"La velocidad de la Luz". Javier Cercas escribe sobre la capacidad del hombre para hacer el mal
Hacía tiempo que daba vueltas en mi cabeza un pensamiento, no era capaz de recordar si les había comentado en este blog la novela “Soldados de Salamina” de Javier Cercas que estoy seguro comenté en ese programa de televisión en el que hablaba sobre los libros y del que extraigo las obras que aparecen por aquí. Así que el jueves me dediqué a buscar entre mis apuntes y no pude encontrar ningún dato al respecto, aunque sí me tropecé con otra novela de este autor, “La velocidad de la luz” y, como a falta de pan buenas son las tortas, decidí que el comentario de hoy versaría precisamente sobre este relato.
Javier Cercas nació en Ibahernando en la provincia de Cáceres, trabajó durante dos o tres años en la Universidad de Illinois, lo que le permite exhibir en esta obra el profundo conocimiento que de Estados Unidos y sobre todo de su Medio Oeste tiene nuestro autor, éste conoce perfectamente la sociedad americana de una ciudad pequeña universitaria y eso se nota a lo largo de la presente novela.
Trabajó como profesor de literatura española en la
Universidad de Gerona hasta que el éxito de ventas de su novela “Soldados de
Salamina” le convenció para dedicarse en exclusiva a la literatura. Lleva mucho
tiempo siendo un escritor de éxito, tras la acogida que obtuvo con “Soldados
de Salamina" de la que vendió más de un millón de ejemplares y que fue llevada
al cine, Javier Cercas volvió a la carga y puso a la venta “La velocidad de la
luz”, en la que en contra de lo que parecía que sostenía el autor en su anterior
novela, nos presenta un relato en el que en lugar de hablarnos de la bondad de
algunos hombres, nos sumerge de hoz y coz en el mal que existe
en el corazón de todos los seres humanos y en la infinita capacidad de hacer
daño de la que es capaz la especie humana.
Aunque en el texto de “La velocidad de la luz” uno de los
personajes dice que: “Todas las novelas son autobiográficas, incluso las
malas”, tengo que advertir que, sin entrar a fondo en esa afirmación,
entiendo que esta novela tiene mucho de autobiográfica, aunque no sea mala. En ella vamos a encontrar personajes que ya conocemos
de otras obras de nuestro autor, por ejemplo, el personaje de Marcelo Cuartero
aparecía ya en “El vientre de la Ballena” ¿eso quiere decir que Javier Cercas
escribe una continuación de otros relatos en esta obra?, pues yo creo que no, sin
embargo me parece que esta novela sí puede entenderse como la
presentación de las consecuencias de la guerra sobre la conducta del ser
humano, aunque de una manera absolutamente distinta a como lo hacía en “Soldados de
Salamina”.
En aquel relato Cercas nos
presentaba una serie de acciones y conductas profundamente solidarias, en un
entorno cruel como es el de la guerra y en “La velocidad de la luz” nuestro autor hace
una reflexión sobre el mal que anida en el corazón de todos los hombres y en la
capacidad que tenemos para hacer daño de todos y cada uno de nosotros,
aunque no hay que pensar que la afirmación que trasluce a lo largo del relato y
que mantiene el autor, signifique que con esa posición Cercas
justifique el mal. Aunque alguno podría afirmar que, si en potencia, todos somos
capaces de convertirnos en auténticos monstruos, si todos almacenamos en
nuestra psique esa funesta capacidad, entonces la existencia del mal estaría
justificada. Por el contrario, yo entiendo con Cercas que la grandeza del
hombre reside precisamente en la capacidad de no ejercer una posibilidad que le
dan los mecanismos ocultos de su psicología.
La novela se lee con facilidad y está compuesta por cuatro
partes, Todos los caminos, Barras y estrellas, Puerta de Piedra y el Álgebra de
los muertos. Javier Cercas nos presenta en su novela a dos personajes
principales, un profesor español, el narrador, pues la obra está escrita en
primera persona, lo que contribuye a hacerla más próxima, más cercana al lector, y un americano que dan clases de español en una pequeña Universidad, entre
ellos se va a desarrollar un curioso paralelismo, por una parte el protagonista
y con él los lectores vamos a descubrir que ese curioso personaje con el que
trata el profesor español va a resultar un verdadero monstruo que durante la
guerra de Vietnam participó en matanzas y masacres.
Por otra, Cercas nos va a hacer reflexionar sobre el
envilecimiento que el éxito literario produce en el protagonista de la obra.
Los dos amigos se van a ir encontrando en distintos momentos de sus vidas y eso nos
va a permitir conocer el desarrollo de la tesis de Javier Cercas. Y esa tesis
no es otra que la de que Javier Cercas escribe aventuras, sobre la aventura que
supone escribir; porque “La velocidad de la luz”, además de la reflexión sobre
la capacidad de hacer el mal del ser humano, nos enseña cual es el proceso de
la creación de un escritor y el influjo del éxito literario sobre la vida de
este autor y eso también nos lo cuenta Cercas en esta obra.
En definitiva, el autor en “La velocidad de la luz” ha pretendido
hacer una reflexión sobre la infinita estupidez de la guerra y a la vez nos
presenta una indagación sobre la necedad del éxito, en este caso, literario. Desde
luego la obra tiene muchos detalles autobiográficos, como ya he señalado, pero
el propio autor nos dice que: “Que la novela sea autobiográfica, no significa
que esté contando mi vida, lo que hace un escritor es enmascarar su propia
experiencia con la técnica. En esta novela presento una serie de juegos, de
guiños que invitan a leer esta novela en clave autobiográfica, pero la realidad
es que está mucho más fabulada que “Soldados de Salamina”.
Siempre el gran reto de la literatura narrativa ha sido
crear una ilusión que se perciba como realidad, y esto es lo que Cercas logra situando
unos destinos humanos en circunstancias verosímiles y contando su peripecia
mediante un buen argumento. Lo que nos relata el autor en “La velocidad de la
luz” es algo que creo será del interés de los lectores ya que en mayor o menor
medida la existencia del mal nos concierne a todos. Además, está escrita con un
lenguaje que atrae y el hecho de estar redactada en primera persona, como ya he
dicho antes, aproxima el relato a los lectores.
Por tanto y como pueden figurarse la recomiendo, creo que es
un buen libro en el que encontraremos una profunda reflexión sobre la capacidad
que tenemos los humanos para hacer mal y el envilecimiento que produce el éxito,
temas que por desgracia están de la más rabiosa actualidad.
Hasta aquí hemos llegado, espero que si Dios quiere nos volvamos a encontrar por aquí el próximo martes. Hasta entonces cuídense mucho.
Un abrazo.
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