Volvemos a mi novela … y a otras cuestiones
Entre unas cosas y otras llevaba desde el 29 de marzo sin
publicar nada en el blog, publiqué en ese día y después decidí que, ya que
estábamos en plena Semana Santa, no sería mala idea darles un descanso a ustedes
y de paso, no quiero engañarles, darme unas vacaciones que no sé yo si serían
merecidas o no, pero me apetecían mucho.
Hoy vuelvo a la carga aunque no voy a hablar de ningún autor de novela negra, conste que tenía uno preparado, un escritor alemán que se llama Friedich Ani, que no recordaba conocer y del que encontré dos novelas en una de las estanterías de mi casa mientras buscaba un relato de Don Winslow, concretamente “La Frontera” el último de la trilogía que, sobre la guerra mantenida por los USA contra los narcotraficantes mejicanos, escribió el autor del “Poder del Perro” y que ustedes sin duda recordarán porque hace relativamente poco publiqué una entrada sobre este escritor.
No encontré lo que buscaba, será otro de los muchos libros
que han desaparecido de mi modesta biblioteca, sin embargo me encontré con dos
novelas del mencionado escritor alemán, las dos dedicadas a mi persona por su
autor en el ya lejanísimo mes de octubre del año 2008. Las hojeé y con sorpresa llegué
a la conclusión que no las había leído, decidí hacerlo -son relatos
relativamente cortos de unas doscientas cincuenta páginas cada uno – pero ya se sabe que el hombre propone y Dios dispone y me encontré
con un problema que me ha impedido hacerlo.
En una tertulia en la que participo todos los sábados y en
la que además de hablar de política recomendamos un libro cada uno de los
participantes, recomendé “El poder del perro” y para hacerlo tuve que buscar el
ejemplar para enseñarlo a cámara, le di un par de vueltas para explicar un poco
de que iba a los espectadores de “La Quebrada de Galt”, que así se llama la
tertulia, y debo confesar que el repaso me incitó a releer la novela, de la que
llevo ya dos relecturas a las que hay que sumar naturalmente la lectura inicial. Terminé con ella y decidí hacer lo mismo con la segunda novela de la trilogía “El Cartel” y eso me impidió leer las dos novelas de Friedrich Ani, que quedarán para mejor ocasión,
aunque he de decir que todavía no sé si lo recomendaré, pero es un autor que me
resulta interesante por otras cuestiones distintas de las literarias que no les voy a explicar hoy, lo
haré cuando hable de él en el blog.
Hoy, como decía aquél, quería hablar de mi libro. Estuve hablando con mi editor
que me comunicó que mi relato ya estaba en la lista de impresión, signifique eso lo que
quiera que signifique y que entendía que a final del presente mes la editorial
empezaría a trabajar conmigo en el trabajo de preparar la edición de “Al madero
no le gusta la ropa vieja”. Ya saben, la maquetación, el tamaño del libro, que
por lo visto es importante porque se trata de editar el libro en un tamaño que
permita que el número de las páginas sea el menor posible, supongo yo que a
cuenta de la rentabilidad económica de la edición; el tipo de letra, el
interlineado, el diseño de la portada, la corrección ortotipográfica y la
editorial, tareas todas que llevarán a cabo pero contando con mi opinión.
Luis, mi editor, me recordó que le “debía” el prólogo de la
obra y le aseguré que a lo largo de la presente semana se lo remitiría, de
hecho esta mañana se lo he mandado. Los más fieles de mis lectores quizás
recuerden que les anuncié que había conseguido un prologuista de mucho tronío y
comentaba entonces que no me sentía libre de decir de quién se trataba hasta que
esta persona me lo remitiera. Lo hizo ayer a última hora de la
tarde y por lo tanto estoy en condiciones de anunciar mi satisfacción por el
prólogo que me ha hecho mi buen amigo Javier Nart.
Probablemente lo conozcan, es eurodiputado, ha "salido" muchísimas veces en la tele y la radio, ha ejercido
más de cuarenta años como penalista, es un especialista
político en zonas sensibles del planeta, de hecho ha asistido como corresponsal de
guerra a más de treinta conflictos en África, Oriente Medio, Centroamérica, etc.
Escritor, submarinista y sobre todo un hombre jovial, buen amigo y mejor
persona.
No les voy a comentar el contenido del prólogo, me decía mi
editor que un buen prólogo ayudaba mucho a la venta de la obra; como supongo
que debe saber de lo que habla porque vive de editar libros, les dejaré que lo
lean cuando, una vez que mi novela se publique, ustedes se hagan con un ejemplar.
A mí me ha gustado y no vayan a creer que en mi afirmación
pese más el agradecimiento por el trabajo que Javier se ha tomado, que el
contenido del mismo. Tiene un mérito importante, dice muchas cosas en muy poco espacio y eso es
sustancial, sobre todo en un prólogo, que por definición no debe ser demasiado farragoso. En
cuestión de prólogos estoy totalmente de acuerdo con el jesuita Baltasar
Gracián que afirmaba que “lo bueno, si breve, dos veces bueno” y a ese
paradigma se ha apuntado mi amigo Javier Nart.
Que Dios se lo pague porque no creo que yo pueda saldar la
deuda que contraje con él cuando le pedí que me prologara “Al madero no le
gusta la ropa vieja”. Dice la sabiduría popular que quién tiene un amigo tiene un tesoro y ese es mi caso en
esta ocasión.
Hasta aquí hemos llegado, si Dios quiere nos volveremos a
ver por aquí el próximo miércoles. Entretanto cuídense mucho.
Un abrazo.
Cuídese usted también, necesitamos seguir leyéndole. Como solemos decirnos los que seguimos galopando en esas calles donde impera el riesgo: "Mucho cuidado ahí fuera".
ResponderEliminarMuchas gracias Vicente, eres muy amable. Como bien dices hay que tener mucho cuidado ahí fuera. Un abrazo.
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