Hammett, Chandler y Macdonald, tres grandes de la novela negra
Llevaba unos días dándole vueltas a la cabeza con el tema de
hoy, la verdad es que decidir quiénes entre todos los autores consagrados de
novela negra merecen encabezar una relación como elementos distinguidos no
resulta sencillo, de todas maneras tampoco me ha resultado tan complicado. Dicen,
los que dicen saber de estas cosas, que si analizamos a los autores que allá
en los comienzos de los años 30 del pasado siglo comenzaron a aportar relatos al
género que empezaba a nacer y extendemos el análisis a lo largo de treinta
años, hay tres autores que obligatoriamente deben encabezar esta relación por su importantísimo peso específico en el desarrollo del relato negro.
Muchos críticos coinciden y para una vez que estoy de
acuerdo con la mayoría me apunto a la teoría que afirma que existe un trío de autores que
por distintos motivos encabezan esta relación. Está claro que para gustos
colores, pero en mi modestísima opinión existe ese trío de maestros del género
que encabeza Dashiell Hammett y completan Raymond Chandler y Ross Macdonald.
Está muy claro cuál es el motivo por el que Dashhiell Hammet
encabeza este trío de ases, se podría afirmar sin faltar a la verdad que fue el “inventor” del género,
seguro que no sería el primero en escribir un relato negro, pero sí fue el precursor,
el que consagró la figura arquetípica del detective privado, una de las
características del género negro. Con Sam Spade, Nick y Nora Charles y el agente
de la Continental introdujo esa figura que desde entonces resulta prácticamente inseparable
al relato negro.
Por otra parte conviene recordar que Hammet además de autor
literario era un reconocido activista político, es fácil reconocer esa cuestión
en sus textos en los que destaca la crítica social. Escritor prolífico y guionista,
basta con recordar obras como El halcón maltés; Cosecha roja; El hombre
delgado; La maldición de los Dain, para comprender su importancia para el
desarrollo del género negro.
Le sigue Raymond Chandler, al que hay que reconocer la importancia que tuvo su obra para fijar un nuevo estilo, lo que dio en llamarse el “hardboiled” que se consagra como una variante de la novela negra y la ficción policíaca, una nueva manera de escribir que se distinguió por presentar temas relacionados con el crimen, la violencia y el sexo, bajo un argumento fantástico e irreal en el que participaban personajes relacionados con el crimen. Chandler es el creador del detective más arquetípico de la novela negra, Phillip Marlowe, un personaje del que se afirmó que era el nuevo Quijote de la literatura del siglo XX. De entre su obra habría que destacar títulos como El sueño eterno, La dama del lago o El largo adiós, sin olvidar su labor en guiones como Perdición, La dalia azul o Extraños en un tren.
Y cierra este trío de maestros Ross Macdonald, que tuvo una
importancia decisiva en la “modernización” del género. Macdonald percibió
claramente los cambios que había experimentado la sociedad norteamericana desde finales de los treinta y
acomodó el género negro a esa nueva realidad social. Creó un personaje,
naturalmente un detective privado, que enriqueció sus relatos. Si Phillip
Marlowe fue fundamental para Chandler, cabe decir lo mismo de Macdonald y su
detective Lew Archer, que le permitió poner al día el relato negro y acomodarlo a
los cambios experimentados por la sociedad americana tras la segunda guerra mundial.
Se habrán dado cuenta que los tres autores apoyaron sus
relatos en la creación de un personaje inseparable al género negro, me refiero
a los detectives privados, personajes que algunos críticos señalan que están
inspirados en los protagonistas del género western que tanto éxito había
cosechado también en las revistas pulp. Del solitario y rudo vaquero de gatillo
fácil, amante del whisky y de solucionar los problemas por la vía de la
violencia, al detective privado, rudo, honesto, orgulloso, hábil con los puños
y con la automática o el revólver no hay más que un paso, así que probablemente
tengan razón los estudiosos literarios que señalan el paralelismo que existe entre esos personajes.
De todas maneras aquí lo dejo, creo que este trío de autores
merecen estar a la cabeza del género por los motivos que he pretendido
explicarles. Ya me comentarán ustedes lo que opinan al respecto.
Intentaré recuperar el día de retraso y pretendo volver a
publicar el miércoles. Así que si Dios quiere, espero que nos
veamos aquí ese día.
Un abrazo.
Y al final surge el típico debate reto: ¿ quién es más grande Dashiell Hammet o Raymond Chandler? En el fondo la respuesta define el tipo de lector que se es, sin duda yo elegiría a Raymond Chandler y a su detective Phillip Marlowe. Puedo leer sus aventuras varias veces, y guarda el arquetipo de cierto tipo de antihéroes íntegros.
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