"Los nombres prestados" de Alexis Ravelo. Premio de Novela Café Gijón 2021
Hace algo más de un año citaba en este blog la letra de un
antiguo bolero que en uno de sus versos decía: “…Dicen que la distancia es el
olvido” y lo hacía para significar la difícil situación de los escritores que
viven y escriben en Canarias para conseguir que su obra llegue a la mayoría de
los lectores peninsulares. Lo hacía porque me disponía a comentar la figura de
Alexis Ravelo un escritor canario de novela negra, bueno de novela negra y de
muchas cosas más porque hasta que no consiguió imponer su calidad literaria
tuvo que dedicarse a tocar todos los palos que le permitieran ganarse la vida escribiendo, que desde siempre su vocación fue la de escritor.
Alexis Ravelo es canarión, nació en Las Palmas de Gran
Canaria en el año 1971, como ya he dicho en la actualidad es un escritor
especialmente destacado en el campo de la novela negra, el cuento y el
microrrelato. Fue en Fuerteventura donde ganó en el año 2000 el premio Poeta
Domingo Velázquez, que patrocina el Cabildo de Fuerteventura, galardón que
conllevaba la publicación de la obra premiada por la institución y así
consiguió publicar su primer libro de relatos “Segundas personas”; seis años después
publicaba con una pequeña editorial canaria, Anroart, el primer libro de la
serie que le iba a llevar al éxito: “Tres funerales para Eladio Monroy. Una
serie negra protagonizada por Eladio Monroy un buscavidas, cínico y violento,
ambientada en la ciudad de Las Palmas. En esta editorial siguió publicando
hasta que en el año 2013 publica en Alrevés Editorial “La estrategia del
pequinés” y se introduce poco a poco en el circuito editorial peninsular hasta
que en el año 2016 consigue que le publique la editorial Siruela lo que, desde
mi punto de vista y supongo que también desde el del autor, supone un auténtico
triunfo.
El año pasado ganó el Premio de Novela Café Gijón con el
relato que me propongo comentar “Los nombres prestados”, novela que cuenta en
este mundo traidor con otra novela homónima que publicó la escritora argentina Verónica
Sukaczer en el año 2015, aunque ya les anticipo que nada tiene que ver con el
relato de Ravelo. En el blog que tiene el autor, Ceremonias se llama, Ravelo decía
hablando de la novela y del premio recibido: “Para quien se ha formado en la
artesanía literaria y ha conseguido cierta popularidad cultivando un género
cuya etiqueta lleva pegada siempre, una distinción como esta, dedicada a
premiar la literatura (sin adjetivo), supone un espaldarazo y una verdadera
puesta de largo. Al pensar en esto, siento que siempre estoy empezando, aunque
sea a los cincuenta años y veintitantos libros después. Y, se me ocurre, esa es
una manera perfecta de mantenerme joven”.
Vaya por delante que “Los nombres prestados” no es una
novela negra, o al menos a mí no me lo parece, en eso estamos de acuerdo el
autor y yo. Alexis Ravelo duda si esta novela es una obra de género aunque
afirma que de serlo el resultado final respondería más a la estructura de un
western que a la de un thriller o a un relato negro. Personalmente me inclino
por incluirla en el género que inventó el librero Paco Camarasa, es decir, en el
género negro criminal, un concepto más amplio que el negro, y aunque como es
lógico tenga muchísimo respeto al autor, debo decir que no veo a la novela
incluida en el género del western.
Pero para gustos colores que decía aquél, ahí está el jurado
que le concedió el premio que decidió echarse su particular cuarto a espadas y
decía del relato: “… es una novela sobre el dolor y la culpa, sobre la memoria
y la redención, una reflexión sobre la gangrena que acecha a toda herida
abierta” que está muy bien y supongo que queda de maravilla en una faja
editorial. Puestos a decir cosas a mí me parece una novela que pone de relieve
la terrible dualidad del ser humano, que como individuo es capaz de hacer lo mejor y lo peor de este
mundo.
Precisamente dándole vueltas a lo de la dichosa dualidad me
acordé de Jean Jacques Rousseau que en su novela “Emilio o de la educación”,
publicada en 1762. Afirmaba que “…el ser humano está orientado naturalmente
para el bien, pues el hombre nace bueno y libre…”, siempre he pensado que la
infeliz ocurrencia de Rousseau ha causado unos daños irreparables a nuestra
sociedad porque lo cierto es que su pensamiento influyó de manera muy
importante en el desarrollo de la pedagogía moderna. Desde mi modestísimo punto de vista es
absolutamente falso que el hombre sea bueno por naturaleza, el hombre nace a
este mundo siendo potencialmente bueno y malo, después será el momento, la
educación, las circunstancias de la vida y la voluntad del individuo las que le
inclinen hacia una u otra cara de la moneda.
A mí me ha interesado mucho la novela de Alexis Ravelo
porque nos presenta a sus protagonistas que son el paradigma de lo que digo, gentes
con las manos manchadas de sangre pero capaces de hacer el bien. Tanto Marta Ferrer
como Tomás Laguna son la demostración que el ser humano es bueno o malo según sean
sus particulares circunstancias o de acuerdo con lo que les suceda en según qué
momento de sus vidas, capaces de ser verdugos y víctimas sin que eso signifique
que vayan a quedar perpetuamente incluidos en una u otra categoría.
No quiero comentarles mucho de la novela porque el propio
Alexis Ravelo se queja con razón que en la sinopsis del libro se explican demasiadas
cosas. De hecho si se deciden a acometer su lectura, les recomiendo que lean el
relato y cuando lo acaben, si así lo desean, se lean la dichosa sinopsis que
figura en la contraportada del libro.
Ravelo nos sitúa en un pueblo, Nidocuervo, una población
ficticia de una isla ficticia, pero situado en la España de los años 80 del
pasado siglo En las afueras de Nidocuervo vive Marta Ferrer una traductora que
ha alquilado una casa en la que habita junto a Abel, un adolescente que sufre
un retraso mental; relativamente cerca de su casa, en una vivienda a la orilla
de la carretera que conduce a Nidocuervo vive Tomás Laguna, un corredor de
seguros jubilado que vive en la compañía de su perro Roco, poco a poco los
cuatro protagonistas del relato comenzarán a interactuar y el resultado de esa
relación les aseguro que les va a sorprender.
La traductora y el corredor de seguros ocultan un pasado
duro y sangriento y hasta aquí puedo leer, porque no quisiera chafarles la historia.
La novela se lee muy bien, la trama es muy interesante y los personajes están
bien conseguidos, no esperen un estudio psicológico profundo pero Ravelo se las
apaña para ponernos ante unos personajes bien construidos con apenas un par de
pinceladas. La recomiendo sin duda y vuelvo a insistirles, no lean la sinopsis,
si lo hacen perderán algo de la emoción que Ravelo crea a través de su relato y
sería una pena.
Hasta aquí hemos llegado, espero que si Dios quiere nos
volvamos a encontrar por aquí el próximo jueves. Hasta ese momento, ya saben,
cuídense mucho.
Como probablemente sepan ustedes he publicado una novela negra "Al madero no le gusta la ropa vieja" cuyo escenario es Fuerteventura y su capital, Puerto del Rosario. Sus protagonistas, dos guardiaciviles que investigarán un homicidio. Por si estuvieran interesados en adquirir un ejemplar aquí les dejo el enlace que les permitirá hacerlo. ¡Feliz lectura!
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