A pesar de todo: ¡Feliz año 2025!

 



Quedan muy poquitas horas para que este 2024, que ha hecho bueno el refrán que advierte que “año bisiesto año siniestro”, nos abandone. Un año que ha sido, para qué vamos a engañarnos, malo de solemnidad:

Hemos sufrido desastres naturales, con unas consecuencias terribles en el plano económico, que parece hagan olvidar las pérdidas en vidas humanas y el triste destino de las víctimas que siguen necesitando la ayuda, que increíblemente les llega con cuentagotas.

Si hablamos de economía parece que en términos macroeconómicos en España la cosa funciona bien, al menos eso nos dicen; pero paradójicamente a los ciudadanos nos va francamente mal. La cesta de la compra disparada, qué decir del precio de la vivienda o de los alquileres, la presión fiscal asfixiando a los asalariados, los precios de la energía eléctrica por las nubes, la pobreza infantil creciendo, el ahorro familiar y la productividad bajando y el empleo, bueno del empleo es difícil hablar porque ya se encarga el gobierno de maquillar los números, pero si estudiamos las horas trabajados, ahí no hay maquillaje que valga, muchísimas horas menos trabajadas lo que indica que la política socialista creará muchos empleos pero hay menos trabajo.

La inseguridad crece, la calidad de nuestra sanidad o del sistema de educación nacional, por llamarlo de alguna manera, decrecen. En nuestro país sufrimos las consecuencias del problema migratorio que pone de manifiesto la terrible insolidaridad de los partidos políticos -sálvese el que pueda- que se limitan a intentar sacar ventaja política de una tragedia espantosa y que a la mayoría de los ciudadanos, inmersos en esa polarización de la sociedad, buscada por el presente gobierno, les deja indiferentes. ¿Horrorizados? Pues sí pero sólo en el plano teórico, a efectos prácticos la reacción ciudadana es prácticamente nula

Habrá quién se sienta molesto por esta afirmación, pero por desgracia la ciudadanía anda ocupada en sus cosas y no es capaz de unirse para hacer frente a los gravísimos problemas que nos afectan a todos.

En el terreno internacional más inseguridad, más conflictos armados, más hambrunas y muy pocas soluciones.

2024 ha sido un mal año, pero el año 2023 no es que fuera mucho mejor, así que me temo que estamos metidos en una mala racha que no parece que tenga visos de solución. Se me viene a la cabeza una frase que me pone los pelos de punta; “No hay dos sin tres”. Esperemos que no sea así y que el año que nos disponemos a recibir sea menos malo que los dos anteriores.

Hace justamente un año decía, ante mi mal pronóstico para el año que todavía colea, que un pesimista no es otra cosa que un optimista bien informado. Estamos en las mismas, no parece que las cosas vayan a mejorar, Quiénes tienen el mandato constitucional y los medios para hacerlo no parecen estar interesados en resolver los problemas que nos acucian, por el contrario parece que estén dedicados alegremente a crear problemas allá donde no los hay.

Ojalá la realidad contradiga todas mis afirmaciones a lo largo del año 2025, ojalá cambien las cosas y podamos vivir con salud, en paz y seguridad del fruto de nuestro trabajo.

Terminaré como terminé mi comentario sobre la llegada del año 2024.

En el uso de toda la fe y de la esperanza que me queda, de corazón os deseo a todos un feliz año 2025.

Que así sea

 


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