"País de sombras" una obra producto del genio literario de Peter Matthiessen
Cuando repasaba, buscando un libro sobre el que escribir, la
última temporada del programa que presentaba en televisión que se llamó en
su momento Sólo Libros y después Tiempo de Lectura me topé con la obra de un
autor, “País de Sombras” de Peter Matthiessen, un novelón que me entusiasmó cuando la leí para
el programa. A pesar de que la obra lo merece no estaba totalmente convencido que
fuera oportuno traerla hasta aquí, porque la obra que se escribió como una
novela, eso que quede bien claro, a cuenta de su tamaño - más de mil páginas
esperan a los lectores - los editores decidieron publicarla dividida en tres
libros a los que bautizaron como la Trilogía Watson y como tenía bien presente
mi promesa de no traerles más trilogías, me asaltó la duda; pero como lo cierto
es que su autor la escribió como una novela y así finalmente se editó en
nuestro país, después de pasarme el domingo dándole vueltas al asunto decidí
que la obra bien lo merecía y que el capricho de unos editores, más preocupados
de las ventas que de la calidad y la unidad de la obra, no
evitarían mi comentario de hoy.
Nuestro autor Peter Matthiessen que nació en Nueva York en
el año 1927 y falleció en Sagaponack, el 5 de abril de 2014, a pesar de haber vivido una larguísima carrera literaria, tanto como periodista, autor de
obras de ficción o estudios de carácter histórico creo que resultará
prácticamente desconocido para la mayoría de los lectores españoles. Quizás
algún lector avezado recordará una de sus obras, un relato que llevaba por
título “El leopardo de las nieves” publicado hace ya mucho tiempo en nuestro
país. Un relato sobre la obsesión del propio Matthiessen y una inacabable
persecución de ese leopardo que daba título a la obra de nuestro escritor y con
el que ganó el National Book Award for General Non-Fiction en 1980.
Peter Matthiessen era un personaje poco convencional,
conocido activista ambiental y naturalista, une a estas características su
adscripción al budismo. Era un estudioso de la tradición nativa norteamericana; voluntariamente alejado del mundanal ruido Matthiessen ha tenido una
proyección cuanto menos discreta, aún con el importante reconocimiento que su
escasa obra ha recibido. Por eso podemos considerar de justicia, además de una
oportunidad inmejorable, la publicación de su obra literaria más ambiciosa: “País
de sombras” que en 2008 le convirtió en doble ganador del National Book Award.
El primero con el relato de no ficción “El leopardo de las nieves” y el segundo
para libros de ficción con “País de sombras”.
He dicho antes que nos enfrentábamos a una novela
monumental, una novela que se nutre de lo mejor de la tradición narrativa
americana: la de Sinclair Lewis, Mark Twain, James Fenimore Cooper, Theodor
Dreiser y William Faulkner; y que relata desde la ficción la vida del plantador
sureño y asesino múltiple Edgar Watson (1855-1910). Matthiessen nos propone un
juego tan apasionante como la vida misma, nos lleva incluso más allá en su
intención de descubrimiento. La historia de Florida, y particularmente del
Condado de Lee (Lee County) y de los Glades, cobra vida con una ambientación
escénica y contextualización histórica de gran precisión y detalle.
Nos relata la vida y muerte de Edgar J. Watson un personaje
histórico, aunque hay que decir que la vida del personaje está tratada
libremente. Este Watson fue un emprendedor, destacado pionero en el desarrollo
del estado norteamericano de Florida, marido de tres esposas y padre de diez
vástagos. Una figura popular sobre la que pende la sospecha de numerosos y
cruentos delitos, conocido por ello con el sobrenombre de “Sanguinario Watson”
que convive con la paradójica imagen pública de gran conversador y siempre
presto al auxilio de sus amigos y que es el punto central imprescindible a
partir del cual se desarrolla la narración.
“Hueso a hueso”, última parte de la novela, supera a las dos
anteriores en intensidad e incertidumbre, el narrador es el propio Watson El uso de la primera persona y la
conscientemente confusa contextualización de su narración son la mayor de todas
las sombras vertidas sobre E. J. Watson. Por un lado, el lector en ningún momento
deja de albergar dudas sobre cuál es la fuente y la intencionalidad de la
narración. Mientras que por otro, como todo relato en primera persona, posee la
característica esencial de ser una visión particular, individual y subjetiva,
sobre la que llegamos a estas alturas de la novela convenientemente prevenidos.
¿Es cierto todo lo que se nos cuenta? Las especulaciones tienen visos de realidad o son el enésimo intento por ocultar las entrañas de
este intrigante personaje. Muchas son las preguntas para las que, posiblemente,
se acabe sin obtener una única e inequívoca respuesta. Ya les he dicho que se
van a enfrentar a una novela monumental, escrita dentro de la mejor tradición
narrativa americana, en muchas ocasiones van a recordar ustedes al mejor de los
Faulkner, en otros momentos de la narración ésta tenderá a recordarles el
estilo de algunas narraciones góticas.
Un autor prácticamente desconocido en España, que nos
sorprendió con este novelón. Creo que les va a encantar, van a entrar en esas
páginas con curiosidad y poco a poco se van a ver embebidos por el estilo
narrativo de Matthiessen que, toca decirlo, está francamente muy bien
traducido. Lo cierto es que el lenguaje original era difícil de traducir, pero
se ha hecho y con éxito.
Una novela larga, exigente para el lector, una serie de
personajes que van a sorprenderles, los habitantes de aquellos pantanos van a
circular por las páginas del relato y estoy convencido que les van a interesar.
Creo que aquel que se atreva no se va a arrepentir, no se asusten del tamaño,
se lee con interés pese a su longitud, por otra parte su concepción permite
leer una de las partes y si me permiten la expresión, descansar antes de
acometer la lectura de la siguiente.
Hasta aquí hemos llegado, espero que si Dios quiere nos encontremos por aquí el próximo jueves. Cuídense mucho.
Un abrazo.
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