llevara
hasta el Castillo de Canosa, lugar en que se encontraba el Sumo Pontífice para pedir
humildemente perdón y solicitar que le levantara la excomunión.
Hay que tener presente que en
aquellos tiempos el hecho de ser excomulgado además de la pena religiosa, suponía para el penado la muerte civil y si eras rey, emperador, conde o
marqués y te excomulgaban, de manera automática tus vasallos dejaban de deberte
obediencia porque la autoridad del monarca venía de Dios y porque si seguían
obedeciendo al anatemizado, también eran excomulgados.
Por lo tanto Enrique IV se jugaba mucho en el
envite y decidió ir a pie, descalzo, con un cilicio, vestido con un hábito de monje y así atravesó los Alpes hasta que llegó a finales de enero al
castillo. Permaneció tres días arrodillado frente a su puerta, bajo la nieve y
el frío del invierno, hasta que Gregorio VIII, que por lo que cuentan fumaba en
pipa, se apiadó de él, aceptó su humillación, le recibió y le levantó la
excomunión.
Así son los viajes que está
llevando a cabo Pedro Sánchez que se está tragando la soberbia y el
estilo de matón de taberna que exhibe aquí, para humilde y sumiso pedir la
ayuda que necesita para sacar adelante a su gobierno, que no a España. Sánchez
que necesita el dinero europeo como el aire que respira, empezó el humillante viaje a su particular Canosa acercándose hasta Holanda para mantener una entrevista con Mark Rutte, Primer Ministro de los Países Bajos, con el que el imprudente de Sánchez ha mantenido algún que otro rifirrafe por un quítame allá unas declaraciones.
Creo que el espíritu del encuentro lo resume una frase que el primer ministro espetó a los
periodistas españoles ¡antes de su encuentro con Sánchez! Una frase que denota
la nula intención de ponerle las cosas fáciles al socialista y las ganas de
ajustar cuentas con el narciso que es un hacha buscándose
enemigos. Dijo el holandés que "Vosotros tenéis que encontrar la solución
dentro de España, y no en la Unión Europea, como se trata de hacer ahora”.
Supongo que nadie pueda tener
muchas esperanzas en la ayuda que nos pueda prestar el Primer Ministro de los
Países Bajos, que para rematar afirmó tras el cara a cara con Pedro
Sánchez que por "cada euro" prestado por Europa, España tendría que
hacer reformas y por si había alguien que tuviera dificultades de comprensión, remató la faena afirmando que "no va a ser fácil" llegar a un acuerdo sobre el
fondo de reconstrucción propuesto por Bruselas.
Todo un éxito del estilo de
hacer política internacional de Pedro Sánchez y sus cuates, que son un auténtico disparate disfrazado de consejo de ministros. No creo que nos sobren los amigos
en Europa, pero a cuenta de esa manía de los social comunistas de ir pisando callos a diestro y siniestro
lo que nos sobran son enemigos, de tal manera que la reunión con el holandés resultó otro fracaso monumental del
presidente.
Tras el sopapo neerlandés,
Sánchez se acercó a Berlín para que Ángela Merkel le diera árnica y curara sus
heridas. Es cierto que Merkel apoya a España, pero también es mucho más
cierto que Merkel pretende que haya estabilidad en la Unión Europea, su
principal mercado y como ha perdido poder, se ve en la obligación de hacer
auténticos malabarismos, si quiere conseguir todo lo que pretende.
Supongo que entre mis lectores no abundarán los que crean que la canciller alemana esté dispuesta a sacrificarse con tal de salvar a Pedro Sánchez, porque existe un problema de muy difícil solución. Merkel está dispuesta a ayudar a España, pero no como pretende Pedro Sánchez que ha decidido que todos sus errores los debe solucionar Europa, sin control alguno sobre el dinero que nos manden y que las ayudas sean, naturalmente, a fondo perdido.
