León el Africano: una magnífica novela histórica
El pasado sábado publiqué una entrada en la que hablaba de un ensayo
histórico que sobre las Cruzadas escribió el libanés Amin Maalouf, en el que el
autor exponía la particular visión que tienen los árabes sobre el fenómeno de
las Cruzadas. Ha habido lectores que se han sentido interesados en el tema y
algunos a los que no les ha hecho mucha gracia la tesis que sostenía el
libanés. Uno de mis lectores me echó en cara que pusiera de relieve un escrito que entendía se había escrito con el fin de sembrar dudas sobre el
comportamiento de los cristianos en las Cruzadas.
Jamás he querido crear dudas innecesarias, pero sí tengo muy presente aquella frase de Borges que rezaba: “La duda es el otro nombre de la inteligencia”. Aceptar mansamente la versión oficial de un hecho histórico puede llevarnos al engaño o a aceptar una versión absolutamente sesgada de la realidad, por eso, desde mi modesta opinión, creo que hay que beber de todas las fuentes posibles.
Ahora vamos a lo que vamos, parece que al azar le gusta
enredar las cosas porque cuando busqué por riguroso orden cronológico en los
guiones que escribí en su día para mi programa “Solo Libros” un libro que comentarles, resultó que la
siguiente novela que me llamó la atención fue “León el Africano” del tantas
veces citado Amin Maalouf, un magnífico novelista, vaya eso por delante. Así
que arriesgándome a que la repetición no sea bien aceptada por ustedes, allá va
mi comentario sobre esta novela.
La lectura de León el Africano que supuso mi descubrimiento
de Maalouf como escritor, me impresionó por su innegable calidad y literaria y sobre todo por
el esfuerzo llevado a cabo por el autor para unificar conceptualmente el fenómeno
que conocemos como la cultura mediterránea. Maalouf pone su empeño en separar
a lo mediterráneo de las diferencias que las religiones y las políticas han ido
creando en ese espacio geográfico tan importante para nuestra cultura como es
el Mare Nostrum. Creo con nuestro autor que los hombres y mujeres que habitan
desde hace siglos alrededor de esa especie de lago que es el Mediterráneo,
tienen muchas más cosas que los asemejan, que diferencias absolutas que los
separan. Descendemos todos de un tronco común, todos hemos bebido inicialmente
de las mismas fuentes y las distintas culturas que se han ido creando no han
hecho otra cosa que teñir con matices distintos a la cultura primigenia.
La novela histórica que hoy comentamos nos narra la versión
novelada de la vida de un granadino Al-Hassan-Ben Muhammad Al-Wazzan Al Fasi,
que pasó a la historia con el alias de León el Africano. En el inicio de la
novela podemos leer: “A mí, Hassan hijo de Mohamed el alamín, a mí, Juan
León de Médicis, circuncidado por la mano de un barbero y bautizado por la mano
de un papa, me llaman hoy el Africano, pero ni de África, ni de Europa, ni de
Arabia soy. Me llaman también el Granadino, El Fesí, el Zayyati, pero no
procedo de ningún país, de ninguna ciudad, de ninguna tribu. Soy hijo del
camino, caravana es mi patria y mi vida la más inesperada travesía”.
En la presentación que hace de sí mismo el Africano - la obra está relatada en primera persona - se nota la mano de Amin Maalouf que cuando hablaba de su familia en "Orígenes", otra estupenda novela de este autor, decía: “Pertenezco a una tribu que, desde siempre, vive como nómada en un desierto del tamaño del mundo. Nuestros países son oasis de los que nos vamos cuando se seca el manantial; nuestras casas son tiendas vestidas de piedra; nuestras nacionalidades dependen de fechas y de barcos”.
El verdadero nombre de León el Africano fue Al-Hasan-Ben
Muhammad Al-Wazzan Al Fasi, que nació en Granada el año 893 de la hégira. Su
familia abandonó la ciudad cuando los Reyes Católicos la conquistaron y se
establecieron en Fez, donde nuestro protagonista se dedicó
concienzudamente al estudio. Estuvo al servicio de la monarquía, a la que
sirvió en la guerra santa que decretaron contra los portugueses. Tuvo una vida
extremadamente viajera, pues está documentada su presencia en Constantinopla,
Egipto, Argelia, Túnez y las regiones que se hallan al sur de Marruecos, hasta
el mítico reino de Tombuctú.
En un viaje por el Mediterráneo fue apresado y conducido a Italia. Según
parece fue ofrecido al Papa León X "como un tesoro inestimable”.
Supo conquistar el afecto del Pontífice que "lo recibió
con mucho cariño y le dio una buena subvención para que no huyese. Después, le
exhortó e indujo a hacerse cristiano y le impuso (al ser bautizado) sus dos
nombres Juan y León. Vivió largo tiempo en Roma donde aprendió a hablar, leer y
escribir la lengua italiana”. Se dedicó a enseñar árabe y a escribir
algunos de los libros que nos ha legado. Además de la “Descripción de África”,
es autor de un vocabulario arábigo-hebreo-latino, de unos rudimentos de
gramática árabe y de algunos trabajos más. La muerte de León X (1521) le afectó
mucho y desde entonces solo pensó
en regresar a Túnez. Cuando lo logró, parece ser que volvió a profesar las enseñanzas del Islam.
Esta es la historia real del protagonista de nuestra novela,
la verdad es que Amin Maalouf ha respetado muchísimo la cronología y lo que
hace es acercarnos al hombre, pues realmente conocemos más al personaje
histórico que a la persona. ¿Fue León el Africano como nos lo describe Amin?,
pues no lo sé, pero es muy probable que pudiera haber sido tal y como nos lo
describe el libanés.
Tanto la vida del protagonista como la novela que escribió
Amin Maalouf son excepcionales, el autor pone ante nuestros ojos, la visión de
un mundo poco conocido para nosotros y habrá que subrayar que lo hace desde
la óptica de la otra parte. Asistiremos a la toma de Granada, conoceremos la
sangrienta lucha por el control de los puertos mediterráneos y aún atlánticos
de la costa africana. Viviremos los episodios de la guerra que enfrentó a
Francia, España y la Santa Sede; asistiremos en primera fila al saco de Roma
por las tropas imperiales al mando del Mariscal Bourbon y a un largo etcétera de
sucesos que nos interesarán ya que la narración está hecha en un lenguaje
directo y llano que se lee con facilidad y la realidad, como casi siempre, supera a la
ficción.
Una novela de aventuras si se quiere, pero aventuras
históricas relatadas en primera persona, sobre unos temas que nos resultan muy
cercanos. En definitiva una manera muy entretenida y satisfactoria de
acercarnos a nuestra historia. Un relato magnífico que nos permite conocer a
través de las aventuras de este hombre excepcional a nuestra historia y que nos
acerca a León el Africano, ese granadino emigrado a Fez que queda definido en
una afirmación que Amín Maalouf pone en su boca:
"Por boca mía oirás el árabe, el francés, el
castellano, el alemán, el hebreo, el inglés, el latín, el griego y el italiano,
pues todas las lenguas, todas las plegarias me pertenecen. Más yo no pertenezco
a ninguna. No soy sino de Dios y de la tierra, y a ellos retornaré un día no
lejano."
Hasta aquí hemos llegado, espero que si Dios quiere nos
volvamos a encontrar por aquí el próximo jueves; no teman, no será Amin Maalouf
el protagonista de la entrada. Hasta entonces cuídense mucho.
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