"El que siembra sangre" un título truculento para una buena novela de Arne Dahl
Hoy quiero comentar para ustedes una novela, “El que siembra
sangre”, de Arne Dahl, que es el pseudónimo con el que firmaba sus obras
policiacas el Doctor en Teoría de la Literatura y crítico literario Jan Arnald,
al que por lo visto se le hacía cuesta arriba reconocer la autoría de una serie
de once novelas, “Intercrimen”, que le proporcionaron, lo que son las cosas, fama
internacional y mucho dinero, no en vano fueron traducidas a veinte idiomas y con ellas
consiguió una serie de prestigiosos premios literarios.
El otro día leía a un crítico literario que comentaba que en
España gracias a Stieg Larsson fuimos invadidos de golpe y porrazo por una
serie de novelas negras que vivieron al amparo del gran éxito del autor de la
célebre trilogía titulada Millenium. Cierto es que tras el fenómeno Larsson, se
han ido publicando en castellano un sinnúmero de autores nórdicos cuyo denominador común es
la novela policíaca siguiendo la moda de los detectives polares, algunos de los
cuales habían publicado mucho antes que Larsson. Así hemos visto desfilar a
autores como Karin Fossum, Anne Holt, Asa Larsson, Lars Kepler y Camilla
Läckberg. Pero otros como Henning Mankell y el propio Arne Dahl, habían
comenzado antes del boom propiciado por la aparición editorial de Larsson, de
hecho y si somos justos, a Arne Dahl podría considerarse un exitoso precedente
de Larsson.
Su serie “Intercrimen” data del año 1997. En España se han
editado, que yo sepa, solamente dos novelas de esta celebérrima serie, “El que
siembra sangre” y “Misterio”, primer y segundo relato de esas once novelas
protagonizadas por el inspector Paul Hjelm que dirige al Grupo A, nombre con el
que se conoce una unidad de elite de la policía criminal sueca. En esas dos
novelas destaca un sentido del humor socarrón, poco usual en las depresivas
novelas de Henning Mankell, indudable maestro del género, pero no ausente en la
serie de Sjöwall y Wahlöö, padres de la moderna novela policíaca nórdica.
En el prólogo que escribió Arne Dahl a la serie “Novela sobre un crimen” escrita por la pareja de novelistas suecos de la que ya hemos hablado aquí unas cuantas veces, dice que la serie tiene “sentido del humor y una visión crítica de la política contemporánea”. Curiosamente se podría decir lo mismo de las dos novelas de Dahl que conozco. Concretamente en “El que siembra sangre” arremete contra la gangrena que aqueja al mundo jurídico, lamenta la quiebra del estado del bienestar y alardea de un antiamericanismo y anticapitalismo primarios.
Hay críticos que entienden que estos sentimientos primarios,
aunque Dahl los diluya como píldoras ideológicas en una trama de suspense, no
constituyen una reflexión social, no son una crítica lo bastante profunda como para
merecer un puesto en la novela negra. Los hay que afirman que Dahl y su obra
tienen que ver más con la novela de suspense europea que con el género negro.
A mí no me lo parece, la novela negra nació desde el
pensamiento de izquierdas como una literatura popular que denunciaba la
connivencia del poder político y financiero con los bajos fondos. Dahl lleva a
cabo una crítica del régimen político sueco, denuncia la quiebra del sistema social sueco y la venta de su país al capital, ¿primario?, pudiera ser que sí, pero a mí me
parece que está justamente en la línea de la crítica y denuncia social que caracteriza a
la novela negra.
Personalmente creo que la serie de Dahl - sea novela negra o
novela de suspense europea, que cada uno es muy libre de pensar lo que mejor le parezca -
ha tenido un éxito memorable de ventas y como siempre digo, tantos lectores no pueden
equivocarse. Personalmente opino que es una buena novela negra, y si alguno
piensa lo mismo que los críticos que antes señalaba, será una buena novela europea de
suspense o un excelente psicokiller y sanseacabó.
El protagonista de la serie como ya he dicho es el inspector Paul Hjelm, que
presta sus servicios en la ciudad de Estocolmo en el Grupo A, una unidad de elite que
persigue los delitos violentos de carácter internacional. Nuestro protagonista
atraviesa un momento difícil, en la cúpula policial sueca hay gente
que opina que en realidad no se producen la cantidad de ese tipo de delitos
para que la existencia del grupo esté justificada.
Pero el destino interviene en ese momento porque el Grupo A
es informado de que un asesino en serie ha matado en un macabro ritual a un varón
en el aeropuerto de Newark y parece ser que tras el crimen ha volado hasta Suecia. No diré que en ese momento a Hjelm y a sus compañeros se les apareció la Virgen,
porque como son suecos, tendrán una manera de explicar ese tipo de fenómenos de
manera distinta a la nuestra, pero lo cierto es que el asesino en serie y su
viaje a Suecia ayudan a justificar la existencia de la unidad policial para alivio del protagonista y sus compañeros.
Para saber algo del asesino en serie Hjelm viaja a Estados
Unidos en la compañía de Kerstin Holm para que el FBI les proporcione una información
que les permita llevar a cabo la investigación correspondiente. Durante su
ausencia los asesinatos se suceden en Suecia ante el aprieto de los
investigadores, que sólo cuentan como pista el pasado de la víctima de Newark y
el método utilizado para asesinarla, una técnica de tortura que parece remitir
a un criminal veterano, avispado y enormemente cruel.
Una novela muy dura, relata crímenes francamente
sanguinarios, aunque la trama, complicada para que vamos a engañarnos, está
muy bien creada. Por otra parte hay que reconocer el mérito de Dahl en la
creación de los personajes. Los agentes de policía son de carne y hueso; el
autor ha conseguido humanizar, si me permiten la expresión, a los policías, unos funcionarios que pese a formar parte de esa unidad especial, sienten y padecen
como el resto de nosotros los problemas cotidianos. Sus hijos, las relaciones
matrimoniales, los hobbies, todo ello sirve para que Hjelm y sus compañeros nos
resulten creíbles, los sintamos más próximos y menos estereotipados que en
otras relatos.
Tratamos con un asesino en serie que no
ofrece un perfil claro, aunque sí un modus operandi que lo hace inconfundible,
pero sus víctimas no ofrecen ninguna característica que pueda dirigir las
investigaciones de acuerdo a una similitud que oriente a la investigación para conocer cuál es la causa o qué desata el afán asesino del misterioso K, que así se
conoce al asesino que ocupa el centro de la narración.
Hay de todo en "El que siembra sangre", delitos,
investigación, unos policías que sufren muchos de los problemas que sufrimos
todos, crítica social, descripción de la sociedad en la que sucede el relato,
algo de sexo y una cierta dosis de humor. Un relato con una buena trama en la
que el tempo narrativo nos va a llevar a lo largo del relato que conforme se
acerca su final crece en emoción. Me parece muy recomendable
Hasta aquí hemos llegado, espero que si Dios quiere nos volvamos a encontrar por aquí el próximo sábado. Hasta entonces cuídense mucho.
Como probablemente sepan ustedes he publicado una novela negra "Al madero no le gusta la ropa vieja" cuyo escenario es Fuerteventura y su capital, Puerto del Rosario. Sus protagonistas, dos guardiaciviles que investigarán un homicidio. Por si estuvieran interesados en adquirir un ejemplar aquí les dejo el enlace que les permitirá hacerlo. ¡Feliz lectura!
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