Todos los hombres del rey: La novela de Robert Warren que denuncia al populismo
Hoy quiero comentarles una novela interesantísima, con una
gran carga literaria que nos habla de temas tan importantes para nuestras
vidas como ciudadanos, como puedan ser la corrupción política, el populismo y
la desmedida ambición por alcanzar a cualquier precio el poder que muestran
algunos de nuestros políticos. Se escribió allá por los años cuarenta del
pasado siglo y sin embargo los problemas sociales que detalló entonces su autor, desgraciadamente, siguen estando de rabiosa actualidad. Se titula “Todos los hombres del
rey” y la firmó en su momento Robert P. Warren (1905-1989) que fue una de las figuras
cumbre de la literatura norteamericana del siglo XX.
Warren poseedor de una cultura amplísima y cosmopolita, fue
un escritor polifacético: poeta, crítico, dramaturgo, profesor de literatura,
director de una de las mejores revistas literarias norteamericanas, la Southern
Review. Autor de diez novelas, entre ellas “Todos los hombres del rey” -
indiscutiblemente su obra maestra – con la que consiguió que el gran público lo
conociera, además con esa obra obtuvo en el año 1946 un Premio Pulitzer, por
tanto creo que le es de aplicación esa frase hecha tan manida, de que como
autor obtuvo un gran éxito de público y crítica.
Hay que reconocer que no es un escritor muy conocido en España,
pero creo que la novela que comentamos merece la atención de los lectores
españoles, que como los yanquis en aquel tiempo, estamos sufriendo desde hace
unos años la terrible lacra del populismo que ha infeccionado a nuestra clase
política hasta el tuétano. Robert Penn Warren ciertamente denuncia este
fenómeno social y lo hace radiografiando la naturaleza de la ambición
americana, esa mezcla de idealismo y codicia que ha fundamentado el impulso de
la gran nación trasatlántica.
En “Todos los hombres del rey” el escritor nos mete de hoz y
coz en la América más profunda, y además de hacernos comprender muchas de las
cosas que suceden en ese país, hace un estudio profundo sobre el alma del hombre
en general. Esta es una de las virtudes que tiene la obra de Robert Warren,
profundiza en las pasiones más primigenias del ser humano, esas pulsiones que
conforman la realidad del hombre como especie. El egoísmo, la generosidad, la
entrega a los demás, la crueldad, el odio, el amor, la mentira, la traición y
lo hace a través de la creación de una catálogo de personajes que son una
auténtica maravilla.
Parece ser que la figura del protagonista de la novela, Willie
Stark el típico americano hecho a sí mismo, un populista de manual, estaba
inspirada en la de un político real, un tal Huey Long, aunque no creo que esta circunstancia reste
mérito a la creación del personaje. Decía antes que Warren en su relato nos
habla del populismo en Norteamérica y su existencia ha tenido entonces y ahora serias
consecuencia en la vida política y social de los yanquis. De hecho no se pueden
entender las prevenciones de la derecha estadounidense en el siglo veinte sin
la referencia que supuso el New Deal, una ruptura radical con las posiciones
liberales imperantes en el ámbito anglosajón, que fue el punto de partida del
moderno Estado del Bienestar y encarnación de aquello que odiaban. En su novela
Warren aborda la llegada del New Deal desde una perspectiva crepuscular, la de
la decadencia de una sociedad aristocrática que decía basarse en reglas firmes
y razonables y que es sepultada por el impulso de unos nuevos tiempos que la
desprecia. No es extraño que los personajes principales de la novela provengan
de la clase alta.
En España el fenómeno del populismo no había tenido demasiada
importancia que supiéramos al menos hasta el año 2013 o 2014, de tal manera eso es así, que en
el comentario que hice de la presente obra en el año 2006 decía yo ¡infeliz de
mí! que: “En realidad, la obra conduce por antiguos caminos a modernos
problemas. Es cierto que el perfil de su personaje central, inspirado en
Huey Long, no es plenamente adecuado a nuestros tiempos. El regreso del
populismo en Occidente no ha ido ligado a mensajes como la promesa de educación
y sanidad universales, construcción de infraestructuras o a la lucha contra el
hambre.” Y no contento con ello
afirmaba muy convencido: “Esa clase de argumentos ya no son empleados en los
combates electorales. No pensamos en un político que quiera ganar votos y
efectivamente lo consiga mediante la apelación a la lucha contra los ricos, a
la promesa de la escolarización de todos los niños o a un gran aumento de
impuestos”.
No me digan que no les suena el discurso que yo tildaba de
imposible, veamos otro párrafo en el que señalaba los instrumentos de los que
se valía su protagonista para gobernar: “Con su centralización del poder, el
aumento de impuestos, la supeditación del mundo empresarial a la política
territorial, con el sustento en el gobierno a base del voto de los pobres
conseguidos con retórica populista…” ¿Les suena verdad?, no me digan que no
están cansados de oír argumentos muy parecidos aplicados a nuestra realidad
social de hoy en día.
Lo que nos muestra “Todos los hombres del rey” es que el
problema no estaría tanto en la fuerza aparentemente arrebatadora del déspota,
como en la escasa resistencia que mostraron quienes habían detentado
tradicionalmente el poder y en su mirada fascinada por un hombre que estaba
disolviendo las instituciones que le precedieron. Y ese me parece un mensaje,
un aviso a navegantes, que bien pudiera interesarnos por su cercanía a nuestra
realidad.
Pero volvamos a la novela. Junto al magnífico personaje del
populista Willie Stark, encontraremos una serie de personajes fascinantes, en
primer lugar el narrador de la novela Jack Burden, un estudioso de la historia
y antiguo periodista que se convierte en el ayudante del gobernador. Me parece
que el primer gran acierto de la novela es la creación de ese complejo
personaje. Un hombre, igualmente dotado para el asesoramiento legal o para
moverse por las alcantarillas políticas; un hombre que oculta sus sentimientos
bajo una coraza de cinismo, un ciudadano que en otro tiempo amó la investigación
histórica y cuya andadura lo ha llevado a convertirse en el chico de los
recados de Stark.
La novela merecería la pena sólo por la composición de ese
personaje tremendo y corrupto hasta la médula que es el gobernador Willie Stark un patán recalcitrante, nacido de la honestidad y deslumbrado por la
posibilidad de persuadir auditorios, tan duro como melancólico, roto y arreglado como un cadáver para salir en público.
Ciertamente es una buena novela que tiene momentos
literarios deslumbrantes, una obra que nos ayudará a comprender a una parte de
la sociedad americana, una obra que se beneficia de esta nueva edición que es
absolutamente fiel al original que en su día firmó el autor.
Una novela que nos enfrenta a un problema muy actual, el
retorno del populismo y la corrupción política y además tiene una ventaja que
la convierte en un magnífico regalo, el autor nos enfrenta a una novela de 768
páginas de un magnífico lenguaje, con unos personajes deslumbrantes y un tema rabiosamente
vivo, pese a los años que lleva publicada la novela.
Hasta aquí hemos llegado, espero que si Dios quiere nos veamos po aquí el próximo jueves. Cuídense mucho.
Un abrazo.
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