¿Sesgo ideológico judicial o no es justo lo que no es de mi gusto?
Probablemente a estas alturas del partido mucha gente
ignore quién era Montesquieu, de hecho hace ya muchísimo tiempo un ilustre miembro
del PSOE, Alfonso Guerra, anunciaba su metafórica muerte. Corría el año 1985, funesto
año en el que el PSOE, al que siempre le ha molestado la independencia del Poder
Judicial, aprovechó su mayoría parlamentaria para aprobar una reforma con la que se cargaron, con la
penosa complicidad del Tribunal Constitucional a quien Dios maldiga, la independencia
del poder judicial y consumaron su traición a la Constitución que, como todas
las constituciones democráticas de este mundo, había bebido directamente
en el pensamiento de Montesquieu, el filósofo que defendió la independencia de
los tres poderes del Estado.
Así que a partir de ese triste momento la elección de los
miembros del Consejo General del Poder Judicial se convirtió en una sucia
almoneda en la que los partidos predominantes se repartían los puestos en ese
consejo, que eran ocupados por los magistrados que ellos proponían. Dice la
Constitución que de los veinte miembros del Consejo, doce los elegirán los
propios jueces y magistrados y los ocho restantes será elegidos cuatro por el
Congreso y los otros cuatro por el Senado.
La reforma socialista decidió que en contra del texto constitucional los veinte vocales fueran elegidos a partes iguales por las dos
Cámaras. Una decisión que no respetaba ni la letra ni el espíritu de la
Constitución, que fue avalada por el Tribunal Constitucional, que tras enfangarse en su decisión, milagrosamente sintieron un poco de vergüenza y advirtieron, supongo que muy respetuosamente, que con esa medida se corría el riesgo de que el Consejo se convirtiera en el
reflejo de la lucha parlamentaria y se quedaron tan tranquilos.
Ahora parece que el Consejo se ha negado a colaborar con
Pedro Sánchez al que no le basta el que sea él quien haya asumido el poder en el asunto del
reparto sino que además, como ha tenido una serie de desencuentros, no con el
Consejo, sino con algún que otro tribunal, pretende liquidar cualquier atisbo de
independencia residual que hubiera podido quedar por ahí.
Y en esas estamos, todos los días desde el entorno del gobierno
social comunista o desde el propio gobierno, se critican sentencias, se acusa a
los magistrados de ser parciales, se señala con el dedo a quien se atreve a no
claudicar y supongo yo que han sido estas conductas las que han empujado a
Unidas Podemos a lanzar un globo sonda explicando que van a proponer una
especie de MIR judicial cuya finalidad será corregir el sesgo ideológico que
según ellos sufren los jueces en España.
El argumento que fundamenta la propuesta de los podemitas se
cae de simple, afirman que llegar a juez resulta muy caro, no seré yo
quien lo discuta - porque francamente no tengo ni idea de lo que le cuesta a un
ciudadano lo de preparar esas oposiciones - y que por lo tanto solamente logran
alcanzar con éxito la judicatura los hijos de los ricos. Mire usted, que diría
Aznar, a lo mejor es verdad lo que dicen los podemitas, aunque eso fuera cierto no
justifica de ninguna de las maneras la existencia del sesgo ideológico colectivo que denuncian y en segundo lugar, si fuera cierto que existen ciudadanos que no pueden alcanzar la
toga por falta de medios económicos, la solución es muy sencilla, sobre todo
para los podemitas que están en el Consejo de Ministros.
¿Qué el problema es real? pues para corregirlo hay una cosa
muy antigua que se aplica con bastante éxito para evitar que haya gente que no
pueda estudiar por falta de medios económicos y se llaman becas. Provean de
fondos al ministerio correspondiente y publíquense las becas para solventar las
penurias económicas que sufran los opositores a la judicatura.
Pero eso no les soluciona su problema, porque realmente lo
que pretende el PSOE y Podemos no es que los jueces no tengan sesgos ideológicos
que eviten su imparcialidad. Por el contrario ellos lo que quieren es que todos
tengan el sesgo ideológico de la izquierda radical. Lo que busca la zurda, oculta tras la pantalla del
progresismo, es que todos los aspirantes a una plaza de juez sean obedientes a
sus deseos. Por eso han iniciado la campaña que persigue que la ciudadanía termine por aceptar que si un juez es de derechas es un
mal juez. Lo que se pretende es que todos los jueces tengan la ideología que propugnan los social comunistas que nos gobiernan o al menos sean mansos compañeros de viaje dispuestos a obedecer a todo aquello que se les ordene.
No se explica que gente que ha hecho del sesgo ideológico su
razón de ser, combatan el supuesto fenómeno que sufren los opositores que se
preparan para llegar a la judicatura. Porque hay jueces de izquierda y nadie se
escandaliza, a alguno de ellos los tienen como ministros en el gobierno social comunista de
Sánchez, lo que no creo constituya un problema l fin y al cabo todos tenemos nuestras ideas
políticas, cuestión distinta es si tu ideología te impide actuar profesionalmente
tal y como reza el artículo 117 de nuestra Constitución que dice así:
1 La justicia emana del pueblo y se administra en nombre del Rey por Jueces y Magistrados integrantes del poder judicial, independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley.
Independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley... llámenme raro pero así me gustan los jueces a mí. A los que no les hace ninguna gracia ese tipo de jueces es a la zurda que sigue empeñada en aplicar su paradigma: No es justo lo que no es de mi gusto y eso no es así por mucho que se empeñen en vendérnoslo una y otra vez. Luchemos porque vuelva la independencia al Poder Judicial, que es una de las garantías que nos permitirá vivir en una democracia plena digan lo que digan al respecto los supuestamente progresistas, que cada vez que nombran a la democracia deberían lavarse la boca.
Hasta aquí hemos llegado, espero que si Dios quiere nos volvamos a encontrar por aquí en breve. Entre tanto cuídense mucho.
Un abrazo.
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