William McIlvanney el padrino del "Tartan Noir"
En ese sentido creo que resulta interesante conocer lo que opinaba
Ian Rankin, otro “negro" de primera división sobre este fenómeno. Decía Rankin “Es
más que dudoso que yo hubiera acabado escribiendo novelas policiacas sin la
influencia del Laidlaw de McIlvanney, un autor literario que volvió su mirada hacia
la novela criminal urbana y contemporánea, y demostró que el género servía para
abordar dilemas moras y conflictos sociales”. Creo que esta es una afirmación
que hemos escuchado a muchos autores que decidieron cultivar el género.
McIlvanney nació en Killmarnock el 23 de noviembre de 1936,
hijo de un minero y el cuarto de sus hermanos, estudió y se graduó en Literatura
en el año 1960, lo que le sirvió para ejercer como profesor en esa materia hasta
el año 1975, fecha en la que abandonó la enseñanza para dedicarse por entero a
la creación literaria. Por aquel entonces ya había publicado “Remedy is None”
su primer libro que vio la luz en el año 1966, le siguieron entre otras “Docherty” (1975) y
“The Big Man” (1985), ambas novelas tienen como protagonistas a hombres muy
duros que se enfrentan a serios problemas, en la primera era un minero el que
protagonizaba el relato y en la segunda el protagonista era un hombre que se ganaba la vida
boxeando con los puños desnudos. En 1996 publica “The Kiln” protagonizada por
el nieto del protagonista de Docherty.
Pero lo que trae a estas páginas a McIlvanney son las tres novelas que conformaron su serie de novela negra escocesa, lo que más tarde se ha conocido como el Tartan(1) Noir. En 1977 publicó la primera, “Laidlaw”, le siguieron “Los papeles de Tony Veitch” (1983) y “Extrañas lealtades” que vio la luz en el año 1991. Las tres novelas, excelentes novelas negras diría yo, tuvieron el mismo protagonista el inspector detective Jack Laidlaw de la Brigada de Homicidios de Glasgow, una ciudad que el autor escoge como escenario, seguramente porque sentía un gran afecto por ella - afirmaba que la adoraba - aunque señalaba que vista de cerca se percibía claramente la corrupción y la maldad que subyacía en ella.
El protagonista es un hombre complicado, hijo de una sociedad
difícil, la escocesa, que sufre una serie de contradicciones sicológicas muy
importantes. Profesionalmente va por libre, tiene un serio problema de
comunicación con sus superiores e incluso con sus compañeros; afirma odiar a
violencia pero es un hombre violento, es un hombre extremadamente reservado,
brusco, que arrastra problemas matrimoniales y laborales. Sufre unas migrañas espantosas, lee a Kirkegaard y a
Unamuno y es un hombre atenazado por la culpa, presa de los remordimientos y las dudas. Su padre literario lo definía como “un
hombre que, en el mundo que nos rodea, intenta mantener algo parecido a la
moralidad en una situación y unas circunstancias muy difíciles”
De la mano de su autor nos va a enfrentar con la brutal discriminación que sufrían los católicos en la calvinista Glasgow de 1977, en la que, en los tiempos que nos describe, se tenía considerada a la homosexualidad como una enfermedad y la violencia y los maltratos en el seno de la familia y el matrimonio eran mucho más frecuentes de lo que podíamos suponer. Laidlaw es un policía demasiado reflexivo para el gusto de sus superiores que afirma “No sólo sospecho de la gente a la que doy caza. También sospecho de quienes me lo ordenan”.
Disfrutaremos de un protagonista atormentado y muy negro, que trabaja en una
ciudad negra también, aunque a primera vista no se distinga su oscuridad. A mí
me parecen obras muy interesantes, aunque he de señalar que el estilo literario
de nuestro autor es mucho más denso de lo que cabría esperar de un hombre nacido
a la creación literaria desde el oficio del periodismo, quizás a algunos lectores les parezca que
en la narración ocurren pocas cosas, que el ritmo es demasiado lento o el lenguaje algo complicado, pero lo que no se puede discutir es que son
textos literarios de una categoría muy importante.
Puedo estar equivocado pero tengo la impresión de que en
España no es demasiado conocido, yo recomiendo su lectura, los lectores se van
a encontrar con unos relatos con un estilo menos lineal del que se acostumbra a
utilizar en el género negro y una lectura algo más trabajosa de lo habitual. Pero un paseo por ese Glasgow que nos regala
William McIlvanney de la mano del inspector Jack Laidlaw, acompañados por su
compañero de fatigas, el joven agente Brian Harkness, creo que les puede
resultar interesante.
En España se ha publicado pocas veces, pero en Amazon y
Salamandra Editorial encontrarán sus tres novelas. Nos queda todavía una novela
póstuma que está acabando Ian Rankin, que se titula, al menos por ahora “The
Dark Remains” y que se va a publicar en el mes de septiembre del presente año, que espero con curiosidad e impaciencia.
Hasta aquí hemos llegado, espero que si Dios quiere, nos
encontremos aquí el próximo viernes. Cuídense mucho.
Un abrazo.
Del fr. tartan, y este del ingl. tartan.
1. m. Tela de lana con cuadros o listas cruzadas de diferentes colores, característica de Escocia.
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