"La ternura de los lobos" una novela de Stef Penney en el Canadá del siglo XIX
Hoy quisiera comentar una novela, “La ternura de los lobos”, que en su momento llamó mi atención. La novela que firma la escocesa Stef
Penney reúne una serie de características que justifican mi comentario. En
primer lugar fue la primera novela de una autora desconocida con la que consiguió
un éxito de crítica y público resonante, por otro lado el relato nos sitúa en el Canadá
del siglo XIX y lo hace con una riqueza de detalles y un realismo que sorprende
toda vez que la autora no conocía el país. La novela está
protagonizada por una mujer que se va a desenvolver en un “mundo de hombres”
con una suficiencia y autoridad sorprendentes; por todo esto y alguna cosa
más fue por lo que decidí hace ya muchos años recomendar su lectura a los espectadores del
programa que sobre los libros presentaba en televisión.
Vamos a conocer algo de la vida de esta autora escocesa.
Nació el año 1969 en Edimburgo. Estudió Filosofía y Teología en la Universidad
de Bristol. Poco a poco los distintos trabajos que ejerció la fueron acercando hasta la industria del cine. Ha trabajado para la televisión, ha escrito guiones
cinematográficos e incluso ha dirigido unas cuantas películas. Como ya he dicho
“La ternura de los lobos" fue su primera novela, y con ella consiguió el Costa
Book Awards y el Theakston's Crime Novel of the Year Award.
El libro que narra un brutal asesinato cometido en la persona de Laurente Jammet y
la desaparición de Francis Ross un joven considerado sospechoso del crimen, se
desarrolla en Canadá, tal y como ya he dicho antes, país que curiosamente no ha
visitado nunca Stef Penney por padecer agorafobia. La autora utilizó mapas del
país norteamericano y diversos documentos de la Biblioteca Británica para
ambientar la novela. Penney concibió su novela como un viaje emocional, para
el que llevó a cabo una ingente tarea de investigación para después poner a trabajar
su imaginación. En una entrevista confesaba que sintió el temor de ser
considerada un fraude por los lectores canadienses, pero está claro que el
trabajo de documentación, la poderosa imaginación de la autora y su capacidad
literaria evitaron esa posibilidad.
Dice Penney que si escribes sobre aquello que te apasiona
triunfarás. Lo cierto es que la novela fue
excepcionalmente aceptada por todos sus lectores y la crítica. Sitúa el inicio
del relato en Dove River, un pequeño núcleo imaginario fundado por los colonos escoceses
que desde el siglo XVII hasta el XIX se vieron obligados por miles a abandonar
su patria y sus tierras presionados por los terratenientes, que por la fuerza
limpiaron de pequeños agricultores las Higlands, un tenebroso fenómeno que necesita sin
duda de una buena novela que alguien debiera escribir algún día.
En Dove River la protagonista, la señora Ross, descubre el cadáver de Laurent Jammet, un francés de Québec, católico y que
vive en las cercanías de ese núcleo de escoceses. El cadáver presenta
clarísimas señales de violencia y es investigado por Knox, el ciudadano más
prominente de la aldea. Pero la preocupación de la protagonista es importante. Su
hijo Francis Ross ha desaparecido, ella sabe o por mejor decir presiente que
algo tiene que ver su hijo con la muerte del francés. Así que la madre del
chico, ante el desinterés del padre, recurrirá a un guía mestizo para lanzarse a buscarlo por un territorio
brutal y hostil, en el que confluyen un amplio abanico de personajes motivados
por el amor, la ambición y oscuros intereses.
El relato nos va a describir un territorio en pleno dominio
británico, con la Hudson Bay Company como gobierno de facto que controla el
comercio de las preciadas pieles y rige las vidas de los habitantes del enclave
canadiense. Hay que subrayar la fidelidad histórica con la que el relato nos
explica la realidad social de aquellos territorios. La protagonista que es una
mujer valiente que desprecia las convenciones sociales de la época, se pone en
viaje acompañada del guía indio y está dotada de la fortaleza física que
requiere la aventura. La señora Ross es el único de los personajes narrado en
primera persona, recurso literario con el que la autora consigue subrayar su
fuerza y determinación.
El desarrollo de la investigación para aclarar los dos
hechos con los que arranca la narración nos llevan a enrolarnos en una
concatenación de acontecimientos y circunstancias, que apenas dan la
oportunidad al lector de respirar y procesar con claridad el aluvión de sucesos
que se le viene encima, protagonizados por una serie de personajes
perfectamente dibujados. La historia arranca de manera abrupta y conforme
avanza el ritmo se vuelve cada vez más trepidante e incluso absorbente hasta
acabar en un precipitado final.
Stef Penney nos ofrece en este trabajo literario una obra a
caballo entre la novela de suspense, una sugerente contribución histórica y el guion
cinematográfico. En cualquier caso, no deja de ser una atractiva novela con
todos los ingredientes necesarios. Nos encontraremos con asesinatos,
desapariciones, historias de amor y distintos misterios que van a añadir interés al relato, un relato
que tiene la virtud de poner de manifiesto, que la condición violenta y cruel
del ser humano siempre le ha acompañado y es universal, aunque en esta ocasión
vaya revestida de las singularidades que ofrecen un puñado de pioneros,
buscavidas y cazadores.
Hablando del variopinto catálogo de personajes es de
resaltar la habilidad que ha tenido la autora para crearlos de la nada, bueno
de la nada no, del trabajo de documentación histórica, pues sorprende que haya sido capaz de crear una serie de personas que le son absolutamente extraños,
aquilatando hasta el milímetro sus descripciones e idiosincrasias. ¿Una novela
de aventuras? pues sí, pero además un relato que nos pone en contacto con una
sociedad que no conocemos demasiado y con unos territorios francamente
desconocidos. Un Canadá desapacible y gélido en el que conviven gentes muy
diversas, que han sido perfectamente retratadas por la cuidada prosa de la
autora.
Bien escrita y mucho mejor documentada, creo que es una novela que puede gustar a todos ustedes. A los que aprecien los relatos de aventuras que no lo duden, pero no queda ahí la aportación de la novelista, la figura de la señora Ross, pone en valor el importante papel de las mujeres en aquellos territorios absolutamente inhóspitos. Una novela entretenida y atrayente, a mí me gustó y por eso la recomiendo.
Hasta aquí hemos llegado espero que si Dios quiere nos volvamos a encontrar por aquí el próximo martes. Hasta entonces cuídense mucho y disfruten hoy de la Fiesta del Libro.
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