Supongo que entre mis lectores no abundarán los que crean que la canciller alemana esté dispuesta a sacrificarse con tal de salvar a Pedro Sánchez, porque existe un problema de muy difícil solución. Merkel está dispuesta a ayudar a España, pero no como pretende Pedro Sánchez que ha decidido que todos sus errores los debe solucionar Europa, sin control alguno sobre el dinero que nos manden y que las ayudas sean, naturalmente, a fondo perdido.
Así que Merkel decidió hablar todo
lo claro que se puede hablar, sin llegar al tono descarnado del holandés y
manifestó que existen “serias diferencias” para aprobar el fondo de
reconstrucción europeo y subrayó que la distancia entre las posturas impedirá
un acuerdo en la cumbre de esta semana. Así que Sánchez que necesita el dinero
europeo para antes de ayer vio cómo le advertían en público que si esa era su idea,
verdes las había segado.
De todos modos el narciso socialista afirmó que “España hará todo lo necesario para un acuerdo rápido” porque el problema de Sánchez es que está desesperado y se le nota, necesita el dinero este mes y si no llega el dinero, al menos un acuerdo firmado que se lo garantice; pero cuando uno exhibe sus carencias, inevitablemente se pone en manos de los que no le quieren bien y no se fían un pelo de sus ideas.
De todos modos el narciso socialista afirmó que “España hará todo lo necesario para un acuerdo rápido” porque el problema de Sánchez es que está desesperado y se le nota, necesita el dinero este mes y si no llega el dinero, al menos un acuerdo firmado que se lo garantice; pero cuando uno exhibe sus carencias, inevitablemente se pone en manos de los que no le quieren bien y no se fían un pelo de sus ideas.
Los viajes de Pedro Sánchez
implorando ayuda para su Gobierno, son
también un recorrido por las distintas ideologías, le dijo no un liberal
holandés, le advirtió que lo tenía prácticamente imposible una conservadora
alemana y tras la entrevista con Merkel, se fue a reunir con un social
demócrata, el primer ministro sueco Stefan Löfven, que le vino a decir que
compañeros ideológicos sí, pero que no esperara ayuda de su parte y le dejó claro que no
estaban dispuestos a aceptar la propuesta franco alemana porque el problema
radica en la gran discrepancia que
existe en torno al peso de las transferencias y los créditos, es decir en
cuanto dinero se va a regalar y cuanto se va a cobrar. El sueco es de los más
reticentes entre los “frugales” y su postura obligó a Sánchez a olvidarse de las grandes palabras y admitir que
estaba dispuesto a aceptar renuncias con tal de llegar a un acuerdo.
El resultado de la entrevista con
Löfven a mí me parece desolador, lo que no es obstáculo para que Pedro Sánchez
la definiera como un “constructivo intercambio de opiniones”, será porque quien
no se consuela es porque no quiere, porque ha fracasado en todas y cada una de
las reuniones en las que ha pretendido imponer ese modelo que se podría resumir
en: Yo paro la mano, tú me das la pasta rápido que llevo prisa, hago con ella
lo que me parezca y no se te ocurra pedirme que devuelva un euro.
Sin embargo hay dos noticias
positivas en el fracaso sanchista, es muy buena noticia que le aprieten las
clavijas y que obliguen a llevar a cabo reformas que de otra manera
no haría. Si tenemos que devolver el dinero que nos manda Europa que se gaste
como Dios manda y el que nos manden a fondo perdido, bienvenido sea, pero que le exijan lo gaste en
proyectos productivos que ya está bien de inventos “bolivarianos”.
La otra buena noticia es que en Europa la inmensa mayoría piensa lo mismo que muchísimos españoles, Pedro Sánchez y su gobierno no merecen la confianza de nadie y que le den la razón a uno resulta hasta agradable.
La otra buena noticia es que en Europa la inmensa mayoría piensa lo mismo que muchísimos españoles, Pedro Sánchez y su gobierno no merecen la confianza de nadie y que le den la razón a uno resulta hasta agradable.
A ver cuántos viajes a Canosa y
cuantos “constructivos intercambios de opiniones” es capaz de aguantar el
narciso socialista, antes de ceder en todas y cada una de sus pretensiones.
Me parece muy bien, estoy completamente de acuerdo
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